viernes, 17 de octubre de 2025

El Señor es mi Pastor

 

El Señor es mi Pastor


“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”. Salmos 23:1-6

Este es uno de los salmos favoritos de los creyentes de todos los tiempos, porque en él encontramos aliento y confianza en Dios para afrontar cualquier situación de la vida. Aquí también vemos la figura de Cristo como “el buen pastor”, exaltada varias veces en el Nuevo testamento; como en Juan 10:11 “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” y en 1 Pedro 2:25 “Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas”.

Este salmo tiene una relación con el salmo anterior y el que sigue. Ya que en el salmo 22:1;7-8;14-18 vemos al salmista profetizando detalles del sufrimiento y crucifixión del Señor Jesucristo que se narran en los evangelios y en el salmo 24 se describe la gloria que tendría nuestro Salvador tras su muerte en la cruz, siendo exaltado como el Rey de gloria. “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria”, Salmo 24:9

Este salmo que está en medio de los dos, muestra la experiencia cristiana al recibir todos los beneficios del sacrificio redentor y la promesa de que participaremos de su gloria eterna. Jesús mismo dijo que las Escrituras daban testimonio de Él, como dice Lucas 24:44 “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.

Debemos pedirle al Espíritu Santo, que nos abra el entendimiento para comprender su Palabra y saber que desde Génesis hasta Apocalipsis aparece revelada la figura de Cristo como el Rey Redentor, el Dios Salvador, y que esto nos lleve a ser agradecidos, porque en Él se han cumplido todas las promesas hechas por nuestro Padre Celestial.

Este salmo se centra en dos metáforas: el pastor (salmo 23:1-4) y el anfitrión (Salmo 23:5-6), pero también muestra las etapas de nuestra vida cristiana donde toda necesidad espiritual, emocional y física es suplida por nuestro Pastor; el paso por “el valle de sombra de muerte” donde el Señor nos brinda su compañía y nos libra del temor en nuestro caminar por este mundo; y finalmente el disfrute de la eternidad con Él donde todo será culminado para la gloria y honra de su Nombre por los siglos de los siglos.    Oración.

«Así como el Rey David autor de este salmo, quiero decirte que eres mi Pastor y nada me faltará, porque contigo lo tengo todo. Soy oveja de tu rebaño y me siento cuidado por ti. Gracias porque me ves, me conoces y me amas, por protegerme, por alimentarme, por guiarme a manantiales de agua viva. Gracias por dar tu vida por mí en esa cruz, por ungirme con la presencia de tu Santo Espíritu y porque me guiarás todos los días de mi vida hasta la eternidad, amén.

jueves, 16 de octubre de 2025

Muros mentales.

 


Muros mentales.

“Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá;” Josué 6:2-5a

Jericó era una ciudad amurallada, podríamos insinuar incluso que era toda una fortaleza, sus muros fueron levantados por aquella ciudad con el fin de buscar protección y evitar que sus enemigos pudieran entrar fácilmente a invadir o saquear la ciudad. Cuando pensé en ésto, y en relación con los devocionales anteriores, el Señor me hizo reflexionar sobre cómo nosotros mismos durante el transcurso de nuestras vidas también levantamos una especie de murallas con el fin de “protegernos”, específicamente dichos muros, murallas o fortalezas las terminamos levantando en nuestra mente, y están ahí radicadas por experiencias que tuvimos (y que quizá no queremos volver a permitir que nos sucedan), o por cosas que nos han enseñado en nuestra familia, estudio o el mundo en general. El problema de levantar estos muros bajo nuestra perspectiva es que cuando llegamos a la vida Cristiana nos encontramos que esos muros mentales, en vez de protegernos nos están afectando, pues aquellos muros mentales (pensamientos) que levantamos bajo lo que dictamina nuestro “yo”, la carne, están llenos de altivez y están en nuestra mente: ocupando espacio en ella, llevando a la ruina nuestras vidas y levantados con el propósito de estar constantemente en contra de la voluntad de Dios (2 Corintios 10:5, Génesis 6:5, Marcos 7:21-23), por eso creo que el Señor lo que quiere enseñarnos a través de este devocional es que, hay fortalezas o muros, como los de Jericó, que en nuestras mentes deben ser derrumbados. En pocas palabras, lo que Dios quiere hacer en la vida de nosotros los creyentes es que desaprendamos lo aprendido, para aprender a reaprender la Palabra de Dios, y este concepto está muy ligado con lo que nos dice Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”.

