El poder para vencer el pecado
Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil
por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a
causa del pecado, condenó al pecado en la carne;” Romanos 8:3
Para ejemplificar el concepto del problema del pecado en el
hombre y de cómo Dios nos da el poder para vencerlo cuando aceptamos su favor
inmerecido en Cristo, podemos ilustrarlo con el siguiente caso: si tenemos un
tumor, nosotros no lo podemos extraer nosotros mismos, nos haríamos un daño
terrible, o moriríamos. Lo que hacemos es ir al cirujano, Cristo, para que lo
extraiga y nos sane. La radiografía que teníamos del tumor, el diagnóstico
preciso nos lo dio el radiólogo (la ley), pero él no puede sacarlo. Necesitamos
de la cirugía (la gracia) y del cirujano (Cristo) para poder ser sanados
definitivamente.
Cuando estamos atrapados en un vicio, no podemos dejarlo por
nosotros mismos, por más que lo decidamos o incluso sea un anhelo; somos
esclavos, por mucho que queramos no podemos auto liberarnos, si fuese así,
Cristo no hubiera tenido que venir.
Por lo tanto, necesitamos creer la Palabra: “Porque no hago
el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no
quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.” (Romanos 7:19) y lo
único que nos da el poder para salir de la esclavitud del “no puedo” o de no
poder hacer el bien que quieres, es la gracia de Dios. Cristo dijo: “Así que,
si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Juan 8:36) y esto
coincide perfectamente con: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros;
pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”; aqui usa la palabra
“enseñoreará” del griego “kurieúo” que significa el que gobiena sobre’, pero
cuando recibimos (creemos, aceptamos, lo hacemos para nosotros,) la abundancia
de la gracia y del don de la justicia, reinaremos nosotros sobre el pecado: “
Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en
vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del
don de la justicia.” (Romanos 5:17):
Es decir, aunque es algo que ya ocurrió, el hecho cumplido de
nuestra salvación en la cruz, es una verdad que se extiende desde nuestra vida
presente hasta nuestro futuro. Verdad que debemos creer hoy, para experimentar
la libertad reinando sobre el pecado. Oración.
«Padre, en Cristo Jesús me has dado el poder para vencer el
pecado, tu gracia maravillosa y abundante para no ser esclavo, porque
juntamente con Cristo he muerto para vida nueva y ya no soy esclavo de las
exigencias justas de la ley que no podía cumplir en mi propia carne, ni del
pecado que se aprovechaba de ella para impulsar en mí desobediencia. Que
maravillosa noticia de libertad al tener ahora el poder de tu Espíritu para que
Cristo viva a través de mi vida.
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