lunes, 2 de febrero de 2015

Filipenses 1:12-14

Filipenses 1:12-14


Hermanos, quiero que sepan que, en realidad, lo que me ha pasado ha contribuido al avance del evangelio.  Es más, se ha hecho evidente a toda la guardia del palacio y a todos los demás que estoy encadenado por causa de Cristo.  Gracias a mis cadenas, ahora más que nunca la mayoría de los hermanos, confiados en el Señor, se han atrevido a anunciar sin temor la palabra de Dios.



Es sumamente complicado darle sentido a las cosas cuando están de cabeza.  Darle una explicación a lo que nos acontece no es fácil cuando atravesamos momentos difíciles.  ¿Cómo explicar el por qué nos sucede esto o aquello?  La verdad es que solo Dios sabe.  Podemos tener algunas ideas e hipótesis, pero nuestra visión de las cosas es sumamente limitada.  Nosotros no podemos ver ni siquiera un segundo en el futuro mientras que nuestro Señor es eterno.  Por esta razón, nos resulta imposible poder darle sentido a las cosas cuando nos “llueve sobre mojado”.  Pero de algo estoy convencido, que así como Pablo entendió en su momento que su encarcelamiento estaba sirviendo no solo para compartir el evangelio a los guardias sino a gobernadores y reyes, pudo ver cómo otros hermanos en la fe se fortalecían por el testimonio que él estaba dando, así también, con tu vida y con mi vida, muchas personas fortalecerán su fe y entrega al Señor cuando nos vean reaccionar ante la adversidad.  Y, a su debido tiempo, el Señor se encargará de revelarnos lo que considere necesario para su gloria.
Ahora, recordemos un poco de historia.  Pablo iba a ser asesinado.  Había ya un grupo de personas que hicieron un pacto para no tomar alimento hasta que lo asesinaran.  El hecho de que fuera encarcelado interrumpió esos planes.  ¿Qué quiero decir con esto?  Que a primera instancia, lo que parece un mal, es un bien.  Dios tenía planes para Pablo y no iban a ser interrumpidos por este grupo de personas.  Así también tiene planes para ti y para mí que no serán interrumpidos por una u otra circunstancia.  No sé lo que estás atravesando.  Puede ser algo sumamente difícil y estás cansado o más bien exhausto.  Tal vez tienes tiempo tratando de darle sentido a las cosas sin éxito.  Hoy no te voy a dar una respuesta a esas interrogantes.  Solamente Dios puede hacer eso.  Lo que sí puedo hacer, es recordarte que el Señor no te ha abandonado.  Él te ama y está ahí a tu lado con los brazos abiertos.  No se ha movido un solo centímetro aunque piensas que te ha dejado solo.  Él está ahí.  Dobla tus rodillas.  Llora.  Desahógate.  Búscalo.  Arrepiéntete.  Pide que pueda llenar tu corazón de paz y plenitud de la forma que solo Él puede.  La biblia está llena de ejemplos con situaciones duras y sin sentido.  ¿Por qué Daniel tuvo que ser expuesto a un horno de fuego y a un foso de leones?  Solamente porque sabemos el resultado no quiere decir que en su momento no tuvo miedo o cuestionó si tenía sentido lo que estaba pasando.  Él sabía que Dios era soberano y solamente Él tendría la última palabra sobre lo que pasaría.  Gracias a su vida, hoy somos fortalecidos en lo que el Señor puede hacer en nuestras circunstancias.
No te agobies ni aferres a querer darle sentido a lo que te pasa.  Mejor trata de pedir al Señor que tus reacciones, que están siendo observadas por muchas personas que ni te imaginas, puedan servir para dar testimonio y que otros puedan ser motivados y fortalecidos por tu testimonio.  Confía en que Dios te ama y solamente está viendo por tu bien.  Permanece en Él y cuestiona si estás siendo un siervo fiel.
Oración
Padre: es difícil.  La angustia, la incertidumbre y el miedo toman control.  Hoy quiero entender que no me has abandonado.  Que estás a mi lado.  Que me amas.  Te pido que pueda tener paz.  Te pido que me consueles.  Te pido confortes mi corazón.  Sé que tienes un plan.  Sé que es para mi bien.  Ayúdame a confiar en Ti y no solamente creer en tus promesas sino vivirlas día a día.  Te lo pido en el nombre de Jesucristo.  Amén 

No hay comentarios:

Publicar un comentario