domingo, 21 de junio de 2015

Romanos.6.v6-8

Romanos.6.v6-8 El castigo del pecado y el poder que tenía sobre nuestras vidas murió con Cristo en la cruz. Nuestro "viejo hombre", lleno de pecado, murió de una vez por todas y ahora estamos libres de su poder. El "cuerpo del pecado" no es el humano, sino nuestra naturaleza rebelde amante del pecado heredada de Adán. A pesar de que nuestro cuerpo coopera voluntariamente con nuestra naturaleza pecaminosa, no debemos por ello considerarlo malvado. Lo que es malo es el pecado en nosotros. Y lo que se derrota es ese poder del pecado en acción en nuestros cuerpos. Pablo acaba de establecer que la fe en Cristo nos declara absueltos, "inocentes" ante Dios. Aquí Pablo enfatiza que ya no necesitamos una vida bajo el poder del pecado. Dios no nos saca del mundo ni nos convierte en robots. A veces sentiremos deseos de pecar y algunas veces lo haremos. La diferencia radica en que antes de ser salvos, éramos esclavos de nuestra naturaleza pecaminosa, pero ahora podemos elegir vivir para Cristo (véase Gal_2:20).

6.8 Debido a la muerte y resurrección de Cristo, sus seguidores no tienen por qué temer a la muerte. La seguridad que nos da nos permite disfrutar compañerismo con El y hacer su voluntad. Esto se reflejará en todas nuestras actividades: trabajo y adoración, distracción, estudio bíblico, meditación y servicio a otros. Cuando comprenda que no teme a la muerte, experimentará un nuevo vigor en la vida.