lunes, 5 de abril de 2010

No devuelva el golpe

No devuelva el golpe

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Isaías 53:7

Jesús muestra una humilde actitud ante quienes lo atormentan: "cuando le maldecían, no respondía con maldición" (1 P. 2:23). A pesar de la provocación constante, Jesús no dijo nada malo porque no había pecado alguno en su corazón.

Sin embargo, ante semejante provocación, nuestra reacción sería más como la del apóstol Pablo. Cuando estaba en el juicio ante el sanedrín, el sumo sacerdote Ananías ordenó que se le golpeara en la boca. Su inmediata respuesta a Ananías fue: "¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada!" (Hch. 23:3). Pablo tuvo que disculparse de inmediato; tal exclamación contra un sumo sacerdote era contraria a la ley (vv. 4-5; cp. Éx. 22:28).

Pablo no era perfecto. Él no es nuestro modelo de justicia. Solo Cristo es un modelo perfecto de cómo afrontar la injuria de los enemigos.

Siguiendo el ejemplo de nuestro Maestro, nunca debemos maltratar a quienes nos maltratan. El Secreto del Contentamiento

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
Filipenses 4:11
Un hombre llamado Agur una vez elevó una oración que la mayoría de la gente moderna encontraría curiosa: "No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios"(Proverbios 30:8-9).

La mayoría de personas de hoy quieren evadir la pobreza (aunque no por las razones de Agur), pero, ¿quién en nuestro día materialista oraría por evitar la riqueza? Agur sabía algo que la gente de hoy se ha perdido por complet las riquezas tienen el potencial de ser una trampa o fuente de ruina.

El apóstol Pablo sabía lo que Agur sabía; había aprendido el secreto del contentamiento. Pablo se sentía bien teniendo poco o teniendo mucho porque sabía que Dios era su proveedor. Debido a que tenía sus ojos fijos en las cosas celestiales, podía estar contento con lo que sea de cosas terrenales que Dios le daba.

La próxima vez que usted pierda su contentamiento material, recuerde Quién es el dueño de todo y cómo ha prometido proveerle. El contentamiento es un excelente indicador de lo que pensamos en cuanto a Dios y su voluntad.

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