sábado, 13 de diciembre de 2025

Conociendo la visión del corazón del Padre

 

Conociendo la visión del corazón del Padre

“Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndolos y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Mas ellos no entendieron las palabras que les habló”. Lucas 2:46-50

María y José estaban buscando a Jesús, que con 12 años de edad, se había apartado del grupo que iba de regreso a Nazaret. Finalmente lo encontraron en el templo y lo vieron sentado en medio de los sabios de aquella época especialistas en la ley, escuchándolos y haciendo preguntas. Aparentemente, les estaba formulando preguntas que ellos no podían contestar. Y ellos estaban sorprendidos de sus respuestas. Sus padres estaban preocupados y por eso al hallarlo María le dice: “Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. La respuesta de Jesús reveló que estaba sorprendido de que ellos no se hubieran dado cuenta de que Él estaba ocupado en los asuntos de su Padre celestial. María y José no entendieron estas palabras de Jesús, que les estaba hablando de su identidad como Hijo único de Dios Padre.

En aquel momento María aún no era totalmente consciente de quién era Él, ni de lo que su obra implicaba, aunque seguramente reflexionaba profundamente sobre lo que estaba sucediendo. Al concluir este incidente, el evangelio dice “Descendió con ellos y volvió a Nazaret, y les estaba sujeto. Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres”, Lucas 2:51-52. Vemos que Jesús se sujetó a sus padres y les obedeció, regresando con ellos a Nazaret. Y éste es realmente un detalle digno de destacar, teniendo en cuenta que se trataba nadie menos que del Hijo de Dios.

Para la temporada de la Pascua, era costumbre que en el sanedrín se reuniera un público en el atrio del templo para discutir cuestiones religiosas y teológicas. Por eso también tenemos que resaltar el hecho de que, durante tres días, un niño de doce años discutió la Palabra de Dios y asombró a sus oyentes con su inteligencia y sus respuestas.

Cuando tenemos una relación especial con Dios y su Palabra, Él nos da sabiduría e inteligencia espiritual, para que podamos conocer la visión del corazón del Padre y su propósito para este mundo. El anhelo de su corazón es establecer su reino aquí en la tierra y que todos los hombres vuelvan a Él. Por eso es necesario estar en sus negocios, como lo estuvo Jesús desde su corta edad, sabía quién era y para qué fue enviado. Así como Jesús crecía y maduraba para cumplir con todas las responsabilidades esperadas de un hijo mayor. Y luego, en algún momento, José desapareció de la escena y Jesús se convirtió en el “hombre de la familia”, trabajó su comercio, mantuvo a su familia, amó a su Dios, y demostró ser absolutamente fiel en mil pequeñas cosas antes de que formalmente entrara a su ministerio designado.

Qué bueno que tengamos en claro que, como hijos de Dios, nos es necesario estar en los negocios de nuestro Padre celestial. Y disponernos a crecer en el conocimiento de Dios, siendo guiados por el Espíritu Santo, para que podamos cumplir su propósito y con las responsabilidades que nos ha delegado.   Oración.

«Amado Jesús qué hermoso ejemplo de vida me das, que desde tu niñez ya sabías la visión del corazón de nuestro Padre celestial y su anhelo de establecer su reino en esta tierra. Hazme como tú, diligente en crecer y madurar en el conocimiento de tu Palabra para poder cumplir con las responsabilidades que me has dado y especialmente con el cumplimiento de la Gran Comisión que es tu mandato para alcanzar a este mundo para ti, amén.


viernes, 12 de diciembre de 2025

El Señor se revela a los corazones humildes

 

El Señor se revela a los corazones humildes

“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”. Lucas 2: 10-14

El día grandioso del nacimiento del Rey Mesías pasó casi desapercibido. Solo un grupo de pastores recibió la revelación de su nacimiento. Podemos preguntarnos ¿por qué escogió a un grupo de humildes pastores, para anunciar su gloriosa llegada a esta tierra? Primero porque el Señor busca corazones humildes que lo anhelen. Segundo, estos quizás eran los abastecedores de ovejas para los sacrificios en el templo, ofrecidos para el perdón de los pecados. Los ángeles invitaron a estos pastores a recibir al Cordero de Dios, Juan 1:36, que quitaría los pecados de todo el mundo para siempre.

El anuncio angelical del nacimiento del Mesías a los pastores, aterrorizó a estos hombres, pero después ese temor se transformó en gozo. Esas buenas nuevas eran para todo el pueblo y su mensaje decía: “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”, además, se les dio una señal: “Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. El Verbo fue hecho carne, en el linaje correcto y en el lugar correcto, “en la ciudad de David”.

