Un lugar tranquilo
“Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron
todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. Él les dijo: Venid vosotros
aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que
iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Y se fueron solos
en una barca a un lugar desierto”. Marcos 6:30-32
En un mundo como el de hoy, lleno de responsabilidades, de ir
de un lado para el otro sin parar, es bueno que bajemos el ritmo para que el
Señor nos renueve. La verdadera renovación viene de pasar tiempo en su
presencia para que nos llene de su paz.
Veamos el pasaje de hoy. Los discípulos están en el punto más
intenso de su experiencia al lado de su Maestro; habían viajado por largo
tiempo, Él había predicado a multitudes y ministrado en sus vidas, trayendo
liberación, sanidad física y restauración espiritual, en muchos lugares; y a
medida que se corría la voz de que Jesús estaba ahí, el ministerio se
intensificó y trabajaron mucho, pues las personas lo buscaban cada vez más.
Sin embargo, Jesús al observar a sus discípulos tan
exhaustos, interviene y les hace una hermosa invitación: “Vengan conmigo
ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco”. Esto es un bálsamo
para nuestros oídos cuando hemos trabajado incansablemente en la obra de Dios y
necesitamos un respiro para conectarnos con el dueño de la obra. Jesús sabe de
nuestro trabajo y de lo fatigante que a veces puede llegar a ser, por eso,
escucha su voz.
Llevar la carga espiritual de nuestra familia, orar
constantemente por nuestros hijos, esposos (as), amigos, y cuidar pastoralmente
a los que Dios ha colocado a nuestro cargo, implica estar recargados
espiritualmente para hacer nuestra labor no en nuestras fuerzas, sino en el
poder de Dios; necesitamos entonces tiempos de quietud en la presencia del
Señor.
Jesús conoce nuestro nivel de cansancio espiritual, emocional
y aun físico; y quiere invitarnos a renovar fuerzas, a alentarnos con su
Palabra para que podamos continuar. Cuando nuestra tarea espiritual se vuelve
una carga es porque la estamos haciendo en nuestra carne, y así no veremos resultados.
Recordemos que la obra es de Dios y Él anhela que seamos guiados siempre por su
Santo Espíritu. Es un llamado a hacer un alto y refugiarnos en su presencia
amorosa, Él es nuestro lugar de descanso, es nuestro escondite en nuestras
preocupaciones y del afán de la vida, Salmos 62:5-6. Hoy nos invita a buscarle
primero y Él suplirá lo que nos falta. Hagamos del Señor nuestra prioridad y en
nuestro agotamiento o fatiga espiritual el Señor nos dará descanso. Oración.
«Gracias mi Dios por escogerme como tu habitación, por morada
de Dios en el Espíritu; hoy le digo a mi alma: “reposa en el Dios de tu
salvación”; porque Él es mi esperanza y mi roca fuerte. Quiero deleitarme en tu
Presencia y renovar mis fuerzas; Espíritu Santo fortaléceme en mi interior,
solo quiero estar contigo, hoy no vengo a pedir, vengo a descansar en ti. Amén.
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