lunes, 25 de octubre de 2021

Sabiduría e inteligencia, parte 2

 

Sabiduría e inteligencia, parte 2


“más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.” 1 Corintios 1:24

Temer a Dios, que es reverenciarlo, respetarlo y obedecerlo aborreciendo el mal, junto con el conocimiento suyo, que es recibir y guardar su Palabra, dice la Biblia que es obtener la sabiduría y la inteligencia (Proverbios 9:10); resultado de este temor y conocimiento de Dios es hallar la vida, como dice Proverbios 8:35 “Porque el que me halle, hallará la vida, y alcanzará el favor de Jehová.” El favor o la gracia del Señor es Jesucristo mismo (Juan 1:17). Entonces, podemos concluir que alcanzar este favor y hallar la inteligencia y sabiduría que viene de Dios, es conocer a Jesús pues, como lo dice el versículo de hoy, Cristo es sabiduría de Dios y es en Él “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3).

Así que alguien verdaderamente sabio e inteligente conoce a Jesús y lo reconoce como su Señor y Salvador. Fruto de esto es reflejar las virtudes que a Él lo caracterizan, esas mismas que vienen de la sabiduría de lo alto como dice Santiago 3:17 “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.”

Entonces, si decimos que somos sabios y entendidos debemos demostrarlo a través de una conducta semejante a la de Cristo, llena de amor, misericordia y humildad; y también por medio de acciones realizadas con la mansedumbre que identifica a la sabiduría (Santiago 3:13).   Oración.

«Dios todopoderoso y eterno, conocerte a ti y a tu Hijo, a quien enviaste, es hallar la sabiduría y la vida; vida en abundancia y vida eterna. Gracias por ese don inmerecido y por tu infinita misericordia. Ahora Señor, te pido me ayudes a reflejar esa gracia que es Cristo mismo en mi vida, a través de mi buena conducta y la humildad de mi corazón, en el nombre de Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 24 de octubre de 2021

Sabiduría e inteligencia, parte 1

 


Sabiduría e inteligencia, parte 1

“Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.” Proverbios 2:1-6

El concepto de sabiduría e inteligencia es algo que muchas personas a través de la historia han tratado de definir, pero lo cierto, real y confiable es lo que enseña Dios acerca de estos dos términos. Proverbios 9:10 dice» El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.» Entonces, ahora la pregunta es ¿Cómo tenemos temor de Dios y cómo podemos conocer al Santísimo?

La respuesta nos la da el pasaje Bíblico de hoy en Proverbios 2, dice que recibiendo sus palabras y guardando sus mandamientos entenderemos el temor de Dios y hallaremos el conocimiento del Señor. Adicional a esto, Proverbios 8:13 nos dice que el temor del Señor es aborrecer el mal; es decir que, el atender la Palabra de Dios con diligencia, buscarla como a la plata y escudriñarla como a tesoros, es el secreto para aborrecer el mal y hallar el conocimiento de Dios.

La sabiduría e inteligencia que proviene de Dios es la que realmente será para nuestra bendición, pues el Señor promete proveernos de sana sabiduría, ya que también está la sabiduría terrenal, animal y diabólica que guía a obras perversas (Santiago 3:15-16). La sabiduría que viene de lo alto es la que nos libra de todo mal camino y de hombres o mujeres que no nos convienen (Proverbios 2:11-14, 16-17). Además, dice su Palabra que largura de días, riquezas y honra están con aquel que halla la sabiduría y obtiene la inteligencia (Proverbios 3:13,16).

Obtener esta sabiduría e inteligencia, guiará nuestros pasos por caminos agradables y llenos de paz (Proverbios 3:17). Así que la exhortación para hoy es como dice Proverbios 4:7 «Sabiduría, ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.   Oración.

«Padre de la gloria, te alabo y te bendigo porque por tu gracia y por medio de tu Palabra me has permitido adquirir buena y verdadera sabiduría e inteligencia. Mi anhelo en este día es que me sigas permitiendo aborrecer el mal y conocerte cada vez más, pues quiero ser cada día más sabio e inteligente y que se hagan realidad en mi vida todas las bendiciones de temerte y conocerte, en el nombre de Jesús, Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 22 de octubre de 2021

Crecimiento espiritual

 


Crecimiento espiritual

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10

Cuando fuimos rescatados de la esclavitud del pecado por la misericordia de Dios, la obra del Hijo y nuestra fe en Él, dice la Escritura que fuimos creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó desde antes para que nosotros viviéramos en ellas; obras que antes no podíamos hacer porque estábamos bajo la autoridad del maligno, pero ahora, con Cristo en nuestro corazón y con el sello de su Espíritu en nosotros, tenemos toda la capacidad y sobre todo el amor para realizarlas.

