sábado, 9 de enero de 2016

Que El Miedo No Te Detenga

Que El Miedo No Te Detenga
“…DIOS, QUE HA COMENZADO EN VOSOTROS UNA LABOR TAN EXCELENTE, LA LLEVARÁ A FELIZ TÉRMINO…” (Filipenses 1:6
¿Te ha llamado Dios a hacer algo de lo que no te sientes capaz? ¿Se te ocurren cientos de personas que serían más aptas que tú para esa tarea? No importa lo que pienses porque Dios no ha elegido a nadie más que a ti, con tus limitaciones e inseguridades. A Él no le sorprende tu incompetencia porque “Su poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). La Biblia y El Temor.
“…MATEO SE LEVANTÓ Y LO SIGUIÓ” (Mateo 9:9
La recaudación de impuestos era un trabajo lucrativo para los romanos, pero para un judío como Mateo eso conllevaba traicionar a su pueblo, por lo que era despreciado por sus compatriotas y excluido de los actos religiosos. Pero eso no le impidió a Jesús llamarlo a ser discípulo. Y Mateo no dudó, “se levantó y lo siguió”.  “Donde todos veían a un usurero, Jesús vio una promesa… donde todos los demás veían a un traidor, Jesús vio a un seguidor leal. Donde todos veían a un fracasado, Jesús vio a un campeón de la fe… No importa quiénes seamos… nuestra formación… nuestra genealogía… nuestros contactos… o nuestra historia… Jesús tiene un plan… y necesita que cada uno de nosotros cumpla con el propósito divino dado por Dios”. Es normal inquietarse cuando hay cambios e incertidumbre, pero Dios dice: “¡Tened ánimo!… no temáis” (Mateo 14:27).
Un maestro de la Biblia escribió: “Dios sabe que es un camino duro… Sabe que nuestras capacidades y recursos no son los que nos dan fuerzas para el trayecto (Filipenses 4:13). Cuando tememos no ser capaces de hacer aquello que Dios nos ha encomendado… y que Él no nos va a proteger ni proveer… aceptamos la mentira de que nuestras circunstancias son mayores que Dios y nuestra fe se deposita en el altar de nuestras percepciones. Si eres como yo, muchas veces estarás temeroso de lo que pueda haber detrás del telón del llamado de Dios. Me frustra que Él no me deje echarle un vistazo… Él mantiene el telón de nuestro futuro bajado para que aprendamos a vivir por fe y no por vista, a fin de que estemos seguros de lo que esperamos y tengamos la confianza de que Dios obra en nuestras circunstancias actuales aunque no lo percibamos”.