Qué gran noticia para el mundo entero, y que contraste abrumador con la señal que se les dio a los pastores, que ese Rey esperado Soberano y Salvador lo encontrarían en un pesebre, en una humilde condición: “hallaréis un niño”; a quien los cielos de los cielos no pueden contener, envuelto en pañales; al “Salvador”, que es “Cristo el Señor”. 2 Corintios 8:9 nos dice: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”.

“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”. Con este himno otros ángeles se unieron para sellar y celebrar las buenas nuevas de salvación, para hacernos saber cómo este acontecimiento fue considerado en el cielo y en la tierra, mostrando la gloria de Dios y cómo el Salvador recién nacido habría de traer a esta tierra paz y su buena voluntad para con los hombres.

Hoy como los pastores, el Señor Jesús solo anhela que con sencillez de corazón y fe nos acerquemos a Él, con humildad y gozo, entendiendo que nuestro Salvador se ha manifestado a nosotros a través de los evangelios para que creamos en Él. Porque se hizo hombre para estar con nosotros y hacer su obra de redención por toda la humanidad. Permitamos entonces que el Espíritu Santo nos guíe a la preciosa presencia de nuestro amado Jesús y podamos adorarle y contemplarle; y que como los pastores podamos glorificar su Nombre por todo lo que hemos oído y visto, Lucas 2:20. Recordemos que Jesús llega a cualquiera que tenga corazón humilde y desee aceptarlo.    Oración.

«Amado Jesús, qué privilegio saber que viniste a esta tierra para darme salvación. Que dejaste el cielo para hacerte hombre y venir a morir en una cruz por mis pecados. Tu plan de salvación fue perfecto. Naciste humilde para enseñarme a vivir en humildad y para enriquecerme con tu Presencia. Quiero confesar siempre con mis labios que eres “el Salvador, Cristo el Señor”. Viniste a traer gloria, paz y buena voluntad para toda la humanidad, por eso me regocijo en ti y te alabo con todo mi corazón. Amén.


jueves, 11 de diciembre de 2025

¿Hay espacio para Jesús en tu vida?

 

¿Hay espacio para Jesús en tu vida?

“Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Lucas 2:6-7

Con este pasaje entendemos que los tiempos de Dios son perfectos y que cumple sus promesas, en sus manos están los hilos de la historia. El censo romano se llevaba a cabo como una ayuda al reclutamiento militar o la recaudación de impuestos. Los judíos no tenían que servir en el ejército romano, pero no podían evitar pagar los impuestos. El decreto de Augusto César salió en el tiempo de Dios y de acuerdo a su plan perfecto para traer a su Hijo al mundo. Todo lo que sucedió fue dispuesto por Dios.

Muchos judíos fueron forzados a recorrer grandes distancias solo para pagar su impuesto. Para José y María no hubo excepción, tenían que ir a Belén, la ciudad de David, en Judea. José tomó esta decisión porque él era descendiente de David, igual que María. Ella estaba avanzada en su embarazo, su alumbramiento podría ser en cualquier momento; pero no fue en cualquier momento, sino en el tiempo establecido por Dios para que se cumpliese la profecía en Miqueas 5:2 “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.

Al llegar allí no hubo lugar donde hospedarse como dice el pasaje “porque no había lugar para ellos en el mesón”. En primer lugar, debemos aprender que cuando hacemos la voluntad de Dios, a veces no hay garantía de una vida cómoda, porque aún lo incómodo tiene significado dentro del plan de Dios, como sucedió con Jesús. Lucas se interesa por los pequeños detalles humanos, al contarnos que María le puso al niño pañales. Al ver el Hijo de Dios envuelto en pañales, vemos cuán perfectamente humano era Dios manifestado en un cuerpo físico.

La Biblia nos dice que Jesús nació en un pesebre, el lugar donde los animales pastaban y se alimentaban, porque no se halló otro lugar. No era el lugar más apto para el nacimiento de un bebé, era sucio y maloliente, sin embargo, allí nació el Rey Mesías. Recordemos que Dios obra donde se necesita, en la oscuridad del pecado y en lo sucio del mundo, por eso envió a su Hijo a esta tierra. No hubo sitio para Él nada más que en una cruz. Nacer en un establo simboliza la humildad y el rechazo inicial que rodearía su vida y ministerio. Esto también muestra que la verdadera riqueza no es material, sino espiritual y familiar.

