jueves, 28 de abril de 2022

Orar

 

Orar


“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Mateo 7:7-11.

La porción bíblica del día es una clara motivación o exhortación para que siempre oremos. En ella se nos dice específicamente, pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá. Teniendo como sustento que a quien nos estamos dirigiendo es nuestro Padre Celestial.

La oración es uno de los privilegios más hermosos y beneficiosos que tenemos nosotros los hijos de Dios, se nos ha dado con el propósito de que aprendamos a confiar y esperar en el Señor, pues orar es una manera de renunciar a hacer todo en nuestra propia sabiduría, inteligencia y fuerza, y en lugar de esto, anhelar y pedir que se haga como Dios quiera.

El motivo por el cual nosotros tomamos la decisión de querer cambiar la manera en que se desarrollen las situaciones, es por la sola naturaleza de Dios, porque se nos revela que si nuestros padres terrenales siendo malos e imperfectos nos dan cosas buenas, cuánto más nuestro Padre Dios quien es santo, justo y bueno nos dará todo conforme a nuestra necesidad y su buena voluntad.

Es importante entonces que cada día nosotros pidamos, busquemos y llamemos, siempre, todo el tiempo, nuestro Padre Celestial está con sus oídos atentos. Y debemos tener claro que si anhelamos que algo resulte de manera buena, agradable y perfecta solo se logra cuando lo disponemos en manos de Dios en oración. Así que, como dice la palabra de Dios, estemos “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración” (Romanos 12:12).  Oración.

«Padre Dios, qué privilegio tan maravilloso el poderme acercar a ti en oración. Cuando estoy solo, triste, angustiado o cuando me siento feliz, tranquilo y acompañado, siempre mi mejor decisión es confiarte y disponerte todo a través de la oración. Gracias porque sé que en todo tiempo estás, creo y confío que siempre me bendecirás, pues eres mi Padre celestial, en Cristo Jesús, amén. 

miércoles, 27 de abril de 2022

La ley del amor

 

La ley del amor


“No digas: Como me hizo, así le haré; daré el pago al hombre según su obra» Proverbios 24:29.

“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra» Mateo 5:38-39.

Es difícil cuando sin justa causa o sin merecerlo recibimos ofensas o malas respuestas de otra persona, claramente nos sentiremos tristes e indignados, pues es la reacción natural ante este tipo de acontecimientos, pero lo que no nos puede suceder es el deseo o la acción de tomar venganza.

Cuando nosotros conocemos y somos participes del gran amor con que nos amó Dios, fácilmente podemos llegar a la conclusión de que no éramos ni dignos ni merecedores de tan grande amor y que no fue a causa ni en respuesta a nuestros buenos actos o bonitas intenciones, sino que por el contrario fue sin duda un regalo, una total obra de gracia y misericordia por parte de nuestro Dios.

Entonces, nosotros habiendo recibido tanto y nuestro corazón estando lleno con tan inmerecido amor, el llamado que hoy nos hace nuestro Señor es a que seamos transmisores de esta ley del amor. No debe caber en nuestros pensamientos ni sentimientos, dichos como: “Le haré como él me hizo”, “pagaré mal por mal” o “le daré de su propia medicina” pues estas son actitudes y comportamientos de personas que no tienen el amor de Dios en su corazón.

La ley de la lógica nos puede decir “Ojo por ojo, y diente por diente” pero la Ley de Cristo nos habla de la gracia y la misericordia. No es nuestra labor hacer justicia o tomar venganza, por el contrario, nuestra mayor misión es dar amor y esperar en el Señor, pues el único justo y bueno es Dios.  Oración.

«Dios, cuando reflexiono en el amor con que me has amado, me doy cuenta de que no soy digno ni merecedor, y cuando lo debo practicar con los demás, cuestiono si ellos se lo merecen o no, por lo que te pido perdón, pues no soy nadie para juzgar o condenar. Sé que me has llamado a cumplir la ley del amor, dar de aquello con lo que me has llenado, de tu perfecto amor sin condición. Así que te pido me ayudes a practicarlo, por Jesucristo nuestro Señor, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito

martes, 26 de abril de 2022

Momentos de debilidad

 

Momentos de debilidad


“Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo” Mateo 26:37-38.

Todos en alguna época de nuestra vida pasamos por momentos de profunda debilidad, angustia y tristeza, pero a diferencia de lo que primero podemos imaginar, estos tiempos son de mucho crecimiento y madurez espiritual, pues son situaciones que nos sacan de nuestra monotonía y que naturalmente nos llevan a poner en práctica nuestras verdaderas creencias.

Cuando llegó este momento en la vida de nuestro Señor y Salvador, vemos como Él lo primero que hizo fue rodearse de su círculo de amigos más cercanos para abrirles su corazón de manera total y sincera, y una vez hecho esto se apoyó en ellos en oración.

