miércoles, 17 de abril de 2024

Visión espiritual

 


Visión espiritual

“Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo”. 2 Reyes 6:16-17

“librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”. Hechos 26:17-18

La lección que Eliseo le enseñó a su siervo Giezi fue que para creer lo imposible, primero debería ver lo invisible. La oración es la clave para discernir las estratagemas del adversario y también la clave para superar nuestros miedos. Muchas cosas pueden estar impidiendo que tengamos una clara visión espiritual, el miedo, la desesperación, el orgullo, la obstinación, la incredulidad pueden traernos ceguera espiritual. Eliseo oró: “Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea”; para que Giezi pudiera ver con los ojos de la fe la guardia invisible de ángeles que los estaba rodeando y defendiendo. Los ojos de la fe ven la realidad de la presencia y protección divinas que quitan todo temor, toda incertidumbre, la fe revela que Dios hace más por nosotros de lo que nos podemos dar cuenta.

Cuando nos enfrentemos a cosas que sean infranqueables, recordemos que los recursos espirituales están ahí aun cuando no podamos verlos, miremos a través de los ojos de la fe, para que veamos a Dios obrando en nuestra vida. A veces el problema es nuestra pobre visión espiritual y no el poder de Dios. Eliseo personifica la confianza que nace de una fe genuina cuando dependemos de Dios y de su infinito poder. Como dice Pablo en Romanos 8:31 “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”. Cuando Dios está de nuestro lado, nada ni nadie podrá permanecer en nuestra contra.

Pablo recibió un mandato de Jesús en su conversión, había sido escogido para abrir los ojos a los gentiles para que se convirtieran de las tinieblas a la luz, pero para poder hacerlo primero tenía que abrir sus propios ojos, no solo los físicos que habían quedado temporalmente ciegos por la visión del resplandor de Jesús resucitado, sino también sus ojos espirituales que, a pesar del mucho conocimiento de las Escrituras, todavía permanecían en oscuridad espiritual, por su orgullo e incredulidad.

Satanás el dios de este siglo, ciega el entendimiento de las personas para engañarlas, así dice 2 Corintios 4:4 “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Pero Dios es el que ilumina y abre nuestros ojos espirituales para darnos una visión clara de su soberanía y de su poder y así, vencer cualquier impedimento que tengamos. El Espíritu Santo nos quiere hablar y nos quiere usar para establecer su reino aquí, porque cada uno de nosotros tiene el potencial de ser usados por Dios, por eso, así como Eliseo pidamos que el Señor abra los ojos de la iglesia, de esta generación, para que entendamos el propósito por el cual nos ha escogido y hablemos sin temor, sin avergonzarnos del evangelio.

Que la Palabra de Dios nos de la sabiduría para no ser conquistados por Babilonia, por las ideologías de este mundo, que están dañando el corazón de muchos y los han puesto a dudar de la realidad de Dios. Por eso, no permitamos que ninguna potestad de las tinieblas impida que la Palabra de Dios sea implantada en nuestros corazones y si recibimos la visión espiritual por el Espíritu Santo, nada podrá detenernos para hacer la voluntad de Dios.   Oración.

«Señor derrama en esta mañana espíritu de revelación, conocimiento y sabiduría sobre mi vida para que pueda entender tu Palabra, saber tus misterios, poder caminar con tu Espíritu Santo, comprender tu amor inagotable. Quiero inclinarme delante de ti y reconocer que a veces he ignorado tu Palabra y me he alejado de tu dirección queriendo hacer las cosas en mis propias fuerzas. Quiero que abras mis ojos a tu visión e igualmente quiero abrir los ojos de aquellos que andan en tinieblas para que se conviertan a la luz de tu evangelio. En Cristo Jesús, amén.

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