lunes, 12 de abril de 2010

Cómo vivir en un mundo adverso

Cómo vivir en un mundo adverso

Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.

1 Pedro 2:12

Tal vez no lo haya comprendido antes, pero vivir como cristiano en este mundo es como ser extranjero sin hogar ni ciudadanía permanente. El apóstol Pedro se refirió a los creyentes como "extranjeros y peregrinos" (1 P. 2:11). Usted debe considerarse un ciudadano temporal y abstenerse de participar en la maldad del mundo.

Esa es una perspectiva importante que debe mantenerse mientras aumenta la hostilidad hacia el cristianismo en nuestra sociedad. Muchos incrédulos consideran la inmoralidad como un estilo de vida alternativo y creen que el hombre puede resolver sus problemas de la manera que le parezca.

Para vivir en tal sociedad, tiene que armarse de una confianza en el poder de la justicia a fin de triunfar sobre la persecución y el sufrimiento. Durante tiempos de hostilidad, usted debe tener confianza y no quedar atrapado en la confusión. Pasión por hacer el bien

¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?

1 Pedro 3:13

A la mayoría de las personas les resulta difícil maltratar a quienes son fervientes en hacer el bien. Aquellos a quienes les encanta hacer el bien a menudo son generosos, desinteresados, bondadosos, amorosos y atentos. Pero no se tolera a los engañadores que roban a las viudas y a los huérfanos. Aun los inconversos condenan a quienes se hacen ricos a expensas de los demás.

Una persona que es generosa y atenta con los demás por lo general no es objeto de hostilidad. Eso es lo que quiere decir Pedro en el versículo de hoy. Pedro quería que todos sus lectores procuraran fervorosamente hacer el bien. La pasión por hacer el bien resulta en una vida limpia, que debe ser la meta y el deleite de todo creyente. Cuando se está apasionado por la vida espiritual, se pierde cualquier apetito por las atracciones profanas del mundo.

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