viernes, 9 de octubre de 2020

Señor, refléjate en mí

 

Señor, refléjate en mí


“y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. 2 corintios 5:15

“Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. Gálatas 5:25

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. 2 corintios 3:18

Ya que vivimos en el Espíritu, nuestra prioridad es seguir su guía en cada aspecto de nuestra vida. La palabra griega “stoijéo” significa “andar ordenadamente”, y la única manera de lograrlo es andando junto al Espíritu Santo. Los que hemos recibido la nueva vida ya no debemos vivir más para nosotros mismos, sino vivir para Aquel que murió y resucitó por nosotros. Colocando nuestros ojos en Jesús con una actitud de gratitud y alabanza por todo lo que hizo. Recordemos Hebreos 12:1-3: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”.

En la vida cristiana tenemos una meta y una inspiración. Nuestra meta es la semejanza con Cristo que debemos forjar con ayuda del Espíritu Santo. Nuestra inspiración es que estamos inmersos en una nube invisible de testigos; que han testificado con su vida, nos han inspirado con su fe en Jesucristo y ya son vencedores. Ahora nos toca a nosotros, en esta generación, inspirar a otros, corriendo la carrera espiritual tal como ellos lo hicieron, con esfuerzo, renuncia y consagración.

Cuando andamos en el Espíritu, los problemas que roban nuestro gozo empezarán a desvanecerse y sólo en Él encontraremos el verdadero deleite y fortaleza para nuestra vida. Quizás nos preguntamos a menudo ¿cuándo van a cambiar las cosas?, ¿cuándo veré respuesta a mis peticiones? Dios sabe el tiempo y lo hará, tengamos ánimo y continuemos la carrera que tenemos por delante andando en el Espíritu.  Oración.

«Señor Jesucristo, eres digno de que viva una vida extraordinaria para ti. Enséñame a andar en el Espíritu y así poder glorificarte con todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo. Aviva la llama de tu Espíritu para que sigas transformando mi vida y reflejando tu gloria en mí y así servir de inspiración a otros, siendo testigo de tu gracia y de tu amor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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