Hermanos, para derribar esos muros mentales guiados por el “yo” es necesario que haya una transformación, ¿En dónde? En nuestra mente, en pocas palabras lo que tú y yo debemos permitir que haga el Espíritu Santo en nuestras vidas es un cambio, una renovación en nuestra manera de pensar, para posterior a ello levantar muros, murallas y/o fortalezas pero conforme a la voluntad de Dios,    Oración.

«Padre, día tras día me has permitido conocer la Verdad, a Cristo mismo revelado en las Escrituras, y es gracias a Él y el obrar de Tu Santo Espíritu que hoy puedo experimentar lo que significa la libertad. Quita de mí Oh Dios todas esas murallas mentales que con el tiempo he construido y permíteme experimentar lo que es tener la mente de Cristo. Amén.

miércoles, 15 de octubre de 2025

Hombre fuerte

 


Hombre fuerte

“Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa.” Marcos 3:27

“Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.” Lucas 11:21-22

Cuando hablamos de que debemos ser como aquél hombre fuerte que describe el evangelio de Marcos, no estamos refiriéndonos a una fuerza que provenga de nuestra propia capacidad, sino más bien a la fuerza que nos otorga el Señor. Y es que justamente eso es lo que nos explica el evangelio de Lucas cuando manifiesta que: “el hombre fuerte armado guarda su palacio”, el evangelista utiliza aquí la palabra griega kadsoplízo (καθοπλίζω) y con ésta nos indica que se puede decir que aquél hombre es fuerte porque ha sido equipado completamente con una armadura, ¿Con qué tipo de armadura? Con la armadura de Dios (Efesios 6:10-18). De la misma manera que aquél hombre fuerte (que describe la biblia) ha sido equipado con una armadura, tú y yo también lo hemos sido, pues es necesaria esta armadura para poder resistir en el día malo y estar firmes contra las asechanzas del diablo, aquellas que quieren que en nuestra mente hayan ataduras, que como lo mencionamos en el día de ayer, son tan sólo mentiras, pensamientos errados que hemos dejado arraigar en ella y que al no quererlos soltar nos debilitan y terminamos abriendo brechas para ser saqueados, y lo peor, ser usados como instrumentos de división, en nuestro hogar, comunidad o el mundo en general.

Hermanos, a las ataduras, la Biblia las compara con el lazo de un cazador, y el enemigo las está utilizando para que al ser atados podamos ser presa fácil para ser devorados, no sólo nosotros, sino también nuestras familias, nuestro entorno en general. La buena noticia es que el Señor a través del Salmo 91:3a nos revela que es Él mismo quien nos libra del lazo del cazador pues Él es el único que puede llevarnos a entender, por medio de la comunión de Su Santo Espíritu, cuáles son esas ataduras que tenemos en nuestra mente y que debemos derribar y llevar cautivas a la cruz, pues se están levantando en contra de la Verdad de Jesucristo (2 Corintios 10:5). Cuando entendemos ésto y nos aferramos a Su Palabra encontramos fortaleza, pues la fe en Su palabra es lo único que nos permitirá apagar todos esos dardos del enemigo, pues Su Verdad es escudo y adarga (Salmos 91:4b).  Oración.

«Padre, gracias por darnos una armadura completa para que como dices en Tu Palabra podamos apagar todos esos dardos que continuamente el enemigo nos lanza con la finalidad de atar nuestros pensamientos para destruirnos. Gracias por revelarnos Tu Palabra pues tú dices en ella que conoceremos la Verdad, Cristo, y la Verdad nos hará libres. Amén.

martes, 14 de octubre de 2025

Libres de ataduras

 


Libres de ataduras

“Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin. Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa.” Marcos 3:24-27

Jesús nos revela en el evangelio de Marcos el actuar del enemigo, la división, pues el enemigo sabe que si logra dividir: un país, una nación, un hogar (que no está fuerte) será más fácil lograr su objetivo: Robar, matar y destruir (Juan 10:10).

Adicionalmente el Señor nos enseña dos cosas importantes: La primera, si no estamos preparados y fortalecidos seremos presa fácil para el devorador; y la segunda, si creemos que somos como aquél hombre fuerte que describe el pasaje de hoy (que para ser hurtado necesita ser atado), Satanás está buscando la manera de lograrlo, pues su objetivo es atarnos para luego saquearnos, robarnos, por eso Jesús nos indica la importancia de estar siempre preparados.

