domingo, 26 de mayo de 2024

Campo espiritual en ruinas

 


Campo espiritual en ruinas

«Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.» Mateo 13:4

En el devocional anterior concluimos que al no creer que hemos sido renovados por el Señor o al creerlo y tender a olvidarlo, vivimos de manera equivocada, pues creemos que nuestro campo (vidas) no es apto para poder dar fruto cuando recibimos la Palabra, y a esto es lo que se refiere el Señor con esta parte del pasaje, que tendemos a olvidar lo que Él nos ha enseñado porque no hemos permitido que su palabra penetre en nuestras vidas, a causa de nuestra dureza.

Al no permanecer la semilla (Palabra de Dios) en la vida de nosotros los creyentes nos hace más propensos a vivir de manera errónea, con campos espirituales en ruinas, sembrando y cosechando lo incorrecto, pues al faltarnos entendimiento y la sabiduría de Dios, no sabemos qué sembrar ni cómo cuidar nuestro campo, tal como le pasó a este hombre en Proverbios 24:30-31 “Pasé junto al campo del hombre perezoso, Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento; Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, Ortigas habían ya cubierto su faz, Y su cerca de piedra estaba ya destruida.» ¡Es increíble que como creyentes nos acostumbremos a vivir entre espinos, ortigas y con la cerca del campo destruida! Al tener un campo espiritual bajo esta condición lastimosamente hace que demos de lo que tenemos: Palabras hirientes, que son como esas espinas que chuzan, hieren los sentimientos de mi prójimo, o que son como ortiga que termina produciendo molestia cuando se reciben.

¿Qué hacer si tengo un campo espiritual de esta manera? Buscar la sabiduría de Dios (Santiago 1:5), pues recordemos que vivimos en un campo espiritual en ruinas por falta de entendimiento, pero para que esta sabiduría llegue a nosotros debemos reconocer que la necesitamos, porque quizás nuestra falta de entendimiento es porque pensamos que lo sabemos todo y que no necesitamos aprender más, pero si nos humillamos delante de Dios y reconocemos que hemos sido necios creyendo que somos sabios en nuestra propia prudencia, Él nos escuchará y alumbrará nuestro entendimiento, para ya no vivir en ruinas, sino de la manera en la que Dios lo desea, con un campo espiritual lleno de buen fruto.   Oración.

«Padre, no quiero tener mi campo espiritual en ruinas, quiero que él se vea como tú lo deseas, lleno de fruto para tener qué compartir con los demás. Ayúdame a mantenerlo limpio y ordenado por la meditación constante en tu palabra pues quiero conservarlo tal como Cristo me lo entregó, amén.