El acto de expresar nuestras debilidades y temores a los demás es una forma de manifestar que no somos perfectos ni autosuficientes, sino que necesitamos y dependemos primeramente de Dios, pero también de apoyo en oración, pues si cada día nos es necesario fortalecernos en el poder de la fuerza del Señor, mucho más en momentos de debilidad.

Es importante que por muy difíciles que estén los tiempos, siempre pidamos y aceptemos que se haga la voluntad de Dios, porque si bien esta al inicio puede parecernos dura y compleja es el camino para que en nuestra vida se cumplan esos buenos y perfectos planes de Dios, aquellos que nos fortalecerán, afirmarán, establecerán y perfeccionarán.

Por lo anterior, todo tiempo de debilidad es una clara oportunidad de crecer de manera espiritual. Así que, busquemos siempre fortaleza y solución en el Señor, abriendo nuestro corazón y buscando apoyo en oración.  Oración.

«Padre Celestial, me has permitido pasar por momentos de mucha debilidad donde siento que no puedo más y que no quiero continuar, pero aunque difíciles y extensos, luego he podido ver tu misericordia y bondad, pues en todos ellos estabas presente y obrando poderosamente; ahora puedo entender que todo fue planeado para mi bienestar y crecimiento espiritual, así que, gracias Señor, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito

lunes, 25 de abril de 2022

Por amor

 

Por amor


“Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.” 2 Corintios 5:14-15

Conocer el amor de nuestro Señor Jesucristo por nosotros, no solo nos debe sorprender o enorgullecer, sino que como dice la Escritura, nos debe constreñir, es decir, impulsar, conmover o motivar a algo más, entre ello, corresponder, pues si Cristo murió por nosotros, nosotros también morimos, pero como Cristo resucitó para gloria de Dios, nosotros también debemos vivir una nueva vida para el agrado de Dios.

Una vez que nos identificamos con la muerte de nuestro Señor Jesucristo, creyendo que Él llevó nuestros pecados en la cruz, debemos tomarlo como un hecho real y así vivirlo o practicarlo; vivir una vida donde no practiquemos el pecado, donde no nos dejemos dominar por él, donde esos deseos de nuestros ojos, de nuestra carne y la vanagloria de la vida sean apagados por el fuego del Espíritu Santo que mora en nosotros, y donde nuestro mayor anhelo sea vivir para Cristo.

En respuesta a tan grande amor, nosotros también por amor debemos vivir para el Señor. Así como Cristo por amor hizo siempre la voluntad de Dios hasta el punto de morir en la cruz por cada uno de nosotros, nosotros también debemos ser obedientes por amor, pues dice su Palabra “Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio” (2 Juan 6). Finalmente, sus mandamientos son el reflejo de su amor hacia nosotros, pues cuando los practicamos somos incomparablemente recompensados. Así que, por amor obedezcamos.  Oración.

«Padre amado, la manifestación de tu amor es clara y contundente, tu Único Hijo enviado en sacrificio por mis pecados. Hoy, más que agradecerte, quiero que me ayudes a corresponderte; yo también, por amor, quiero escucharte y obedecerte, pues quien te ama es aquel que tiene tus mandamientos y los guarda. Así que día a día pido que me llenes de tu amor y tu gracia, por Jesucristo nuestro Señor, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito

domingo, 24 de abril de 2022

Por fe andamos, no por vista

 

Por fe andamos, no por vista


“Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto, procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.” 2 Corintios 5:6-9

Si bien es cierto que, como dice la palabra en 1 Corintios 6:11, en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios que ahora mora en cada creyente, hemos sido lavados y justificados de todos nuestros pecados, eso no quiere decir que sea un permiso o autorización para que ahora hagamos todo lo que queramos o todo lo que el mundo nos presenta, sin medir las proporciones, la conveniencia o si son o no del agrado de nuestro Dios, pues como dice 1 Corintios 6:12 “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna.”

Debemos, como nos dice la escritura en el versículo del día, anhelar agradar a Dios en todo tiempo, pues el hecho de que todavía no estemos físicamente en su presencia, no quiere decir que Él no nos esté viendo y que en algún momento no debamos rendirle cuenta de cada una de las obras que hicimos cuando estábamos en el cuerpo y ausentes de Él, es decir, viviendo en el mundo.

El Señor nos dice en su palabra que nosotros andamos por fe y no por vista, es decir, creyendo que Dios está en nosotros y con nosotros todo el tiempo, pues tenemos fe que Él es omnipresente y no tenemos que observarlo físicamente para así creerlo.

Por consiguiente, la exhortación del presente día es a que vivamos en el estado que Dios nos ha dado, lavados, justificados y santificados; teniendo cuidado de medir y evaluar cada uno de nuestros pensamientos, sentimientos, gestos, palabras y obras, pues el Dios en quien creemos y a quien amamos nos observa en todo momento.   Oración.

