La vida y obra de Cristo reflejan ese carácter que lo acercó a su destino
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como
cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló
a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses
2:5-8
Cuando miramos la vida y obra de nuestro Señor Jesucristo nos
damos cuenta de verdades profundas que como creyentes deberíamos experimentar y
vivir para alcanzar el destino glorioso que Dios ha preparado para los que le
aman. Cristo nos muestra a través de su ministerio ese carácter que le permitió
acercarse a su destino y cumplir su propósito aquí en la tierra.
Filipenses 2:5-8 revela tres virtudes que le permitieron a
Jesús mantenerse dentro de su propósito para alcanzar su destino, estas son:
despojarse de sí mismo, la humildad y la obediencia. En conjunto, estas
virtudes se vieron reflejadas en el ministerio de Jesús por medio de su amor,
pues cada palabra y acto así lo manifestaba, por ejemplo, el despojarse de sí
mismo nos muestra cómo Jesús siendo Dios tuvo empatía con el hombre, para
enseñarnos cómo amar con el Amor de Dios aun como humanos; la humildad del
Señor nos lleva a ver su amor, pues no le importó nacer en un humilde pesebre
siendo el dueño de todo, y aun no le importaba no tener donde recostar su
cabeza con tal de cumplir con su destino para salvarnos; y su obediencia al
Padre nos revela su gran amor, un amor capaz de pasar por encima de su voluntad
para hacer la de Dios, a pesar de que eso lo llevaría a la cruz.
Así que hermanos, pidamos la ayuda del Espíritu Santo para
desarrollar estas virtudes de Cristo en nuestras vidas, despojándonos de ese
viejo hombre que está viciado, para vestirnos del nuevo, creado según Dios en
la justicia y santidad de la verdad (Efesios 4:22-24); quitando el orgullo,
sujetándonos unos a otros, revistiéndonos de humildad (1 Pedro 5:5); y sacando
toda incredulidad para guardar los mandamientos de Dios permaneciendo en su
amor (Juan 15:10-12). De esta forma podremos mantenernos en nuestro propósito para
alcanzar nuestro destino. Oración.
«Padre amado hoy quiero pedirte que me ayudes por medio de tu
Santo Espíritu a menguar para que tu Hijo Jesucristo crezca en mí, quiero
aprender de ÉL, ayúdame a despojarme de todo aquello que me impide reflejar tu
amor, hazme humilde y obediente, pues mi deseo es cumplir tu propósito y
alcanzar el destino que has preparado para mí. Amén
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