Jesús quiere nacer en los corazones humanos, sin importarle que a veces parecen pesebres sucios y malolientes, es allí donde quiere vivir. Él viene a traer vida y luz a nosotros, por eso pregúntate: ¿Hay espacio para Jesús en mi vida? Porque muchas veces está tan llena de cosas terrenales, mundanas y frívolas, que no permitimos que Jesús viva en nosotros. Le hemos cerrado la puerta que Él ha tocado, no una sola vez, sino muchas, Apocalipsis 3:20. El Señor trata de entrar en los abarrotados corazones de los hombres y todavía sigue buscando, y se le rechaza, igual que entonces.

O quizás ya le abrimos la puerta y lo invitamos a entrar a nuestra vida y el Espíritu Santo vino a morar en nuestro corazón, pero lo hemos arrinconado, contristado y apagado, por vivir en la carne y no bajo el gobierno de su Espíritu, Gálatas 5:16. Pablo nos aconseja en 1 Tesalonicenses 5:19 “No apaguéis al Espíritu”. Jesús anhela nuestra unión con Él, “vosotros en mí y yo en vosotros”, Juan 14:20b. Esa vida de Jesucristo en nosotros solo es por fe, en la medida en que nos rendimos a su Señorío, Él quiere obrar libremente en y a través de nosotros para manifestar su perfecta voluntad.   Oración.

«Mi amado Rey Mesías, gracias por tocar a la puerta de mi vida, viniste a encontrarte conmigo, gracias por disponer mi corazón para recibirte y dejarte entrar en él. Me diste vida e iluminaste mi ser con tu Presencia. Qué privilegio ser el Templo de tu Santo Espíritu. Meditando en que no hubo lugar en una posada para que nacieras, viene a mi mente cada persona que no te conoce y que quizás sus vidas representan ese pesebre donde tu anhelas nacer. Hoy te pido que dispongas sus corazones, porque puedes llenarlos de tu amorosa Presencia, amén. 


miércoles, 10 de diciembre de 2025

Prepara el camino, siendo luz

 

Prepara el camino, siendo luz

“Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado, porque irás delante de la presencia del Señor para preparar sus caminos, para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de sus pecados, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz. El niño crecía y se fortalecía en espíritu, y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel”. Lucas 1:76-80

El nacimiento de Juan Bautista estuvo rodeado de eventos asombrosos. Era evidente que Juan iba a ser un niño fuera de lo común, sobre el cual Zacarías su Padre, había dicho una profecía a través de un salmo, que se conoce como el Benedictus, Lucas 1:68-79. Ese cántico profético de Zacarías significa, alabado, bendito. Hace alusión al Antiguo Testamento donde se dice que el Mesías sería un “poderoso Salvador”, en el hebreo original literalmente, “cuerno de salvación”, simbolizando fuerza y poder. Juan fue llamado por Zacarías “profeta del Altísimo”, precursor de Jesucristo. Recordemos que después de 400 años de silencio de Dios, Juan sería el profeta que anunciase la llegada del Mesías.

Y así fue que Zacarías profetizó en forma muy descriptiva el ministerio que tendría Juan. Iría delante del Señor preparando sus caminos, como habían profetizado los profetas en Isaías 40:3 y Malaquías 3:1. Juan iba adquiriendo vitalidad y fortaleza en su espíritu humano. Su vida en los lugares desiertos hasta el tiempo de su aparición pública, aunque no fue normal para un joven, puesto que era Nazareo de nacimiento y tenía que cumplir ciertas normas, fue realmente extraordinaria. En su soledad se estaba preparando para llevar a cabo una misión especial para la causa de Dios en este mundo. Cuando su ministerio fue manifiesto, fue corto pero contundente, llevando a muchos al arrepentimiento y preparando sus corazones para la llegada del Mesías.

Dios había hecho estas promesas a Abraham. María, Elisabet y Zacarías creían que las promesas serían cumplidas. Evidentemente así fue, porque se cumplieron a cabalidad cuando Jesús nació.

Ahora nuestra esperanza es el regreso de Jesús en su Segunda Venida, y nosotros los precursores del Rey de reyes y Señor de señores, que volverá pronto para juzgar las naciones y para establecer su reino en esta tierra. Ante tanta tribulación, conflictos y caos por doquier en el mundo de hoy, muchos han abandonado esta esperanza y no creen que Dios confirmará lo que ha prometido y lo hará realidad.

Esta profecía nos hace recordar que nuestro Dios, en su gran misericordia, antes de su regreso iluminará a través de su iglesia, somos la luz para los que viven en la más profunda oscuridad, para darles el conocimiento de la salvación que es por Jesús, para que se arrepientan de sus pecados y vuelvan al Dios Santo que quiere perdonarlos y darles vida eterna.

