sábado, 15 de agosto de 2015

PROBLEMAS Y QUEJAS EN LOS SALMOS

PROBLEMAS Y QUEJAS EN LOS SALMOS
Podemos identificarnos con los salmos pues expresan nuestros sentimientos. Todos enfrentamos problemas, como los salmistas cientos de años atrás, y con frecuencia reaccionamos como ellos lo hicieron. En el Salmo 3, David le dice a Dios cómo se siente acerca de las probabilidades en su contra. Pero luego de tres versículos, el rey se da cuenta de que la presencia y el cuidado de Dios anulaban las probabilidades. Esta experiencia se ve repetida en varios salmos. Por lo general, la esperanza y la confianza en Dios sobrepasan el temor y el sufrimiento, pero algunas veces no. Aun así, los salmistas derramaban sus pensamientos y emociones delante de Dios. Cuando se sentían abandonados por Dios, se lo decían. Cuando se sentían impacientes porque Dios tomaba mucho tiempo en contestar sus oraciones, se lo decían. Se sentían en libertad de ser hombres y sinceros con su Creador porque reconocían la diferencia entre ellos y Dios. Es por eso que tantos de los salmos sombríos terminan en la luz. ¡Los salmistas empezaban expresando sus sentimientos y terminaban recordando con quién estaban hablando!
A pesar de que tenemos mucho en común con los salmistas, somos diferentes en dos sentidos: Puede que no le digamos a Dios lo que pensamos o sentimos y, por lo tanto, ¡tampoco reconocemos, ni siquiera vagamente, quién es el que escucha nuestras oraciones!
Cuando lea Salmos, tome en cuenta este esquema y ponga la visión del salmista a prueba. Puede que su apreciación y su conocimiento de Dios crezcan en la medida que usted es sincero con El.