Cuando leí este pasaje quedé impactado pues pensé: ¿qué es lo que el enemigo quiere atar en la vida del creyente, para así luego poder saquearnos? La respuesta que el Espíritu Santo me reveló fue: Nuestros pensamientos, pues bien hemos oído que un pensamiento se convierte en un sentir, y un sentir termina reflejándose en un actuar. Por eso vemos desde el inicio de la creación a Satanás tratando de “atar nuestra mente” con pensamientos totalmente contrarios a los de Dios: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” Génesis 3:4-5. El resultado de dejar “atar nuestra mente” con mentiras disfrazadas de verdades, fue permitirle a Satanás que saqueara nuestras vidas, pues al Eva dejarse seducir por esta mentira y dejarla anidar en su mente como una verdad, terminó siendo instrumento en las manos del enemigo para conducir a Adán a que también desobedeciera a Dios, lo que dió como resultado que entrara el pecado a saquear la vida del hombre. Hoy en día vemos que el modus operandi del enemigo sigue siendo el mismo, dividir y levantar nación contra nación, reino contra reino, familia contra familia, hermano contra hermano (Mateo 24:7a), pues bien dice un dicho popular: “divide y reinarás”.

Hermanos el Señor nos está revelando las estrategias y artimañas que usa el enemigo para acabar y derribar nuestras vidas en general: atar nuestros pensamientos, pero también nos está revelando la clave en el versículo 27 para que ninguno de nosotros perezca y caiga: “NINGUNO PUEDE ENTRAR EN LA CASA DE UN HOMBRE FUERTE”. El Señor nos está alertando sobre las mentiras usadas por el enemigo para destruir nuestras vidas y depende ahora de nosotros tomar las precauciones necesarias para no caer en ellas, pues si ignoramos esta realidad seremos como aquél hombre simple que sigue adelante, como quien está a ciegas, y sufre después las consecuencias (Proverbios 27:12)

¿Queremos aprender a ser como aquél hombre fuerte que no se deja saquear? Espera el devocional de mañana.   Oración.

«Señor, ¡Cuánta verdad nos revelas a diario en Tu Palabra! Gracias por alertarnos y mostrarnos las estrategias que el enemigo utiliza a diario para destruir nuestras vidas, pero sobre todo gracias, porque en Tu Palabra descubrimos que Tú has vencido y que has venido a nosotros para que tengamos vida en abundancia. Amén.

lunes, 13 de octubre de 2025

Obediencia a la fe

 


Obediencia a la fe

“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” Romanos 1:17

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6

El favor inmerecido de Dios, sus dones y nuestra prosperidad y bienestar integral, solemos creer, en nuestra mente, que los debemos ganar, sin embargo, todo lo que la Escritura dice que debemos hacer para poderlos ver y disfrutar en nuestra vida es, crecer en el conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo (2 Pedro 1:2-3).

Crecer en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús nos llevará a entender, por la revelación del Espíritu Santo, que todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, nos han sido dadas en la eternidad de Dios, por su infinito amor y la gracia de Jesucristo, pues como revela Gálatas 1:3-4, Jesús se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo y lo hizo porque así es la voluntad del Padre.

Ahora bien, la base del conocimiento que de Dios debemos tener, es la que el Espíritu nos revela en el libro de Romanos 1:17 cuando dice “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” La justicia de Dios nos es declarada en Romanos 5:1 y 2 Corintios 5:21, expresándonos que Jesucristo fue por nosotros hecho pecado para que nosotros fuésemos declarados justos delante del Padre y, justificados por la fe, disfrutemos de la paz con Dios.

Hermanos, los que hemos sido justificados por medio de la fe, vivimos por fe; no vivimos por obras, sino que nos sostiene y nos bendice la obra que Dios el Padre, su Hijo Jesucristo y su Santo Espíritu han hecho, hacen y harán por nosotros eternamente. De manera que, si anhelamos en nuestra vida experimentar toda la bondad, amor y plenitud del Señor, no hay otro camino más que crecer en su conocimiento siendo obedientes a la fe.    Oración.

