Limpieza emocional
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un
espíritu recto dentro de mí.” Salmos 51:10
“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la
verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a
otros entrañablemente, de corazón puro;” 1 Pedro 1:22
Las emociones, de manera particular, son aquellas sensaciones
o reacciones que tenemos como respuesta a algo que vemos, escuchamos,
recibimos, probamos u olemos, es decir, a todo aquello que experimentamos a
través de nuestros sentidos; ahora bien, algunas de estas emociones cuando
persisten por mucho tiempo en nuestra mente y corazón suelen no aportar
positivamente o beneficiar otras áreas de nuestra vida, como por ejemplo, el
área espiritual, nuestro mismo cuerpo o también nuestras relaciones
interpersonales. Y es por esto, la necesidad de una limpieza emocional.
Hermano, el enojo convertido en amargura, la culpa que te
lleva a la condenación, la tristeza convertida en depresión, la preocupación
que te produce angustia, el susto que te genera miedo o temor, el descontento o
insatisfacción que te lleva a envidiar o juzgar a otro y tantas otras emociones
desbordadas y prolongadas son las que hoy el Señor te está invitando para que
las saques de tu vida y te des la oportunidad de vivir una vida plena y con
propósito.
Recuerda que decisiones como perdonar setenta veces siete,
olvidar el daño que el otro nos causó, orar por él o ella y en general por toda
emoción negativa, así como elegir amar a nuestro prójimo en respuesta al amor
que hemos recibido de Dios y no por los cualidades o defectos de la otra
persona, son las grandes convicciones y decisiones que nos llevaran a ser
liberados y limpiados de todo tipo de emoción que hoy nos está perturbando el
corazón. Te invito para que dispongas un tiempo de comunión e intimidad con
Dios y permitas que su Santo Espíritu que está en ti y la verdad de su Palabra,
te den la fortaleza y sabiduría que necesitas para ser la persona libre, sana,
plena y feliz que el Señor quiere que tú seas. Oración.
«Padre Dios, gracias Señor por amarme tanto y anhelar para
mí, un corazón conforme al tuyo; gracias por tu Palabra que renueva mi manera
de pensar y por tu Espíritu quien me lleva a sentir y obrar de acuerdo con tu
voluntad; sé que de tu mano obedeciendo tus mandatos mi alma será purificada y
seré ese fiel reflejo de tu amor, por Jesucristo mi Señor, amén.
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