Dios es digno de alabanza porque ha actuado de acuerdo a sus promesas, por eso preparemos el camino para su regreso, crezcamos y fortalezcamonos en el Espíritu, compartiendo las buenas nuevas del evangelio para salvación y esperemos como su amada iglesia la pronta venida del Rey de reyes y Señor de señores. Recuerda que somos la luz de Cristo en esta tierra, iluminamos a otros con su Presencia.    Oración.

«Señor, quiero que tu vida se manifieste a través de mí. Como Juan el bautista ayúdame a caminar en santidad, justicia y en la plenitud de tu Espíritu, para que me lleves a compartir el mensaje de salvación a muchos, preparando el camino para tu regreso, siendo la luz para este mundo en oscuridad, para que se acerquen a ti en arrepentimiento, perdones sus pecados y los conduzcas a la vida eterna, amén.


martes, 9 de diciembre de 2025

 

Un cántico de alabanza

“Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia de la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre”. Lucas 1:46-55

La respuesta poética de María se conoce como Magníficat en latín, “engrandece”. A través de la forma de un salmo expresa su alabanza a Dios, la inspiración de sus palabras procede de 1 Samuel 2:1-10, el cántico de Ana después que Dios le concedió un hijo. El estilo de su canción es de exaltación a Dios, indicando porqué es digno de alabanza y agradecimiento. Lo alaba por lo que Dios ha hecho por su pueblo. Mencionando el juicio a los poderosos, y su favor y bendición sobre los humildes. También expresa lo que Dios iba a hacer en el futuro a través del Mesías, acciones que comenzaron a ocurrir en cuanto el Mesías fue concebido, y acciones que Dios había hecho en la pasada historia de Israel. De ese modo, se muestra una descripción metafórica de la obra de Jesús.

María en humildad reconoce el sentimiento de indignidad que tiene, al ser escogida y ser colocada por Dios en un puesto de honor junto a los grandes piadosos de Israel. Ella había sido elegida entre tantas doncellas de Israel y su condición como la de casi todo el pueblo de Israel, no era la más favorable, también sufría la pobreza económica y la opresión política, pero reconocía que el Mesías actuaría en beneficio de los más desamparados atrayéndolos al reino de Dios. María glorificó a Dios en un cántico por lo que Él iba a hacer en favor del mundo a través de ella.

«Me dirán bienaventurada todas las generaciones», ella reconocía y aceptaba el don, la posición de privilegio y la bendición que Dios le dio. Con humildad aceptó su condición y estuvo dispuesta a alabarlo y servirlo. Dios había cumplido la promesa que le hizo a Abraham en Génesis 22:16-18, de levantar un descendiente que sería el Salvador para su pueblo y se cumplió con el nacimiento de Jesús. María sabía que la promesa se estaba cumpliendo a través de ella y entendía la misión de su hijo aún antes de nacer.

Cristo hace que nos veamos a nosotros mismos tal como somos. Cuando reconocemos nuestra indignidad ante nuestro Santo y Majestuoso Dios, y cómo se dignó a mirarnos y a elegirnos para su gloria a pesar de lo que éramos, debemos abrir nuestros labios en alabanza, con gozo, admiración y gratitud por lo que hizo por nosotros; y como María entender que somos pecadores y necesitamos de un Salvador. El señor satisfará los deseos de los pobres en espíritu, que reconocen su necesidad de Él, Mateo 5:3    Oración.

«Mi amado Redentor, cómo no alabarte y bendecir tu Santo Nombre, por todo lo que hiciste por mí en la cruz del calvario, por haberme escogido entre lo más despreciado e insignificante de este mundo, por haberme sacado de las tinieblas, a tu luz admirable, por darme salvación, una nueva vida y un nuevo propósito. Ahora solo quiero adorarte y exaltarte por la eternidad, amén.  


lunes, 8 de diciembre de 2025

Cristo es mi Señor

 

Cristo es mi Señor

«En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y Elisabet fue llena del Espíritu Santo”. Lucas 1:39-41

“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”. Juan 7:38-39

María fue a visitar a su prima, con mucho gozo, para confirmar lo que se le había anunciado. Cuando María llegó, y saludó a Elisabet, esta mujer fue llena y controlada por el Espíritu Santo, y la criatura saltó en su vientre. Qué hermoso sería que cuando nosotros tan sólo saludáramos a alguien esa persona fuera llena del Espíritu Santo al sentir la presencia de Jesús en nosotros. Sin embargo, muchos creyentes no están llenos del Espíritu de Dios porque no conocen al Espíritu Santo y no entienden cómo experimentarlo en su vida diaria.

