viernes, 3 de enero de 2020

La gloriosa plenitud de Dios


La gloriosa plenitud de Dios
“y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”, Efesios 3:19
En la vida estamos en un aprendizaje constante, y consideramos diversos conocimientos como preciados y valiosos. El obtener una colegiatura, un título universitario, o el conocimiento para realizar una labor o trabajo son importantes, pero conocer el amor de Cristo excede a todos ellos.
El conocimiento del amor de Cristo es conocer la obra de Jesús, quien siendo Dios se hizo hombre, habitó entre nosotros y se humilló a sí mismo, se hizo obediente y obediente hasta la muerte en la cruz, cargó con nuestros pecados y toda nuestra maldad cayó sobre Él, inocente que nunca cometió pecado, justo por los injustos, y por sus llagas fuimos todos sanados, resucitó al tercer día y juntamente con Jesús fuimos resucitados, nos dio una nueva posición y un nuevo lugar a su lado. Este es el conocimiento máximo.
El conocer la obra realizada por Jesús nos lleva a ser llenos de la gloriosa plenitud de Dios, es donde encontramos la seguridad de salvación y la tranquilidad para vivir. En muchas ocasiones buscamos seguridad y tranquilidad en cosas efímeras, muchos las buscamos en las relaciones interpersonales, pero cuando esas relaciones fallan nos derrumbamos, en otras ocasiones buscamos desahogarnos en el alcohol, pero después de que pasan los efectos, nos encontramos en un punto aún peor, otras veces podemos buscarlas en la realización laboral, pero cuando nos despiden o fracasa nuestro negocio, también nos derrumbamos. La única forma de tener esa plenitud humana es en la realización espiritual, conociendo a Jesús y su incomparable y sublime amor, reteniendo sus palabras y poniéndolas por obra.
Hermano, guarda y pon por obra esta Palabra: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”, Josué 1:8.  Oración.
Padre Dios, solo tú eres sabio y entendido, contigo mora la sabiduría y tan solo quiero aprender de ti. Hoy reconozco que tu inteligencia es superior a la mía, y tu sabiduría es tan extensa y profunda que no alcanzo a comprender. Soy una persona que comete muchos errores, y a veces pienso que sé mucho, sin embargo, tú dices que si alguien se cree sabio se haga primero ignorante y pida sabiduría. Permíteme entender tu obra en la cruz y su impacto en mi vida. Quiero poner en primer lugar el conocimiento del amor de Cristo y poder experimentar tu plenitud en mi vida. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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