«Padre, gracias por la gracia de tu Hijo Jesucristo, tu amor y la comunión de tu Santo Espíritu, es todo lo que necesito y de lo que dependo para disfrutar de una vida en victoria y bendición; gracias Señor porque nos lo revelas por medio de la fe, permítenos en ella permanecer y a la fe obedecer, amén.

domingo, 12 de octubre de 2025

Bienaventurados

 


Bienaventurados

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” Mateo 5:4

Hoy me encontré con este pasaje y me pregunté: ¿Cómo es que alguien puede ser bienaventurado al llorar? y es que si estamos llorando es porque lo que estamos enfrentando nos genera algún tipo de dolor, ya sea físico o emocional. Lastimosamente muchos de nosotros usamos este pasaje en momentos que creemos “oportunos” pero creo que ni siquiera logramos entender a profundidad lo que el Señor nos quiere decir con él; imaginémonos diciéndole: “bienaventurada eres tú que lloras” a una mujer que está con dolores de parto, o a alguien que tiene cualquier otro dolor fuerte en alguno de sus miembros del cuerpo, y les aseguro que nos ganaremos un regaño o un problema, pues el dolor que experimentan en esos momentos, y que les lleva a que lo expresen en llanto, es tan fuerte que ni siquiera lograrían tolerar una palabra como ésta que al parecer no tiene sentido. Entonces, ¿Por qué el Señor nos dice que le podemos expresar a alguien que está llorando, que es bienaventurado?

Para entenderlo mejor comenzaremos definiendo la palabra: Bienaventurados. La palabra griega que se utiliza para “bienaventurados” es: makários (μακάριος) y significa: Supremamente bendecido, afortunado, dichoso, glorioso. Ahora bien, si tú y yo podemos expresarle a alguien que está llorando que es Bienaventurado, no es por el dolor que está enfrentando, sino, como termina diciendo el pasaje principal del día de hoy, por la CONSOLACIÓN que recibirá. Y es que la palabra griega que se usa para consolación es: parakaléo (παρακαλέω) y significa: llamar, invocar, implorar. En resumidas cuentas lo que podemos entender con este pasaje es que, cuando pasamos por circunstancias difíciles que nos llenan de dolor y nos hacen expresarlo en llanto, podemos: clamar, orar, invocar a Dios, y lo que nos debe llenar de gozo y nos hace: Supremamente bendecidos, dichosos y gloriosos (en esa difícil situación) es que encontraremos: consuelo, ánimo y aliento en el Señor; como lo expresó David en el Salmo 34:6, cuando al encontrarse en una circunstancia difícil declaró: “Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias.” Sin duda alguna, aquí David experimentó lo que significaba ser Bienaventurado.

Hermanos, cada vez que le digamos a alguien que es “Bienaventurado” recordemos que lo somos, no porque lloremos, sino por la consolación que recibiremos; el apropiarnos de esa Verdad hará que toda situación difícil y que causa dolor, se perciba y se vea desde una perspectiva diferente (Salmos 27:13)      Oración.

«Padre, gracias por tu Palabra y por darnos revelación para conocer todo lo que en ella está escrito, pues sabemos que sin ti nada podríamos entender o llegar a aplicar en nuestras vidas. Amén.

sábado, 11 de octubre de 2025

Pueblo Santo y Redimido

 


Pueblo Santo y Redimido

“Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.” Isaías 62:12

¿Cuántos de nosotros hoy en día estamos necesitando recordar esta gran Verdad, de que sólo por gracia, somos Pueblo Santo y Redimidos de Jehová? Cuán hermoso es levantarnos y encontrarnos con este pasaje y recordar lo que ha hecho el Señor en nosotros y cómo no nos ha desechado ni desamparado, pues cuántos de nosotros quizás a lo largo de nuestra vida llegamos a experimentar rechazo y abandono por nuestros padres, familiares, amigos o por el mundo en general, pero el hecho de ver cómo la Palabra nos asegura que quien nunca nos abandonará es Dios, eso nos da valor, seguridad y nuevas fuerzas. Miremos algunos pasajes adicionales que nos confirman ésta verdad:

Isaías 49:15 “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.” En otra versión de éste mismo pasaje dice: “¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho? ¿Puede no sentir amor por el niño al que dio a luz? Pero aun si eso fuera posible, yo no los olvidaría a ustedes.”

Salmos 27:10 “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá.”, en otras palabras quiere decir que “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me mantendrá cerca.”

Isaías 41:9-10 “Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”

Por ésto y más ¿cómo no alabar y glorificar a Dios? Él ha sido bueno, fiel, misericordioso y amoroso así que finalicemos este tiempo de devocional exaltando Su Grandeza y diciéndole gracias Padre por redimirme y hacerme parte de Tu pueblo.     Oración.

«Señor Jesús, gracias por permitirme conocerte y por nunca dejar de tocar a la puerta de mi corazón, desde que te recibí mi vida cambió pues llegaste a llenarme con Tu amor inagotable. Amén.