domingo, 1 de agosto de 2021

 Ciegos espiritualmente

“Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes.” Isaías 29:9-10

¿Quiénes son ciegos espiritualmente?

En primer lugar, encontramos a las personas incrédulas a las cuales el diablo les ha segado el entendimiento para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, (2 Corintios 4:3-4) y por lo tanto, tienen el entendimiento entenebrecido, están en ignorancia y con su corazón endurecido (Efesios 4:18), lo que los lleva a no poder ver la bondad de Dios, a no poder discernir la verdad y a ser incapaces de descubrir, entender y aceptar la voluntad de Dios (1 Corintios 2:14).

Sorprendentemente, los hijos de Dios también podemos pasar por tiempos de ceguera espiritual o de oscuridad, donde nos resulta difícil ver y entender lo que Dios quiere enseñarnos, porque hemos perdido la sensibilidad a sus mandamientos, escuchamos su Palabra, pero nos parece que no es para nosotros; nos dice el Señor, en la lectura Bíblica de hoy, que es como si estuviéramos embriagados, pero no de vino. También son épocas de ceguera espiritual cuando caemos en pecado, porque nos alejamos de Dios y nuestro corazón está envuelto en sus propios razonamientos, en su orgullo y su soberbia.

Lo grave de todo esto, es que no podemos entender ni transmitir con poder el mensaje de Dios, las buenas nuevas de salvación. Y cuando esto sucede, las personas se pueden extraviar porque no se acercan a Dios con el temor que Él merece; todo se convierte simplemente en mandamientos de hombres y nos olvidamos de cómo honrar a Dios verdaderamente.

Así que, querida iglesia, es hora de dejar esa falsa religiosidad que nos mantiene ciegos e incapaces de ver y entender la voluntad de Dios; es momento que nos volvamos a Él en amor y sinceridad, que nos dejemos limpiar de nuestra maldad y que lo invoquemos de verdad; Dios quiere una iglesia vivificada que clame a Él, es realmente sorprendente cómo Dios revela su consejo secreto a aquellos que le aman y le buscan verdaderamente, Él nos promete «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.» (Jeremías 33:3).   Oración.

«Señor, perdona tanta religiosidad de tu iglesia; fácilmente caemos en rutina y monotonía espiritual, nos volvemos indiferentes a tu voz, pero, sobre todo, a tu amor; perdona Señor nuestro pecado y límpianos de nuestra maldad. Te pedimos que abras nuestros ojos y oídos espirituales, que alumbres nuestro entendimiento para poder ver, escuchar y entender tu Palabra, tu voluntad y el propósito que tienes con cada uno de nosotros. Gracias Dios, en el poderoso nombre de Cristo Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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