«Señor, eres Dios justo y bueno, en Cristo nos has dado todo para agradarte; nos lavaste y justificaste de nuestros pecados y nos has santificado, anhelando que así lo creamos y vivamos. Así que, por el Espíritu Santo que me has dado, te pido me permitas ser sensible a tu voz para hacer todo para tu agrado, en la medida justa y correcta, por Jesucristo mi Señor, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito

sábado, 23 de abril de 2022

De pobres a ricos

 


De pobres a ricos

“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” 2 Corintios 8:9.

En nuestra vida, antes de conocer a Cristo, sin saberlo y sin entender a fondo todo lo que esto implicaba, estábamos en el mundo sin Dios, aunque algo habíamos escuchado de Él, pero no lo conocíamos verdaderamente y no lo teníamos en nuestro corazón, por ende como lo hemos aprendido de la Escritura, no éramos sus hijos, sino solamente sus criaturas, puesto que para llegar a tener el derecho de llamarnos hijos de Dios debemos primero creer en el Señor Jesús y recibirlo en nuestro corazón (Juan 1:12-13). Hemos conocido también que estábamos bajo la autoridad de Satanás y muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1-2), situación que no nos permitía ver y experimentar el sentido o propósito de Dios para nuestra vida; vida que ahora está escondida con Jesucristo en Dios (Colosenses 3:3).

Y como ya lo hemos dicho, gracias a la fe en nuestro Señor Jesucristo y a su gracia que por amor a nosotros se hizo pobre, es decir, se despojó a sí mismo, tomó forma de siervo y se hizo obediente hasta la muerte de cruz, nosotros, con su pobreza somos enriquecidos.

Como hijos de Dios, por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, podemos disfrutar de las abundantes riquezas que posee y nos brinda nuestro Padre Celestial (Efesios 2:7).

Nos ha sido dado el don del Espíritu Santo (Hebreos 10:45) y por medio de Él, un entendimiento de la Palabra de Dios (1 Corintios 2:10), hecho que le da luz y dirección a nuestra vida (Salmos 119:105) y que nos permite conocer cuál es la voluntad de Dios para nosotros, es decir, aquello que es bueno, agradable y perfecto.

Así las cosas, la invitación del día de hoy es a que permanezcamos en el inmenso amor de Dios y la gracia de nuestro Señor Jesucristo, siendo obedientes a sus principios y siguiendo la dirección de Dios para nuestro camino, pues es la manera de poder ver y disfrutar de las bendiciones y riquezas que heredamos como hijos de Dios.  Oración.

«Padre Celestial, sobreabundantes son las riquezas de tu gracia hacia nosotros tus hijos. Gracias por tanto amor manifestado en Jesucristo nuestro Señor. Ruego que me enseñes a vivir en tu dirección, y que alumbres los ojos de mi entendimiento para que pueda conocer los planes que me tienes, pues quiero disfrutar de las riquezas de tu gloria en Cristo Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito

viernes, 22 de abril de 2022

Cultivando amistades

 

Cultivando amistades


“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano.” Proverbios 18:24

“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.” Proverbios 17:17

Las amistades son relaciones que Dios ha creado para nosotros con el propósito de ser y tener en todo tiempo una mutua ayuda, apoyo, palabra de aliento o simplemente un compañero. La palabra de Dios dice que la persona que tiene amigos debe mostrarse amigo, y para nosotros lograr mostrar o manifestar algo, indudablemente requiere realizar hechos o acciones. Así es que, si decimos ser o tener amigos, esto más que cantidad debe ser calidad.

Cuando hay una amistad como la que describe la Biblia, en nuestro corazón no debe haber espacio para envidias, celos o egoísmos. Si por ejemplo, a nuestro amigo le va bien o está cumpliendo sus metas, nuestro corazón debe unirse a él en alegría y compañerismo, o si por el contrario está en tiempos de dificultad y angustia, nosotros también nos debemos doler con él, teniendo empatía y compasión. Es decir que, en todo momento debemos manifestar esa unidad y amor que caracterizan una buena y sana relación.

Cuando el Señor Jesús dijo que sus discípulos eran sus amigos y no solo sus siervos, Él explicó que era porque les había dado a conocer todas las cosas que había escuchado de su Padre (Juan 15:15), hecho del cual podemos tomar ejemplo de la confianza y bondad que también se deben evidenciar en una relación de amistad.   Oración.

«Padre Dios, gracias por las personas que has puesto en mi camino y las cuales se han mostrado amigos. Permíteme, por favor, corresponder de la misma manera a esa amistad sincera; lléname de tu bondad, generosidad, sabiduría, amor y fidelidad para cultivar una buena amistad, en el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito