martes, 5 de agosto de 2025

La fuente de la eterna juventud.

 


La fuente de la eterna juventud.

“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”, Juan 7:38-39

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” Romanos 8:11

El ser humano anhela encontrar la fuente de la eterna juventud, mucho se ha escrito sobre el tema y se ha presentado en películas e historias. ¿Quién no desea nunca envejecer y nunca enfermarse, verse la piel joven, sin canas, sin calvicie prematura y sin las dificultades propias de la edad?; es un sueño para el ser humano, tanto, que se ofrecen miles de productos de belleza con la idea implícita de recuperar la juventud perdida.

Sin embargo esto no es más que la expresión de la frustración por el inevitable envejecimiento y muerte física que todos experimentaremos.

Este choque de realidad nos lleva a pensar acerca de las limitaciones del ser humano y su finita existencia física, Dios ha delimitado los tiempos pero también nos ha dado una esperanza cierta en Cristo Jesús: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (Romanos 8:11).

El contexto del anterior pasaje es que a pesar de que nuestros cuerpos mortales sufren corrupción por la muerte heredada de Adán, seremos resucitados por ese mismo Espíritu, el mismo que resucitó a Cristo de los muertos, para gozar de la plenitud de la eterna juventud en Cristo Jesús. (Romanos 5:12, Romanos 8:10)

No se trata entonces de que el viejo hombre sea mejorado o reformado sino que mientras esperamos el cumplimiento de esta promesa de la transformación de nuestro cuerpo físico, el nuevo hombre que es Cristo en nosotros, sea “formado” a plenitud en el cristiano (2 Corintios 5:17, Gálatas 6:15, Gálatas 2:20, 4:19).

Que Cristo crezca en mí y se exprese plenamente, siendo la naturaleza predominante; es la fuente de renovación diaria que debe alimentar, motivar y rejuvenecer todo lo que hagamos.   Oración.

«Padre, me has dado vida nueva uniéndome a Jesús en su resurrección, mi renovación diaria es ahora hacer tu voluntad, esto es mi sanidad y mi restauración, porque es un propósito más allá de lo material pero evidente ahora: Cristo en mí, amando a mi prójimo Amen.

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