lunes, 5 de noviembre de 2018

La prueba de vuestra fe produce paciencia


Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”, Santiago 1:2-3
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”, Romanos 5:3-4
¿Quién no quiere sabiduría para guiarse en medio de las pruebas? Cuando estamos en dificultades y pruebas lo más difícil es regular nuestro espíritu y administrar nuestros asuntos. Es cuando necesitamos pedir la sabiduría de Dios. Y dice Santiago “a todo aquel que la pide se le dará abundantemente y sin reproche”.
Solo en el poder de Dios podemos estar firmes y seguros. La tribulación debe producir paciencia, por medio de la poderosa gracia de Dios, y la paciencia debe llenarnos de esperanza. Esta esperanza está sellada por el Espíritu Santo de Amor, que no nos dejará avergonzar.
Cuando nuestra mente está ocupada en lo espiritual y eterno y permanece firme en los caminos de Dios, crecerá en medio de las pruebas y se levantará sobre ellas. Porque ha aprendido que ninguna situación de la vida es tal, que impida regocijarse en Dios. Nuestras dificultades deben convertirse en períodos de aprendizaje. Ya que nos enseñan paciencia y a entender que el hecho de convertirnos en cristianos no nos libera automáticamente de los problemas, sino que la fe nos enseña a enfrentarlos correctamente, viéndolos desde la perspectiva de Dios. Cuando vemos las pruebas como un medio para crecer moral y espiritualmente, gozaremos de sus frutos.
Cuando somos sometidos a prueba se comprueba que tan genuinos somos en nuestra fe y cuanto estamos dispuestos a permanecer y a resistir con valentía. La perseverancia en sí misma tiene un efecto. Es como mantener una fina espada de metal en el fuego hasta que esté templada. En este caso, la espada es el creyente, el fuego es la prueba y el temple es que los creyentes llegan a estar completos (perfectos) y cabales, no quedándose atrás en nada.
Un carácter firme en Dios indica que estamos avanzando hacia la madurez espiritual y la plenitud. Conscientes de que las luchas diarias no amenazan nuestra paz y nuestra seguridad de Dios. Sino que produce en nosotros la capacidad de soportar, porque Dios está obrando de esa manera en nuestra vida y cumplirá su propósito en nosotros.  Señor hoy más que nunca pido tu sabiduría para guiar mi vida y para sortear las dificultades que se me presentan. Permíteme gozarme en ellas entendiendo que estas obrando en mi vida para formar tu carácter en mí y así permanecer firme hasta el fin. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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