jueves, 4 de julio de 2024

¿Cómo manifiesto mi riqueza interior? Parte 1

 


¿Cómo manifiesto mi riqueza interior? Parte 1

“Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” Colosenses 2:2-3

Para responder esta pregunta tan importante, primero debemos responder cuál es la riqueza interior y un pasaje de la Biblia nos responde con exactitud este cuestionamiento: “para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (Colosenses 2:2-3)

El pasaje anterior menciona “las riquezas de pleno entendimiento” y esto explica que la riqueza interior verdadera proviene de nuestras convicciones, porque en qué o en quién crees determina lo que eres, la riqueza real no es lo que posees (material) sino lo que eres, y lo que eres es determinado o influenciado directamente por aquello en lo que colocas tu convicción, pues finalmente esto moldea tu manera de pensar y tus acciones serán guiadas por lo que guardas en tu corazón.

Una creencia correcta te dará un tesoro no perecedero y un fruto bueno, más una creencia incorrecta dará un tesoro falso y un fruto podrido. Pero ¿cómo sé que tengo la creencia correcta? La Palabra de Dios revela, en este mismo pasaje de Colosenses, que el misterio de Dios, escondido desde el principio de los tiempos pero revelado ahora, para nuestra libertad y salvación es Cristo mismo “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”.

Conocer a Cristo es conocer la verdad que nos hace verdaderamente libres, tener un encuentro con Cristo es finalmente hallar la respuesta a la pregunta más importante de todas: ¿para qué estoy en este mundo? porque entre más lo conozco a él más me conozco a mí mismo, más le hallo sentido a mi vida y más puedo mostrar en mi vida su amor, porque su amor es la riqueza interior que puedo reflejar al mundo entero. Oración.

«Padre, te alabo porque me has dado la mayor riqueza que existe, la de tener a Cristo en mi corazón, con él lo tengo todo y sin él no tengo nada, anhelo profundamente entender y reflejar este amor para gloria de tu nombre, amén.

miércoles, 3 de julio de 2024

Compartir el amor de Cristo predicando y enseñando

 Compartir el amor de Cristo predicando y enseñando


“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Marcos 16:15-16
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:19-20
Este mes hemos aprendido un poco más cómo llegar a vivir y experimentar el año agradable del Señor: conociendo el amor de Cristo, correspondiendo a su amor y compartiendo este amor. Hoy, Dios quiere recordarnos una petición que el Señor Jesús hizo a sus discípulos antes de ascender al cielo, y que nos hace a nosotros, para que la llevemos a cabo antes de que Él regrese del cielo, y es ir y compartir su amor predicando las buenas nuevas de salvación y enseñando su Palabra (Marcos 16:15-16, Mateo 28:19-20).
En ocasiones podemos pensar, que el privilegio de predicar y enseñar la Palabra de Dios es para unos cuantos, pero en realidad este privilegio lo tenemos todos los creyentes, pues todo creyente es seguidor de Cristo, por lo tanto su discípulo, y como discípulos debemos obedecer lo que nuestro Maestro nos pide.
El conocer el amor de Cristo y el corresponder a su amor nos capacita para compartir de su amor, lo cual podemos hacer, al enseñarles a nuestros hijos, a nuestros esposos o esposas, a nuestros familiares, vecinos y aun a desconocidos lo que el Señor ha hecho en nuestras vidas. También debemos capacitarnos en nuestra Iglesia local, tomando niveles Bíblicos, congregándonos, y pasando tiempo con otros creyentes, para así afirmar la fe y practicarla.
Hermanos predicar el mensaje del evangelio: que en Cristo se tiene perdón de pecados, salvación y vida eterna; y enseñar lo que Jesús ha dicho, por medio de la enseñanza de la Biblia, es vivir en carne propia el año agradable del Señor, pues como dice Marcos 16:17-18 “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” Así que compartamos el amor de Cristo. Oración.
«Padre amado, ayúdame por el poder de tu Santo Espíritu a compartir el amor de Cristo, capacítame y llévame a predicar y enseñar tu Palabra. Amén.

martes, 2 de julio de 2024

Compartir el amor de Cristo por medio del servicio

 