Así que, es nuestro deber como hijos de Dios y nuevas personas en Cristo, mostrar en las acciones de nuestro diario vivir lo que el Padre derramó en nuestro corazón, su amor (Romanos 5:5); pues es a esto a lo que nos referimos cuando hablamos de crecimiento o madurez espiritual, que no seamos como niños sin conocimiento que se enamoran de las vanas cosas del mundo, de sus reinos, su riqueza o su poder (1 Juan 2:15-17); que tampoco se refleje en nosotros esas malas obras o actitudes que caracterizan a personas carnales o niños en Cristo, como lo dice el Apóstol Pablo en 1 Corintios 3:1,3 “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo”, “porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”

Por el contrario, debemos procurar que nuestro fruto sea el del Espíritu: el amor, el gozo, la paz y demás virtudes nombradas en Gálatas 5:22-23 y en Efesios 5:9. Que nuestro mayor anhelo y éxito personal sea el de llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, que nuestro carácter sea como lo aprendemos de Él, un varón perfecto, y que junto a nuestros hermanos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios (Efesios 4:13).  Oración inicial

«Padre, infinitas gracias te damos por tu gran misericordia y amor en Cristo, alabamos las abundantes riquezas de tu gloria y te reconocemos como nuestro Dios y Salvador. Te pedimos que aquello tan grande que realizaste por nosotros lo podamos reflejar en nuestro carácter y en nuestras obras día a día; nuestra oración en el nombre de Jesús es que nos sigas guiando y sosteniendo con tu gracia, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 21 de octubre de 2021

Amor al dinero


Amor al dinero

“Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.” Mateo 19:21-24

El amor al dinero es un sentimiento de confianza desbordado por las posesiones materiales, que imposibilita a una persona para servir verdaderamente a Dios, puesto que confían más en ellas que en Dios. Y esto es lo que le sucedió al joven rico cuando el Señor le pidió vender todo lo que tenía, darlo a los pobres y seguirlo a Él; su reacción inmediata fue entristecerse y no creer o confiar en lo que Jesús le decía. Es sorprendente ver la increíble y maravillosa promesa del Señor para él, pues le dijo “Tendrás tesoro en el cielo”, pero el amor de este joven por sus riquezas le imposibilitó servir a Dios y entender aquello tan grande que el Señor le estaba prometiendo.

Lo mismo sucede hoy en día, la vanagloria de tener riquezas y el amor a ellas no nos permite servir a Dios a través de estas, puesto que nos impide tres cosas:

En primer lugar, amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, como lo dice su gran mandamiento en Mateo 22:37-38.

Segundo, reconocerlo como nuestro Dios proveedor, ya que de Él son y provienen las riquezas, la gloria, la fuerza y el poder (1 Crónicas 29:12).

Tercero, dar con generosidad y alegría, porque para esto el Señor nos ha enriquecido (2 Corintios 9:11).

Por esto es que el Señor nos quiere recordar su exhortación con respecto a este tema, dice su Palabra en 1 Timoteo 6:17 “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.   Oración.

«Padre, que la abundancia de tus bendiciones no produzca en mí vanagloria, altivez y amor a ellas; te pido por la gracia de Jesucristo que guardes mi corazón y me permitas en todo tiempo reconocerte como mi Dios proveedor, que me enriquece en todo para disfrutar y compartir. Gracias Señor por tu amor y generosidad, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 20 de octubre de 2021

Reedificados en Cristo

 


Reedificados en Cristo

“edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” Efesios 2:20

“en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” Efesios 2:22

Cuando nosotros recibimos al Señor Jesús en nuestro corazón, dice su Palabra, que todo el que ahora está en Él es una nueva criatura, lo viejo pasó y todo es hecho nuevo (2 Corintios 5:17). Esto implica que, a partir de ese momento, Dios inicia en nosotros un proceso de sobre edificación o reconstrucción, donde tendrá que derribar, quitar y cambiar muchas cosas, puesto que lo que hasta ahora nosotros habíamos construido en nuestra vida no estaba fundado sobre Cristo, quien es nuestra base estable, nuestra roca.

Aquello que definitivamente Dios tendrá que quitar, es todo lo que Él no plantó, esas cosas que no están de acuerdo con su voluntad y que quizá por ignorancia las sembraron nuestros padres, familiares, maestros, amigos y en general todo el sistema de este mundo. Nuestro Padre derribará pensamientos, hábitos, actitudes, costumbres y cosas que quizá nos acompañan desde nuestra niñez, pero que desafortunadamente dañan nuestra vida espiritual. Y también es fundamental que el Señor cambie a algunas personas o lugares que nos rodean, quizá el trabajo, la ciudad, el oficio y todo ambiente que no permite que en nosotros se produzca buen fruto. Pero, para que esto suceda, es necesario que en nosotros haya buena disposición y el deseo ferviente de que el Señor cambie nuestro corazón.

Es cierto y normal que este proceso nos produzca temor, porque es doloroso y complejo, pero debemos tener la plena certeza de que será para nuestra bendición, porque seremos como pámpanos limpios que, arraigados en nuestra vid, Jesucristo, llevaremos mucho fruto para Dios (Juan 15:2).   Oración.

