domingo, 9 de mayo de 2021

Volver al Padre

 

Volver al Padre


“Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”. Lucas 15:24

“El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Lucas 15:31

En estos versículos vemos a dos hijos que no son muy diferentes, cada uno a su manera está distante de su padre. Uno que teniéndolo todo a su lado, decide reclamar su herencia, irse lejos, vivir bajo su criterio y sus propios recursos, hasta que los malgasta y llega a su ruina. Otro que siempre estando con el padre, con todo a su disposición, no disfruta de nada, es ingrato, celoso y amargado por lo que su padre le da a su hermano.

Algunos cristianos somos así, tenemos todo con nuestro Padre celestial, pero no queremos vivir bajo su amparo, gozando de todas las riquezas espirituales que nos da, sino que queremos ser independientes, haciendo lo contrario a su voluntad, viviendo en nuestra carne y en nuestros pensamientos.

Otros, quizás estamos de alguna manera con Dios, sirviendo de pronto en la iglesia, con todos los recursos espirituales a nuestro alcance, pero por estar viendo las fallas de otros o las bendiciones que Dios les da, no disfrutamos de lo que ya tenemos. No estamos viviendo en la plenitud de Cristo, deleitándonos en su Presencia, sino que estamos tan ocupados, en tantas cosas, que hemos dejado la prioridad de estar con Dios, hemos cambiado la comunión por el activismo, el legalismo y la religiosidad, esto nos hace perder nuestra identidad espiritual como hijos de Dios y nos lleva a vivir como mendigos.

En ambos casos debemos hacer un alto para volver verdaderamente a nuestro fiel Padre, que nunca cambia, que siempre está dispuesto y con sus brazos abiertos para recibirnos, amarnos, restaurarnos y vestirnos con las mejores galas. Para eso, debemos reconocer nuestro pecado por nuestras vidas desperdiciadas, siendo honestos al aceptar nuestros pecados que nos han impedido disfrutar de la comunión con Dios, recordar nuestra identidad en Cristo y en agradecimiento por todo lo que poseemos en Él.  Oración.

«Padre amado, perdóname si me he alejado de ti, si por querer vivir a mi antojo no me he cubierto bajo tu amparo y cuidado, o si aun estando contigo otras cosas han ocupado tu lugar y no me he deleitado en tu presencia, ni gozado de la plenitud en Cristo. Enséñame a ser agradecido y a disfrutar de todo lo que poseo en ti, esa identidad que me hace hijo y coheredero juntamente con Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.