Vencer la tentación
“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso
para socorrer a los que son tentados.”, Hebreos 2:18
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros
la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;” Filipenses 1:6
Cuántas veces hemos estado en un camino sin salida aparente,
llevados al borde del abismo, tratando y queriendo no ofender a Dios, pero
sentimos que la tentación es como una ola grande que nos quiere arrastrar, pero
su Palabra nos recuerda que no es con ejército ni con fuerza sino con su
Espíritu (Zacarías 4:6).
Y podemos inmediatamente sentirnos identificados con Cristo,
pues él al igual que nosotros soportó la tentación, sin embargo venció y su
victoria es nuestra victoria. Es poderoso entonces para socorrernos, pues
incluso ahora a la diestra de Dios Padre nos revela la escritura algo
trascendental: “Porque no tenemos a un sumo sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). Él se compadece de nuestras
debilidades y nos da su poder para vencerlas, no es algo menor este hecho, sino
la herramienta más poderosa para vencer las tentaciones, así como Él venció,
nosotros ahora vencemos, porque “En esto se ha perfeccionado el amor en
nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es,
así somos nosotros en este mundo.” (1 Juan 4:17).
Él se hizo a semejanza de nosotros, pero sin pecado, se
identificó contigo y conmigo para redimirnos, ahora, nosotros por la fe, nos
hacemos semejantes a él, pues Dios lo planeó de esta manera “Porque a los que
antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen
de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” (Romanos
8:29).
Él nos va perfeccionando hasta el dia de su regreso y nos ha
prometido que seremos semejantes a Él porque le veremos tal y como él es:
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de
ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque
le veremos tal como él es.” (1 Juan 3:2) Entonces ¿cómo, mejor no verlo e
identificarnos con Él, en vez de centrarnos en nosotros mismos cuando somos
tentados? Oración.
«Padre en ti confío cuando paso por tentaciones y si mi ánimo
flaquea pongo mi mirada en Jesús que padeció siendo tentado pero venció y nunca
pecó, sería imposible para mí vencer sin Él en mí, pero sé que está tu Espíritu
en mí para darme la victoria de Cristo, amén.