«Padre, por tu gracia en Cristo, has hecho de mí una nueva persona, que quieres que viva de acuerdo con lo que tú dices y eres; para esto sé que es necesario que muchas cosas de mí sean quitadas, desarraigadas, derrumbadas y cambiadas. Así que, como el Dios bondadoso y misericordioso que eres, te pido que lo hagas, que me tomes en tus manos y me reedifiques conforme a tu verdad y voluntad, en Cristo Jesús, Amén.     Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 19 de octubre de 2021

Edificar sobre la arena

 


Edificar sobre la arena

“¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, ¿y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.” Lucas 6:46-49

Edificar sobre la arena, como lo explica el Señor Jesús en el pasaje bíblico de hoy, es construir nuestra vida sin obedecer su Palabra, consecuencia de esto es edificar sobre lo que nosotros pensamos que está bien o lo que nos agrada, en base a nuestras costumbres o un carácter falto de amor al prójimo y también sobre lo que las demás personas dicen.

Cuando nosotros hacemos esto definitivamente nuestra vida va a estar frecuentemente en muchos altos y bajos, será inestable y no tendremos paz, puesto que el hombre no puede ver más allá de lo físico, no sabe lo que sucederá en el futuro, no tiene nada bajo control y la verdad es que en esencia no conocemos nuestro corazón (Jeremías 17:9-10).

Ejemplo de esto, es cuando ponemos nuestra confianza o dependemos estrictamente del dinero o las riquezas, va a pasar que el día que no las tengamos, que se minimicen o que se pierdan, nuestra vida no tendrá sentido, sentiremos que todo se acaba y que estamos arruinados. Lo mismo sucede cuando nuestra estabilidad emocional depende de la expresión de afecto de otra persona o de su compañía, sucederá que cuando ésta, sin razón alguna y porque así lo quiso, se aleje y nos deje, sentiremos que estamos vacíos, que no vale la pena vivir y hasta haremos lo mismo con otras personas a causa de nuestro dolor.

Definitivamente, como lo dice la escritura claramente, edificar sobre la arena es asegurar que cuando en nuestra vida vengan ríos, vientos y lluvias, es decir, problemas, dificultades o tiempos de prueba, no resistiremos y caeremos. Así que, nuestra más sensata y sabia decisión es estar atentos todo el tiempo a lo que nos dice nuestro Señor por medio de Su Palabra, para ponerla en práctica, ya que esta aumenta nuestra fe en Dios y nos da principios para cada situación (Romanos 10:17, 2 Timoteo 3:16).    Oración.

«Poderoso Dios, eres tan misericordioso que por amor, enviaste a tu Hijo para darnos salvación y revelarnos tu carácter; conocemos por medio de lo que Él nos enseñó y lo que está escrito cuán bueno y justo eres Tú. Por lo que te pedimos que abras nuestros oídos espirituales para siempre escucharte y poner en práctica lo que nos mandas, sabemos que en todo tiempo será para nuestro bienestar y tu gloria, Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 18 de octubre de 2021

Edificando sobre la roca

 


Edificando sobre la roca

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” Mateo 7:24-27

Muchas veces hemos escuchado o leído la porción Bíblica de hoy y pensamos en lo importante que sería que algún amigo o familiar la escuchara para que la aplicara en su vida; pero, si le prestamos atención a la primera frase, Jesús dice “cualquiera, pues, que me oye estas palabras” y en este momento quien la está escuchando eres tú. Entonces, es importante evaluar de manera personal y sincera el estado en el que estás, si quizá estás siendo insensato o verdaderamente estás siendo prudente.

El hombre prudente es el hombre responsable y consciente de que la única manera en la que su casa, es decir su vida, no se pueda derrumbar es edificándola sobre la roca, que es nuestro Señor Jesucristo. En cambio, el hombre insensato es la persona irresponsable que sabe que al edificar sobre la arena llegarán lluvias, ríos y vientos, esta se arruinará, no resistirá y caerá.

Cuando nosotros decimos que estamos edificando sobre la roca, quiere decir que cada decisión que tomamos en las áreas de nuestra vida, está fundada sobre los principios y mandamientos de la Palabra del Señor; que estamos siguiendo sus instrucciones y estamos siendo obedientes en todo. Pero, si por el contrario, sucede que cada paso que damos para alcanzar alguna meta, ya sea familiar, laboral, personal, social o eclesiástica, está fundada sobre lo que nos aconsejan nuestros amigos o lo que nos dicta el corazón, quiere decir que lamentablemente estamos edificando sobre la arena.

La clave es que confiemos en Dios, Él tiene pensamientos más altos que los nuestros, y dice su Palabra en Jeremías 29:11 “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Así que, creamos en Dios y edifiquemos sobre la roca.   Oración.

«Poderoso Dios, te confieso que en ocasiones me da temor tomar algunas decisiones, porque pienso en las circunstancias externas y en lo que dicen los demás, te pido total perdón por mi insensatez y desconfianza a ti; te doy gracias por tu infinita misericordia y fidelidad, y te pido por la gracia de mi Señor Jesucristo, que guíes mi camino e intervengas en cada ámbito de mi vida con tu soberanía perfecta, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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