martes, 26 de junio de 2012

Isaias 13


Isaias 13         Vv. 1-5.Las amenazas de la palabra de Dios presionan pesadamente al impío y son una carga dolorosa, demasiado pesada para que la soporten. Las personas reunidas para destruir Babilonia, son llamadas santificadas o nombradas de Dios; designados para este servicio y capacitados para realizarlo. Son llamados los poderosos de Dios, porque reciben poder de parte de Dios y van a usarlo para Él. Vienen desde lejos. Dios puede convertir en látigo y ruina a los que más alejados están de sus enemigos y, por tanto, son menos temidos.

Vv. 6-18.Aquí tenemos la terrible desolación de Babilonia hecha por los medos y los persas. Los que en el día de su paz eran soberbios, altivos y temibles, se desaniman mucho cuando llegan los problemas. Sus rostros los quema la llama. Todo consuelo y esperanza faltará. Las estrellas del cielo no darán su luz, el sol será oscurecido. Los profetas suelen emplear estas expresiones para describir las convulsiones de los gobiernos. Dios los visitará por su iniquidad, particularmente el pecado del orgullo que rebaja a los hombres. Habrá una escena general de horror. Quienes se unen a Babilonia deben esperar ser partícipes de sus plagas, Apocalipsis xviii, 4.
Todo lo que tienen los hombres es algo por lo cual darían su vida, pero ninguna riqueza del hombre puede ser el rescate de su vida. Haz aquí una pausa y pregúntate si los hombres deben ser así de crueles e inhumanos, y ve cuán corrupta se ha vuelto la naturaleza humana. Que los pequeñuelos sufran de ese modo, muestra que hay una culpa original por la cual se quita la vida tan pronto como empieza.
El día del Señor será indudablemente terrible de ira y furor, mucho más allá de todo lo expresado aquí. No habrá lugar alguno para que el pecador huya o intente escapar. Pero pocos actúan como si creyeran estas cosas.