domingo, 3 de marzo de 2024

Una conexión de vida

 Una conexión de vida

“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.”, Apocalipsis 22:1-2
Cristo, al morir y resucitar, restablece el paraíso que Dios preparó para el hombre, pero que por su desobediencia perdió, quitándole también acceso al árbol de la vida que según denota la escritura era para vida eterna (Génesis 3:22-24).
Cristo declara en su venida a la tierra acerca de esta vida eterna diciendo: “y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Juan 10:28) y también dice: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre” (Juan 6:27)
¿Y cómo entonces accedemos a esta vida eterna que Cristo quiere darnos? Nos enseña contundentemente la Palabra que es mediante la fe: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24)
Entonces tenemos acceso nuevamente al árbol de la vida colocando toda nuestra confianza en Cristo Jesús, él vino a restaurar y a salvar lo que se había perdido y tendremos acceso nuevamente a este lugar una vez Cristo nos resucite, mientras tanto nos ha dado como garantía de esta herencia, su Espíritu Santo, para poder ser guiados en esta tierra a vivir tal como él vivió, haciendo la voluntad de Dios, mientras esperamos la restauración final del paraíso perdido.
Así que estemos atentos a escuchar o leer su Palabra diariamente para experimentar y compartir con otros una conexión de vida eterna pues: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.“ (Apocalipsis 2:7) Oración.
«Gracias Padre porque me has restaurado, en la fe de Cristo soy nueva creación y tengo la esperanza de la resurrección para entrar a heredar el paraíso prometido, donde no habrá más maldición y te serviré por toda la eternidad. Por la gracia de Jesús y la comunión de tu Espíritu, amén