miércoles, 5 de octubre de 2022

Aliento de vida

 


Aliento de vida

“Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová”. Ezequiel 37:5-6

Esta visión en Ezequiel fue dada a los judíos desfallecientes que estaban en cautiverio, para animarlos espiritualmente, porque Dios los iba a restaurar de su dispersión tan prolongada, anunciando de esta manera que Israel renacería como nación.

Ningún poder creado puede dar vida y restaurar de la manera que dice el pasaje de Ezequiel, solo Dios puede hacerlo. Aquí se describe que la piel y la carne cubrieron los huesos secos y luego se le dio una orden al viento que soplara sobre esos cuerpos para que revivieran. El viento en la Biblia es figura del Espíritu Santo y representa el poder vivificante. Solo Dios puede hacer que nos levantemos, cuando pone su aliento de vida dentro de nosotros para que volvamos a vivir.

Es lo mismo que expresó el Señor Jesús a Nicodemo en Juan 3:8 “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. Nuestro amado Salvador habla de la necesidad de un nuevo nacimiento y de una regeneración; nacer de nuevo es el comienzo de una vida espiritual (Juan 3:5-6).

Pero para nosotros, los creyentes, es una clara alusión a la resurrección de los muertos, porque al final de los tiempos Jesús regresará y por su poder abrirá nuestras tumbas para levantarnos con Él a su gloria eterna. Pablo lo dice de esta manera: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 tesalonicenses 4:16-17).

También representa el poder y la gracia de Dios en el momento de la conversión, donde pasamos de muerte a vida, cuando su Espíritu es puesto dentro de nosotros y nos guarda para salvación por su poder, por medio de la fe. Juan 5:24 dice: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”.

Hermanos, si hoy nos sentimos secos, cansados y desesperados por las situaciones que parece que no cambian, es el momento de recordar que el Señor nos ha dado vida y vida en abundancia (Juan 10:10). Hoy te invito a que pasemos tiempo, pidiendo a Dios, poder respirar esa nueva vida y tomemos aliento por medio del Espíritu Santo, diciéndole que nos llene nuevamente.   Oración.

«Amado Padre, gracias por ser el dador de vida; hoy te pido que el poder vivificante de tu Santo Espíritu avive el fuego de mi corazón, para poder disfrutar la vida en plenitud a la que me has llamado, por medio de la obra de Jesús a través de su resurrección. Que tu aliento de vida me levante de mi condición de desesperanza y muerte, para caminar nuevamente en comunión contigo. Lléname una vez más de tu Santo Espíritu, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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