domingo, 29 de marzo de 2020

Adoremos a Dios aún en tiempos de adversidad


Adoremos a Dios aún en tiempos de adversidad

“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.” Hechos 16:25-34
Pablo y Silas se presentan ante los magistrados romanos, son azotados cruelmente y encarcelados en lo más profundo, por enseñar cosas que no eran conforme a las costumbres del mundo (Hechos 16:20-21), y la actitud de estos discípulos luego de suceder esto, allí en medio del encierro, del dolor por los azotes es: “…cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.”, (Hechos 16:25), podrían haber tomado el camino fácil, quejarse o lamentarse, pero creyendo la Palabra de nuestro Salvador, prefirieron ser bienaventurados al ser perseguidos y maltratados por causa de su nombre (Mateo 5:11-12).
El efecto de adorar a Dios en medio de la aflicción, fue que desataron el poder de Dios sobre sus vidas y las vidas de los que estaban alrededor de ellos. El carcelero y su casa se convirtieron al Señor, porque Pablo no quiso huir, sino que esperó la voluntad de Dios, luego fueron liberados por los mismos magistrados (Hechos 16:35, 39).
Esta es la misma actitud que debemos tener nosotros, en medio de las circunstancias difíciles, adorar a Dios, en medio de la noche más oscura, levantar nuestras manos caídas y darle a Dios toda gloria, honra y honor. Demostrarle que confiamos en sus designios y esperamos en Él. La verdad es que aun los creyentes tenemos grandes aflicciones pues vivimos en un mundo caído, pero Jesús nos dijo que: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). Es decir, Jesús en medio de cualquier situación difícil nos dará su paz y la fuerza para resistir, nuestra actitud debe ser mientras tanto, adorar al Rey. Luego, como sucedió con Pablo y Silas, se desatará el poder de Dios en nuestra vida y en la vida de los que nos rodean. Así que, ¿cómo manejas la adversidad en tu vida?  Oración.
«Aun en medio de la aflicción, te adoraré mi Señor Jesús, porque tú has vencido a la muerte y me diste vida eterna, si tú venciste, también en tu nombre puedo vencer mi desánimo, mis quejas y mala actitud ante las circunstancias al esperar en tu voluntad. Se que tienes un plan maravilloso para mi vida. Amén» Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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