sábado, 7 de noviembre de 2020

 


BENDITO EL QUE CONFÍA EN DIOS

“En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar”, Marcos 6:45-46

“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto”, Jeremías 17:5-8

Durante los tres últimos años de Jesús en la tierra, el ritmo de su vida fue en aumento, predicaba, enseñaba y sanaba y estaba rodeado de mucha gente buscando su ayuda. Había tanto trabajo que se mantenía ocupado todo el día, sin embargo esto nunca le impidió hacer lo más importante, orar.

Necesitaba ese encuentro con su Padre celestial para descansar y renovar sus fuerzas. Para recargarse espiritualmente. A veces las oportunidades, el trabajo, el estudio y cualquier logro que deseamos alcanzar nos hacen vivir vidas agitadas, estresadas y no tenemos tiempo para Dios. El Señor quiere que evitemos el colapso y apartemos tiempo para estar en su presencia, descansar, orar y escuchar su guía.

Que nunca nos pase lo del Pueblo de Israel que buscaron el valor y la fortaleza en alianzas con Egipto y no confiaron en la ayuda de Dios quién siempre había cuidado de ellos. No aprendieron a descansar en su amor y su poder. Isaías 30:15 “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis”. Fueron necios en buscar el socorro en otros, en lugar de acudir a Dios.

Los seres humanos siempre tendemos a apoyarnos en nuestro propio entendimiento, acarreando sobre nuestra vida problemas por no depositar nuestra fe en el Dios Verdadero. La Biblia dice Maldito el hombre que confía en el hombre, y deja de depender humildemente del que le hizo y le conoce, desconfiando de su bondad y de su voluntad, será como un pasto en el desierto, inútil y sin valor.

Los que confían en su propia justicia y poder piensan que pueden arreglárselas sin Cristo. En cambio, los que confían son benditos, florecerán como árboles verdes que nunca marchitan y siempre darán fruto en santidad y buenas obras.

Apartemos tiempo para descansar y orar.  Oración.

"Amado Padre Celestial, en medio de los agites de la vida, del trabajo y la fatiga, ayúdame a acudir a tu presencia para hacer un alto, aflojar mi paso, descansar y alimentar mi espíritu, necesito entregarte mis cargas y renovar mis fuerzas siguiendo el ejemplo de Cristo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario