El amor solo viene de Dios
“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios.
Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha
conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para
con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos
por él.”, 1 Juan 4:7-9
En el Edén había todo árbol delicioso a la vista y bueno para
comer; también el árbol de vida en medio del huerto y el árbol de la ciencia
del bien y del mal (Génesis 2:9)
El árbol de la ciencia del bien y del mal, representa al
hombre egocéntrico, independiente de Dios, que decide qué es bueno y qué es
malo, pero también al hombre que inventa su propio concepto del amor, pero este
amor no es el verdadero.
La razón es que el hombre natural no puede amar en sí mismo,
puede expresar algo parecido al amor al sentir atracción o emoción hacia otros,
pero el verdadero amor, solo es de Dios.
Lo maravilloso es que cuando aceptamos a Cristo el amor
verdadero de Dios, el amor ágape, es derramado en nuestro corazón por su
Espíritu Santo; y ahora sí, damos de lo que tenemos, a Cristo mismo expresando
el amor del Padre a través de nosotros.
El amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón por el
Espíritu Santo que nos fue dado; la sustancia misma de Dios en nosotros, porque
Dios es amor (Romanos 5:5, 1 Juan 4:7).
El amor verdadero hacia nuestros semejantes, está expresando
nuestra fe en Cristo cuando andamos en el Espíritu, o en otras palabras,
estamos evidenciando que obramos en el Espíritu cuando este amor es expresado a
los demás. Porque Dios no hace otra cosa que amar.
El árbol de la vida, representa a Cristo, la vida increada de
Dios, por eso dice la escritura que cuando Adán pecó, Dios le quita el acceso a
ese árbol (Génesis 3:24), pero como Cristo pagó la deuda, Él es el camino que
se abrió para tener acceso nuevamente al Padre; esta vida, es la vida “Zoé” o
vida eterna, es la que el Padre, por la fe en Cristo, colocó en nosotros
uniéndonos a la vida de su Hijo amado.
Solo en esta vida podemos experimentar el amor verdadero, en
la vida natural recibida de Adán es imposible.
Es decir, si andamos como creyentes en la carne, faltamos al
amor, no podemos amar, podríamos simular o aparentar que amamos, podemos ser
sentimentales o producir emociones parecidas al amor, pero no es amor, porque
no hay vida verdadera. Solo en el Espíritu, podemos expresar amor verdadero
porque allí hay verdadera vida, la vida misma de Cristo en nosotros, expresando
el amor y haciendo la voluntad del Padre.
Oración.
«Padre, tu amor me llena de todo lo que necesito, porque me
lleva a actuar como Cristo lo hace, a vivir en la vida nueva que me fue
otorgada para glorificar tu nombre. En el nombre de Jesús, amén.
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