Compartir el amor de Cristo por medio del servicio


“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.” Juan 15:12-14

“como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Mateo 20:28

“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.” Juan 13:14-15

La vida de Jesús es maravillosa, pues lo que decía y enseñaba era lo que hacía y practicaba; cuando Jesús les pide a sus discípulos, y ahora a nosotros los creyentes, que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado, pues no hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, nos está pidiendo lo que Él mismo vivía, pues su vida era un continuo servicio en amor a los demás, un amor que lo llevó a la cruz, donde literalmente puso su vida, no solo por sus amigos sino también por sus enemigos. (Juan 15:12-13, Mateo 20:28)

El mandamiento de Juan 15:12 es conocido como el nuevo mandamiento, porque la forma de amar al prójimo ya no es como a nosotros mismos, sino como Cristo ama, y este amor es un amor más excelente, pues es el amor de Dios, el cual ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, y es con este amor, que ahora podemos amar como Jesús, tanto a nuestros amigos como a nuestros enemigos. (Lucas 6:27-36)

Jesús nos enseña la forma de cumplir este mandamiento en Juan 15:14, pues si queremos amar a otros como Cristo nos ha amado, poniendo nuestra vida al servicio de ellos, primero debemos dar nuestra vida, pero en rendición a Jesús, es por eso que nos pide obedecer, pues así correspondemos a su amor, poniendo nuestra vida a su servicio, para luego compartir de su amor poniendo nuestra vida al servicio del prójimo.

Hermanos, ejemplo tenemos del Señor, pues si Él ha lavado los pies de sus discípulos, nosotros debemos hacer lo mismo (Juan 13:14-15), así que despojémonos del orgullo, y en humildad, sirvamos a otros en amor, aun en las pequeñas tareas diarias que podamos tener en nuestros hogares, en la iglesia, en el trabajo, en el colegio o en la calle.   Oración.

«Señor Jesús, ayúdame a compartir tu amor sirviendo a otros con mis tareas diarias, en las labores del hogar, en las responsabilidades del trabajo o en el descanso con amigos. Amén.

lunes, 1 de julio de 2024

Compartir el amor de Cristo con el testimonio personal

 


Compartir el amor de Cristo con el testimonio personal

“Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.” Hechos 26:19-20

“Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” Hechos 16:27-31

“Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.” Lucas 8:38-39

Pablo nos muestra con su ejemplo una manera muy poderosa de compartir las buenas nuevas de salvación, y es por medio del testimonio personal. El apóstol en varias ocasiones aprovechó las situaciones en las que se encontraba y compartió su encuentro con Cristo resucitado, llevando así las buenas noticias del evangelio aun a las más altas esferas de la sociedad (Hechos 26:19-20); pero también en la cárcel su propia vida testificaba por él, pues en la situación en la que se encontraba glorificaba a Dios orando y cantando, por lo cual cuando tuvo oportunidad compartió al carcelero y a su familia el mensaje de salvación. (Hechos 16:27-31). Y es que el testimonio personal es tan importante, que Jesús nos enseña por medio de su Palabra a ir y compartir las maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas con familiares y amigos y aun con desconocidos como lo podemos ver en Lucas 8:38-39.

El apóstol Pablo se llegó a convertir en el más grande evangelista, al llevar el mensaje del evangelio a los judíos y a los gentiles, es decir a quienes no eran judíos, tanto en su época, como desde entonces hasta la actualidad; pues por medio de las cartas que escribió inspirado por el Espíritu Santo, hoy sigue alcanzando vidas para Cristo; pero de igual forma aquel hombre que era conocido como el endemoniado gadareno fue un instrumento del amor de Dios para alcanzar a las personas de su aldea y su región. Por eso hermanos debemos motivarnos para que de la misma manera podamos ser usados como instrumentos del amor de Cristo, pues el mismo Señor que rescató y restauró a Pablo y al gadareno actúa también en nosotros los creyentes; por lo cual, sea en una cárcel o en un palacio, comuniquemos las maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas, compartiendo así el amor de Cristo.   Oración.

«Señor Jesús gracias por todo lo que has hecho en mí, quiero compartir tu gran amor. Amén.