Anhelemos tu Presencia
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo”. Hechos 2:38
Debemos anhelar la presencia del Espíritu Santo en nuestra
vida, pedir cada día su llenura para que Él pueda fluir a través de nosotros.
Para eso debemos tener en cuenta lo siguiente:
1- Debemos arrepentirnos genuinamente. Efesios 4:30 dice: “Y
no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el
día de la redención”. En este texto la primera lección es que el Espíritu Santo
también se aflige, se contrista por nuestro pecado, la desobediencia, la
autosuficiencia, la prepotencia, el orgullo, la carnalidad, todo esto lo
entristece y lo apaga dentro de nosotros, no lo deja fluir. Por eso, debemos
reconocer nuestro pecado y confesarlo, 1 Juan 1:9 dice “Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad”. El arrepentimiento genuino es una verdadera disposición de
cambio.
2- Desearlo con ahínco. Dice el Señor Jesús en Lucas 11:13
“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo
pidan?”. Es importante porque anhelar la presencia del Espíritu Santo hará que
la promesa de Dios se haga realidad. Dios prometió que daría el Espíritu Santo
a quienes se lo pidan. Debemos anhelarlo, querer con un deseo vivo y profundo
que el Espíritu Santo nos embriague con su presencia.
3- Creer. Necesitamos creer, Efesios 1:13 dice “En él también
vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa”. Debemos entender que creer en el evangelio es creer en Jesús y sus
enseñanzas. Cuando nosotros creemos el mensaje vivo de la Palabra de Dios, el
Espíritu Santo viene a nuestras vidas para ser morada en nuestros corazones,
para transformarnos a la imagen de Jesús.
Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a mantenernos firmes,
constantes y perseverantes en la oración, en la Palabra, en el clamor, en la
obediencia, en la dependencia y rendición al Dios Todopoderoso. Pidamos que
derrame su fuego, espíritu de oración, de adoración, de alabanza y que traiga
libertad a nuestra vida, Recordemos 2 Corintios 3:17 Porque el Señor es el
Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Oración.
«Espíritu Santo de Dios, anhelo y quiero que me llenes con tu
presencia, examina mi corazón y redargúyeme de pecado, justicia y juicio y
muéstrame si hay algo que está interrumpiendo mi comunión contigo. Eres la
promesa hecha realidad para triunfar sobre el pecado y para dar fruto que
abunde y permanezca, ayúdame a seguir las huellas de Jesús, a pensar en sus
deseos, y buscar siempre la voluntad del Padre, quiero rendirme delante de ti,
hoy recibo tu poder y la autoridad para ser testimonio de Cristo, amén.
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