domingo, 6 de diciembre de 2020

Somos Luz, somos Sal

 

Somos Luz, somos Sal


“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.” Mateo 5:13

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.” Mateo 5:14

Hoy en día se habla de “toxicidad” o “personas tóxicas” y se dice que son aquellas personas que no le aportan nada positivo a tu vida y que mas bien son como parásitos que te debilitan, te desaniman, roban tu paz, tu alegría y tu esperanza; pues ellas viven así y de alguna forma persuaden a los demás para que también vivan en ese desánimo y en ese mundo triste y oscuro; pero, ¿nos hemos tomado un momento para pensar por qué estas personas viven y quieren que los demás vivan así? o ¿solamente las miramos como personas que debemos sacar de nuestra vida, ignorar, señalar o criticar?

La palabra de Dios dice que nosotros somos luz en medio de tanta oscuridad, nos dice que somos sal, aquellos que le damos sabor no solo a nuestras vidas sino a la de las personas que nos rodean. Por esto, la mención de hoy sobre aquellas “personas tóxicas” no es precisamente para criticar, juzgar o señalar; todo lo contrario, es un llamado a la empatía, a ponernos en los zapatos de los demás e importarnos su situación, es un alto para dejar de pensar en mí y por un momento pensar en el otro, en cómo lo puedo ayudar y ser lo que Dios dice que debo ser en los demás, dejar a un lado la defensiva y poner en lo alto esa luz que hay en nosotros para que pueda alumbrar la vida del otro.

Nosotros tenemos a Cristo en nuestro corazón y su Santo Espíritu habitando en nosotros, tenemos todo para irradiar no solo luz sino amor, gozo, paz, esperanza y todo ese sabor característico al ser la sal de la tierra. Así que nuestro deber no es precisamente rechazar a aquel que no le halla sentido a su vida; por el contrario, es compadecernos de aquella persona y ayudarle a encontrar el sentido a su vida, presentándole a aquel que le da sentido a la nuestra, a Cristo Jesús, nuestra luz (Juan 8:12)     Oración.

«Padre, me amas y me has dado todo para vivir una vida en victoria, amor y esperanza. Gracias por tu palabra que es donde encuentro la verdad que derrumba toda mentira. Ayúdame Señor a creer lo que Tú dices de mí y no lo que los demás dicen; bendice mi vida y permíteme ser bendición para las personas que me rodean, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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