La oración, la persistencia y la fe
“Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una
lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre
del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo
a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No
hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo:
«Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del
mar. Y él dijo: Vé, y dí a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia
no te ataje. Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con
nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel. Y la
mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de
Acab hasta llegar a Jezreel”. 1 Reyes 18:41-46
Los tiempos de sequía espiritual, donde no vemos nada,
prueban nuestra fe. Podemos desanimarnos, dejar de orar y de congregarnos; o
por el contrario disponernos a orar y esperar la respuesta del Señor en su tiempo
perfecto. Aprendamos tres cosas del profeta Elías:
1) El poder de la oración. Nos lleva a entender que pase lo
que pase debemos seguir orando. Es decirle al Señor: “estoy en sequía, pero yo
dependo de ti”. Él nos da esperanza, mira nuestra situación, nos instruye y
fortalece en la espera. El salmista nos aconseja aguardar, esperar el tiempo de
la respuesta, confiando plenamente en la bondad de Dios, como dice Salmos
27:13-14: “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en
la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu
corazón; sí, espera a Jehová”.
2)El poder de la persistencia. ¿Cuántas veces tenía que subir
el criado de Elías a ver una señal de lluvia? Siete veces. Muchas veces en la
vida cristiana hay que insistir, resistir y clamar. Ya Elías había recibido la
Palabra de que iba a ver una gran lluvia después de tanta sequía. Sólo se
arrodilló y dependió absolutamente de Dios. Independientemente de las
circunstancias o de toda intervención del enemigo que quiere que dudemos de las
promesas de Dios, no nos desanimemos porque el Señor siempre cumple su Palabra,
Números 23:19 “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que
se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”.
3)El poder de la fe. La fe es cuando no vemos nada o vemos
algo muy pequeño, pero estamos seguros de que Dios va a actuar y seguimos
persistiendo en oración. Elías creyó y declaró a Acab: “Sube, come y bebe;
porque una lluvia grande se oye”, llamando las cosas que no son como si fuesen.
Perseveró en la oración, hasta que vio la respuesta. Romanos 4:17 dice: “(como
está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien
creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si
fuesen”.
Pidamos a Dios que hoy se detenga toda sequía en nuestras
vidas, espiritual, emocional y física y que demos paso a un cambio de bendición
y restauración donde sólo Él hará cosas nuevas.
Oración.
«Señor, quizás ahora no vea nada, pero persisto en orar y
pedirte por la salvación de mi país, de mi ciudad, de mi familia, amigos y
conocidos, quiero ver una mano pequeña que se extiende por tu infinita
misericordia, trayendo salvación y vida eterna. Por eso te clamo para que se
abran los cielos y que los tiempos secos se vayan, que llegue una lluvia fresca
y una gran bendición para que todos lleguen al conocimiento de tu voluntad, en
Cristo Jesús, amén.
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