María era una mujer de una profunda intimidad con Dios, por eso estaba llena del Espíritu Santo. No podemos experimentar comunión con Dios si fallamos en depender de su Espíritu. Muchas veces confiamos en nuestras propias fuerzas para vivir la vida cristiana y esto nos llevará al fracaso y la frustración. El Señor nos aconseja a través del apóstol Pablo a vivir por el Espíritu, Gálatas 5:16-17. Ser lleno del Espíritu Santo es ser dirigido y capacitado por Él, momento a momento.

«Y exclamó a gran voz: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?, porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.» Lucas 1:42-45

Elisabet había creído en Dios y había vivido agradándole. Y ahora, como mujer mayor, estaba animando a María, su prima más joven. Por eso, en una actitud muy humana y humilde, con palabras de alabanza le asegura a María el cumplimiento de lo que Dios le había revelado, a través de Zacarías, que el fruto de su vientre era el Cristo, el Mesías anunciado. Ese fue un gran estímulo para María, para acrecentar su fe. La llamó «madre de mi Señor», reconociendo a Jesús como su Señor y Salvador. El embarazo de María pudo haber parecido imposible, pero su parienta sabia y anciana creyó y se regocijó.

Que la presencia del Espíritu Santo nos lleve a rendir el control de nuestra vida al Señor Jesucristo, a someternos absolutamente a Él, y como Elisabet a rendirle alabanza y exaltación, a proclamar que Jesucristo es el Señor y a influenciar la vida de otros para que su fe crezca.     Oración.

«Señor Jesucristo, gracias por haber derramado de tu Espíritu en mi corazón, al creer en ti como dice la Escritura, que de mi interior corren ríos de agua viva, permitiendo que momento a momento dependa del Espíritu de Dios, para experimentar una profunda intimidad contigo, una vida llena y controlada por ti y un deseo intenso de alabarte y confesar que eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, amén.


domingo, 7 de diciembre de 2025

He aquí el siervo del Señor

 

He aquí el siervo del Señor

“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia”, Lucas 1:35-38

Para confirmar su mensaje, el ángel habló del milagro que ya había sido experimentado por Elisabet, y María aceptó la promesa sin indicación alguna de dudas como las que habían atemorizado a Zacarías.

El hijo de María sería santo. Como el significado básico de esa palabra es “separado para Dios” más bien que “moralmente correcto”, simplemente puede significar “divino”. Por eso ningún hombre tuvo que ver con el nacimiento de Jesús. En el libro de Levítico el nacimiento de un hijo causaba a la mujer un estado espiritual de impureza por haber traído un pecador al mundo, pues todos los seres humanos heredamos el pecado de Adán. A María el mensajero divino le dijo que ella no estaba trayendo un pecador al mundo. Porque el ser que nacería era santo, sin pecado.

La frase del ángel, «nada hay imposible para Dios» es muy apropiada, y expresa una verdad a la que necesitamos aferrarnos en estos días. Sin embargo, es bueno enfatizar que algunos han distorsionado el significado de esta afirmación. No hay nada imposible para Dios cuando Él ha determinado hacer algo, pero Él no necesariamente hará lo imposible que le pidamos. Muchos utilizan este versículo como un lema para encubrir el hecho de sus propios deseos egoístas. Es cierto que no hay nada imposible para Dios, pero Él hará todo conforme a su voluntad, todo lo que esté dentro de sus planes y que para nosotros es imposible.

María dio una respuesta ejemplar “Entonces María dijo: Aquí está la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.” Lucas 1:38. Se sujetó al plan divino, se llamó sierva del Señor, mostrando su sumisión a la voluntad de Dios, aun sabiendo que esa decisión le traería muchos problemas personales y hasta el riesgo de morir apedreada según la Ley.

El Señor nos ha llamado a cada uno de nosotros a su plan divino de salvación, quizás a desafíos que para nosotros impliquen problemas en nuestra vida, renuncia a nuestra comodidad y ser señalados por declararnos siervos del Señor, pero como María, rindámonos completamente al Dios Todopoderoso, al Dios de los imposibles, que cumplirá su propósito en nosotros a pesar de las dificultades, Él nos bendecirá y respaldará para que veamos su gloria. ¿Cuántos entonces estamos dispuestos a decirle al Señor “ he aquí el siervo del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra?”    Oración.

«Padre celestial, sé que para ti, no hay nada imposible, así como a María me escogiste y me llamaste para ser parte del plan de salvación para este mundo. Hoy más que nunca necesitas siervos humildes y decididos a llevar la luz del evangelio a toda criatura. Sé que responder a tu llamado puede traer a mi vida dificultades, pero aquí estoy dispuesto a obedecer, sometiéndome a tu perfecta voluntad y así cumplas tu propósito en mi vida, amén.