jueves, 24 de septiembre de 2015

Salmos. 39.v1-3

Salmos. 39.v1-3
39.1-3 David determinó guardar su lengua para no pecar, así que decidió no quejarse ante otros de cómo Dios lo trataba. Sin dudas, David tenía razones para quejarse. Era el rey ungido de Israel, pero tuvo que esperar muchos años antes de asumir el trono. Luego uno de sus hijos trató de matarlo para ser rey en su lugar. Pero David decidió no quejarse de sus problemas con los demás, sino que llevó sus quejas directamente a Dios. Todos nos quejamos del trabajo, del dinero o de las situaciones en la vida, pero quejarnos ante otras personas puede hacerlas pensar que Dios quizás no tenga control sobre nosotros. También pudiera parecer como si culpáramos a Dios de nuestros problemas. En cambio, al igual que David, debemos llevar nuestros problemas directamente a Dios.