jueves, 27 de mayo de 2010

Los enemigos de la cruz

Los enemigos de la cruz

Por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo.

Filipenses 3:18

Los más peligrosos enemigos de la causa de Cristo no son quienes se oponen públicamente al evangelio, sino quienes simulan ser amigos de Cristo, dicen identificarse con Él y, en algunos casos, llegan a puestos de liderazgo espiritual.

Estar en guardia contra los enemigos ocultos es un tema constante en el Nuevo Testamento. Jesús dij "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces" (Mt. 7:15). También predijo que en los últimos días "muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos" (Mt. 24:11).

El apóstol Pablo se enfrentó constantemente a la influencia de los falsos maestros. Les advirtió a los ancianos de Éfes "Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno" (Hch. 20:31). ¿Quiere saber cómo adquirir la capacidad de distinguir a los enemigos de la cruz? Conozca la Palabra. Si usted no conoce la Palabra, se arriesga a que lo engañen. Soldados en una guerra santa

Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad.

Efesios 6:14

Nuestra sociedad no contribuye a que las personas sean más semejantes a Cristo. Vivimos en lo que se ha calificado de una cultura en la que todo se percibe por los sentidos porque la mayoría de las personas están más interesadas en las emociones placenteras que en los esfuerzos productivos; buscan más la comodidad que la realización. Tal perspectiva ha influido aun en la iglesia, que sufre de una apatía que causa consternación. Hemos olvidado que somos soldados en una guerra santa.

Como lo indica el versículo de hoy, lo primero que un soldado se ponía antes de entrar en batalla era un cinturón alrededor de su cintura. Lo ceñía tanto como podía y tiraba de las puntas de su túnica hacia arriba por el cinturón de modo que pudiera tener completa libertad de movimiento en el combate cuerpo a cuerpo. El cinto de la verdad no es una pieza de la armadura, porque no puede protegernos directamente. Pero sí indica que tenemos que pensar seriamente en la batalla y procurar alcanzar la victoria.

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