Por la gracia de Dios podemos desarrollar el carácter de
Cristo
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha
sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo,
sino la gracia de Dios conmigo.» 1 Corintios 15:10
El apóstol Pablo pudo experimentar en su vida el poder de la
gracia de Dios, por lo cual logró manifestar “Pero por la gracia de Dios soy lo
que soy”, y es que la gracia de Dios, ese regalo inmerecido dado a la humanidad
mediante Jesucristo, quien se entregó como sacrificio para pagar el precio que
demandaban nuestros pecados, no solo tiene el poder de salvar mediante la fe a
todo aquel que cree en Jesucristo, sino que es capaz de transformar al creyente
enseñándole a vivir de manera diferente como lo revela Tito 2:11-14 “Porque la
gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en
este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada
y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien
se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar
para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.”
Pablo es testimonio de ese cambio que trae la gracia de Dios,
pues pasó de ser un perseguidor de cristianos, donde sus obras manifestaban
odio, resentimiento y crueldad, llevando a hombres y mujeres a la cárcel por su
creencia en Jesús como el Señor y Salvador, y aun consintiendo la muerte de los
mismos, como pasó con Esteban (Hechos 8:1-3), hasta llegar a ser un ferviente
servidor de Cristo, mostrando por medio de su servicio a los santos, su amor
por el Señor, llegando a exteriorizar esas buenas obras que Dios había
preparado de antemano para que anduviese en ellas, como lo dice Hechos 9:15 “El
Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi
nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel”
Como podemos ver en la vida de Pablo, la gracia de Dios obró
en él, llevándolo a tener el carácter de Cristo, al punto de declarar en 1
Corintios 11:1 “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” Y en Filipenses
3:17 “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según
el ejemplo que tenéis en nosotros.” Así que hermanos, pidamos a Dios que su
gracia nos baste y que su poder se perfeccione en nuestra debilidad,
llevándonos a desarrollar el carácter de su Hijo Jesús, para que al igual que
Pablo sirvamos en amor. Oración.
«Señor Jesús, por tu gracia y amor soy una nueva creación, tú
me has hecho nuevo, ahora vives en mí, ayúdame para que tu gracia se
perfeccione en mi debilidad, y pueda ver tu perfecta voluntad manifestándose en
mi vida expresando el carácter de Cristo. Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario