lunes, 28 de enero de 2019

REMONTARNOS


REMONTARNOS A LA PRESENCIA DE DIOS
El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:29-31
En este pasaje encontramos una ilustración que nos imparte el Espíritu Santo a través de la figura del águila, mostrándonos el impulso del hombre de llegar a Dios y el anhelo de remontarse hasta la presencia de Dios. Las águilas no fueron creadas para solamente dar aletazos sino para remontarse a grandes alturas y para ser libres, ellas aprenden a volar sin esfuerzo porque esperan el viento en una roca, para probar las corrientes de aire y cuando son favorables se remontan.
Este secreto del águila es el mismo que nos dice la Palabra “los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas”. Un cristiano debería volar sin esfuerzos cuando aprende a esperar y a caminar en la plenitud del Espíritu de Dios, viviendo una vida sobrenatural, una vida de fe, donde no mira las circunstancias terrenales, sino que visualiza a Dios en las alturas.
Hemos sido llamados a participar de la naturaleza divina, para vivir en una atmósfera santa, lejos de la contaminación del mundo. ¿Cuánto conocimiento tenemos del mover del Espíritu de Dios? Percibir al Espíritu Santo es más que un sentimiento subjetivo, es llenar nuestra mente de las cosas del Espíritu y caminar en rectitud obedeciendo la Palabra de Dios para conocer y hacer su voluntad. Si no permitimos que la Palabra de Dios gobierne nuestra vida entonces nos gobernará el pecado y no podremos remontarnos a la presencia de Dios; sería solo un batir de alas.
Un águila en cautiverio es un ave sin todo su potencial, igualmente el cristiano cautivo en el pecado, sin libertad en el Espíritu, vive una vida en derrota e inmundicia. Gálatas 5:1 “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estés otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Los que esperan en Dios tendrán nuevas fuerzas físicas y espirituales. Este poder proviene de la fe. Por muy fuertes que seamos hay momentos que nos podemos cansar por las dificultades de la vida, ahí es donde necesitamos el poder y la fuerza de Dios, que nunca disminuyen, que nunca se agotan. Él nunca está cansado para escucharnos y ayudarnos. Cuando le clamamos, Él puede renovar nuestras fuerzas y acrecentar las.
El creyente que en todas las situaciones ora y espera, se fortalece en el Señor.  Oración.
Señor Jesucristo, gracias por tu obra de gracia en mi vida, porque la perfeccionarás hasta tu regreso. Quiero estar contigo en humilde dependencia, ayúdame a caminar en el Espíritu para renovar mis fuerzas cada día y para vivir en la plenitud de tu presencia. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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