miércoles, 28 de julio de 2021

Es por gracia, parte 2

 


Es por gracia, parte 2

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” 1 Corintios 15:10

Cuando nosotros observamos grandes héroes de la fe como en su tiempo lo fueron algunos personajes Bíblicos, y otros que podemos ver hoy en día peleando esa buena batalla de la fe, por ejemplo, el predicador o pastor que nos guía, el cantante que nos gusta escuchar, la pareja creyente de la cual tomamos consejo para nuestras relaciones y todas esas personas que vemos cómo influencian de manera positiva a la sociedad, generalmente nos quedamos sorprendidos por tan excelente sabiduría e inteligencia, admiramos sus talentos y capacidades y nos asombra saber que cuentan con algunos dones, decimos, ¿cómo habrán hecho para ser y hacer todo eso? Deben ser muy juiciosos, obedientes, disciplinados y persistentes.

Y si bien es necesario que de su parte haya disposición, lo que en realidad se necesita para servir y obedecer a Dios, es una característica muy especial que es recibida y no ganada, es algo que se da no por méritos sino como un don, y es la gracia de Dios, esa misma que veíamos en el devocional anterior cuando leíamos que por gracia hemos sido salvados (Efesios 2:8-9), la gracia que nos ha salvado de la esclavitud del pecado es la misma que se necesita para ser instrumentos de Dios, lo leíamos en el versículo de hoy cuando el apóstol Pablo escribió que por la gracia de Dios era lo que él era, había trabajado más que otros creyentes pero no por sus capacidades, su diligencia, sus talentos o cualidades, sino por la gracia de Dios que estaba con Él.

Y es lo único que también necesitamos tu y yo para obedecer a Dios y cumplir el propósito que Él tiene para nuestras vidas, no importan nuestras virtudes y defectos, qué tan poco o mucho estudio tengamos, qué tan débiles o fuertes nos sintamos, cual sea nuestra edad, cuántos recursos poseamos o en qué lugar nos encontremos; nuestro Señor es experto, claro y contundente diciéndonos, bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9). Es el poder del Señor Jesús reposando sobre cada uno de nosotros el que nos capacita para su obra. Así que, no tienes motivos para gloriarte y tampoco para negarte, porque no eres tú, es Jesucristo, es la gracia de Dios en ti.   Oración.

«Padre Santo, por mucho tiempo he pensado no estar preparado o capacitado para servirte, muchas veces hasta pienso que no puedo obedecerte, pero ese ha sido mi gran error, observarme a mí mismo, lo que yo tengo o lo que a mí me falta, cuando la verdad es que no soy yo, eres tú, es tu gracia lo que me salva y me sostiene, es tu poder el que se perfecciona en mi debilidad, permíteme comprender que con tu gracia basta, gracias porque no me la niegas y porque no es por obras que yo la gano, es tu regalo, tu bondad inagotable y suficiente en Cristo. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.