Nuestra herencia está en Cristo
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible,
incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados
por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está
preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” 1 Pedro 1:3-5
Romanos 8:16-17 dice “El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos;
herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con
él, para que juntamente con él seamos glorificados”. Es maravilloso comprender
esta verdad porque el mismo Espíritu de Dios es quien nos hace entender que
somos hijos de Dios al creer en nuestro Señor Jesucristo, y además nos revela
que al ser hechos hijos de Dios por la fe, nos convertimos en herederos suyos y
coherederos con Cristo, dándonos a entender que lo que es de Cristo, también es
para nosotros.
Ahora bien, esta herencia que como creyentes tenemos y que
como dice 1 Pedro 1:3-5 es integra, pura y eterna, se puede empezar a disfrutar
desde ahora, pues el Espíritu Santo nos lleva a vivir el reino de Dios aquí en
la tierra que como dice la escritura consiste en justicia, paz y gozo, unas de
las tantas riquezas que como herencia recibimos.
Colosenses 3:1-4 dice: “Si, pues, habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de
Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque
habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo,
vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con
él en gloria.” Así que hermanos, esta herencia que tenemos a diferencia de las
herencias terrenales que se dan cuando alguien muere, se ha hecho efectiva
gracias a la resurrección de Cristo, y si bien la disfrutaremos en su gloria
total en el cielo, podemos empezar a gozar de ella aquí en la tierra, y lo más
importante podemos compartirla, por lo cual la invitación es a compartir de
Cristo, para que otros también puedan gozar de esta maravillosa herencia. Oración.
«Padre Dios, gracias por ese gran amor que te llevó a
adoptarme como hijo tuyo al creer en tu Hijo Jesucristo y en su obra redentora
en la cruz, gracias⁰ porque aun sin merecerlo me has hecho coheredero con
Cristo, llevándome a tener una esperanza viva, que me permite ver el futuro de
manera optimista, llévame por el poder de tu Santo Espíritu a compartir de
Cristo, para que muchos otros lleguen a disfrutar también de tu herencia. Amén.