La acción constante del Espíritu en nosotros
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que
somos hijos de Dios.”, Romanos 8:16
“Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.”, 1
Corintios 6:17
Hay un poder, el mismo que operó en Cristo levantándole de
los muertos; una persona puesta en nosotros, que nos lleva a que Cristo crezca
en nosotros: su Espíritu Santo.
Su accionar en nosotros es dinámico y vital, en unión íntima
con nuestro espíritu hace que Cristo emerja. El Espíritu forma a Cristo en
nosotros. (Juan 16:14)
Podemos entender lo que es esta acción esencial, dinámica y
mutua, entre mi espíritu y el Santo Espíritu de Dios, de la siguiente manera:
Una unión esencial de vida, pues fuimos unidos al Espíritu,
sellados con él, esto nos trajo la vida de Cristo en nosotros (1 Corintios
6:17, 1 Juan 5:12),
Una interacción viva o dinámica, pues el Espíritu nos revela,
nos abre el entendimiento trayendo la verdad de Dios a nosotros, cada dia nos recuerda
que somos hijos del Padre (Romanos 8:16) ,
Una participación mutua que determina una unión orgánica o
vital, pues es una vida completa en nosotros, que respira espiritualmente, que
piensa con la mente de Cristo, que expresa el sentir de Cristo, es una vida que
nos habita; esto es comunión íntima (2 Corintios 13:14)
En esta nueva naturaleza opera esta acción dinámica, vital e
íntima, de manera constante; no es algo pasivo en nosotros, es alguien que nos
ayuda en nuestras debilidades, que aboga por nosotros, pero que nos trae la
eternidad, el cielo aquí en el presente, para que podamos participar de la
naturaleza divina de Cristo.
Esto solo es posible si andamos en él, en el Espíritu,
negándonos a nosotros mismos cada día, hasta que por esta acción dinámica
suceda que nuestros sentidos espirituales crezcan y se ejerciten, se vuelvan
cada vez más sensibles para percibir esta nueva realidad eterna operando hasta
que Cristo sea formado plenamente en nosotros. (Hebreos 5:14, Gálatas 4:19) Oración.
«Padre, tu Espíritu en mí me revela el conocimiento de Cristo
y me permite ver lo que antes no podía mirar ni entender con mi mente natural.
Gracias Señor porque esto no lo merezco, pero tu amor me guía a glorificarte y
darte toda mi vida en servicio, para que obres por medio de mí. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario