lunes, 18 de marzo de 2024

Amar a nuestro prójimo

 


Amar a nuestro prójimo

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” Juan 13:34-35

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,” Gálatas 5:22

El amor, la primera virtud del fruto del Espíritu Santo, es sin duda una de las principales características del carácter de Cristo, y mayor aún, es uno de los más grandes atributos de Dios, pues dice la Palabra en 1 Juan 4:8 que Dios es amor. Pero lo sorprendente y que nos podría parecer algo increíble, es que dice la Palabra en Romanos 5:5b que el Señor ha derramado (significando esto que ha sido de manera generosa y abundante) su amor en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo. Siendo esta una declaración contundente para llevarnos a entender que nos es posible amar a Dios y a nuestro prójimo como el Señor nos ha amado, pues finalmente en nuestro corazón tenemos la fuente de su amor.

Ahora bien, para amar como Dios a nosotros nos ha amado, es necesario que conozcamos y tengamos clara la esencia de este amor; y dice la Palabra en Efesios 5:2 “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” Y referente al amor de Dios Padre, en 1 Juan 4:9 dice “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.”

Sin duda, ha sido un amor sacrificial, incondicional, de hechos y en verdad; finalmente un amor que nos lo describe más detalladamente la Escritura en 1 Corintios 13:4-7 cuando dice “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” Y efectivamente, es este el amor que Dios quiere que por medio de su Espíritu manifestemos a nuestro prójimo.  Oración.

«Padre Celestial y Santo, muchas gracias te doy por el amor con que me has amado. Gracias primeramente por permitirme conocerlo y experimentarlo. Pero también en fe te doy gracias por permitirme ser ese reflejo o transmisor de tu inagotable amor para con mi prójimo, gracias porque eres Tú a través de mí por medio de tu Espíritu Santo, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario