martes, 24 de junio de 2025

Vivir en Amor

 


Vivir en Amor

“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” Mateo 22:36-40

El Señor Jesús aprovecha esta ocasión en donde un intérprete de la ley le pregunta “¿cuál es el gran mandamiento en la ley?”, para enseñarnos una verdad fundamental para todo creyente: la vida cristiana se debe vivir en amor.

Y es maravilloso saber que Mateo inspirado por el Espíritu Santo nos transmite esta verdad revelándonos a nosotros los creyentes que el amar a Dios debe ser lo más importante en nuestra vida, e involucra: pensamientos, sentimientos y voluntad, es decir debe ser algo consciente, profundo y debe llevarnos a un actuar.

Por esto Jesús no solamente indicó cuál era el primero y más grande de los mandamientos, sino que su respuesta fue complementada con el segundo mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pues el amar correctamente a Dios nos conducirá a cumplir sus mandamientos, manifestando esa obediencia en el amor al prójimo, pues como dice Romanos 13:8 “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.”

Ahora bien es necesario aclarar que la manera correcta de amar a Dios y al prójimo no es con nuestro amor humano e imperfecto, sino con el Amor perfecto de Dios, y es por eso que Jesús declara “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” (Juan 13:34).

Cuando Jesús nos da este nuevo mandamiento nos está indicando que debemos amar como Él nos ha amado, es decir con su Amor, el Amor de Dios, y esto es posible gracias a la obra de Cristo, pues todo creyente al depositar su fe en Jesucristo y al aceptarlo como su Señor y Salvador personal, recibe al Espíritu Santo quien derrama el Amor de Dios en su corazón (Romanos 5:5). Por eso hermanos vivamos en Amor.    Oración.

«Señor Jesús llévame por tu camino, limpia mi corazón y mi mente, endereza mis veredas, enséñame el camino diferente de tu amor, ese amor que es paciente y bondadoso, que no es envidioso ni jactancioso, ni tampoco orgulloso, que no se comporta con rudeza, que no es egoísta, que no se enoja fácilmente, que no guarda rencor, que no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad, que todo lo disculpa, que todo lo cree, que todo lo espera y todo lo soporta. Amen.

lunes, 23 de junio de 2025

Fe que lleva a la adoración

 


Fe que lleva a la adoración

“Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, y le dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: de la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?” Mateo 21:14-16

En este pasaje escrito por Mateo, inspirado por el Espíritu Santo, se relata un episodio que nos revela una gran enseñanza de cómo recibir el mensaje de Dios; en él podemos apreciar dos maneras diferentes de percibir un mismo hecho.

Por un lado están los principales sacerdotes y los escribas, personas con una alta educación, de gran prestigio e influencia política y religiosa, quienes ante las maravillas que hacía Jesús y ante la exaltación que le daban los niños, se indignaban, lo que nos permite entender lo que había en sus corazones: incredulidad; ellos no podían entender que Jesús era digno de recibir toda alabanza y toda adoración al ser Él el mismo Dios encarnado, el Mesías prometido.

Por el otro lado están los niños, que aquí se mencionan como muchachos, quienes a su corta edad, no tenían cómo compararse con los sacerdotes y escribas; ellos eran quienes de manera natural alababan y exaltaban a Jesús diciéndole ¡Hosanna al Hijo de David!, lo cual nos revela lo que había en sus corazones: fe.

Ante el mismo hecho: las maravillas que hacía Jesús, dos percepciones totalmente opuestas, una de indignación por pensar que Jesús aceptara el honor que solo se le da a Dios y que conducía a rechazarlo como Salvador; y la otra de adoración, al exaltar a Jesús y darle el honor que le correspondía como Dios y que conducía a aceptarlo como Salvador.

Hermanos, tanto los sacerdotes y escribas como los niños, presenciaron lo mismo, pero la fe de esos pequeños hizo la diferencia para recibir correctamente el mensaje dado por Jesús a través de sus maravillas, así que pidamos a Dios una fe como la de aquellos pequeños para aceptar el mensaje del evangelio y ofrecer siempre a Dios, por medio de Jesucristo, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre (Hebreos 13:15).   Oración.

«Padre Dios, te pido en el nombre de tu amado Hijo Jesús, me des una fe como la de un niño que al ver tus maravillas te puede adorar y exaltar de manera natural, pues tú dices en tu Palabra que de la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza. Amen.

domingo, 22 de junio de 2025

El servicio un acto de Amor

 


El servicio un acto de Amor

“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Mateo 20:25-28

Los discípulos habían estado discutiendo de quien sería el mayor en el Reino de los cielos, ahora la madre de dos de ellos le pide al Señor Jesús que se le conceda que sus hijos se sienten a su derecha y a su izquierda cuando establezca su Reino, petición que enojó al resto de los apóstoles.

Nuevamente Jesús aprovecha la situación para enseñarle a sus discípulos, pero también a todos nosotros que somos creyentes, que en su Reino las cosas son muy diferentes a como se manejan en el mundo, mientras que en la tierra las personas están acostumbradas a adquirir poder para tener estatus y estar por encima de los demás, teniendo a su servicio a otros, en el Reino de Dios los grandes no es a quienes se sirve, sino quienes sirven.

Jesús con su propio ejemplo de vida nos enseña la grandeza del servicio, pues Él mismo siendo Dios, no estimó el ser igual a Dios, sino antes bien se hizo hombre para venir, y en un acto de amor, ir a la cruz para salvar a una humanidad pecadora, otorgando perdón de pecados, salvación y vida eterna a todo aquel que deposite su fe en El.

El servicio debe convertirse en un estilo de vida, si en nuestro trabajo, en nuestros hogares, con nuestros amigos, nos ponemos en una actitud de servicio, podremos comprobar cómo se armonizan relaciones, cómo matrimonios son restaurados, y en general cómo nuestra vida empieza a cambiar, pues el servicio es una práctica que nos ayudará a tener humildad, y recordemos que “Jehová exalta a los humildes, y humilla a los impíos hasta la tierra.” (Salmos 147:6).

Hermanos, El Señor nos enseña que el servicio es un acto de Amor, así que escuchemos atentamente sus Palabras y su invitación a llevar una vida de servicio en Amor, y comencemos a servir.   Oración.

«Padre Dios, que tu Santo Espíritu me ayude a poner mi vida a tu servicio, quiero poderte servir a Ti en amor, también quiero ser un instrumento de tu amor para servir a otros, , hermanos, familiares, amigos y aun a desconocidos. Amen.

sábado, 21 de junio de 2025

Humildad, sinónimo de grandeza en el Reino de Dios

 


Humildad, sinónimo de grandeza en el Reino de Dios

“En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.” Mateo 18:1-5

“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” Mateo 18:21-22

Entre los discípulos había disputas y discusiones de quién de ellos sería el mayor en el Reino de los cielos, (Marcos 9:33-37; Lucas 9:46-48), Jesús aprovechando la situación, les da un ejemplo claro al poner un niño en medio de ellos y decirles “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.” De esta manera deja claro, que alguien que no se humille como un niño, quien depende exclusivamente de sus padres o de un adulto, ni siquiera puede entrar en su Reino.

Esto nos muestra la importancia de la humildad, pues precisamente para entrar en el Reino de los cielos, necesitamos arrepentirnos, y reconocer, al igual que un niño, que dependemos de Dios, por lo cual al hacernos como niños, no buscamos por medio de nuestras obras alcanzar lo que Dios nos da por su gracia, simplemente recibimos al creer, todo lo que Dios tiene para nosotros; al depositar nuestra fe en Jesucristo.

Ahora bien, el ser humildes como un niño es fundamental en nuestro crecimiento espiritual, por eso en Mateo 18:15-35 Jesús enseña de la importancia del perdón, y es que para perdonar es necesario ser como un niño, pues ellos son expertos en olvidar las ofensas y continuar como si nada hubiera pasado, así que por medio de la gracia y el poder de Dios es que podemos desarrollar esa humildad que nos permita perdonar como niños.

Hermanos, ser humildes nos ayuda a ser más como Jesús, pues como dice el Señor “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” (Santiago 4:6). Así que pidamos a Dios ser como niños, quienes son ejemplo de humildad.   Oración.

«Espíritu Santo llévame a tener la humildad de un niño, esa humildad que me permita perdonar y olvidar de la misma manera que lo hace un pequeño, sin guardar rencores, pues mi deseo es ser más como Jesús. Amen.

viernes, 20 de junio de 2025

La importancia de prestar atención

 


La importancia de prestar atención

 “Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.” Mateo 17:22-23

“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.” 1 Samuel 15:22

Por su gracia y amor, Jesús había llevado consigo a tres de sus discípulos: Pedro, Jacobo y Juan, a un monte alto, donde ellos pudieron presenciar un suceso extraordinario: La transfiguración de Jesús. Este acontecimiento relatado en Mateo 17:1-13 les permitió a aquellos discípulos presenciar la gloria del Hijo de Dios, y lo que tuvieron que hacer fue caminar junto al maestro, obedeciéndole, al atender a su llamado.

En ese lugar, se les reveló tanto el Hijo en su majestad, como el Padre en su potestad, ahí Dios les declaró: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” Mateo 17:5b. Esta revelación del Padre debería haber llevado a los discípulos a poner especial atención a las Palabras de Jesús, quien más adelante les vuelve a decir que Él sería entregado en manos de hombres, quienes lo matarían, pero que al tercer día resucitaría, a lo que ellos reaccionaron con tristeza como muestra Mateo 17:22-23.

Por eso, prestar atención es tan importante como nos enseña 1 Samuel 15:22b, pues si escuchamos atentamente, nos evitaremos sufrimientos innecesarios, y además podremos tener esperanza, pues como en el caso de lo que les reveló Jesús a sus discípulos, con la muerte suya, luego vendría una esperanza gloriosa para la humanidad: el poder de su resurrección.

Hermanos cuando Jesús declara en Juan 14:23 “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”, nos está invitando a caminar con Él, a obedecerlo al escuchar su llamado, y a subir al monte, es decir nos invita a tener comunión con Él, ahí podemos, al igual que los tres discípulos, tener el privilegio de ser partícipes de la revelación del Padre y del Hijo, y además poder ser transformados a la imagen del Hijo por el Espíritu, como declara 2 Corintios 3:18.     Oración.

«Espíritu Santo ayúdame a prestar atención a la Palabra de Dios, llévame a escuchar atentamente y a obedecer tu voz, llévame a esa comunión, donde pueda ser transformado a la imagen de Cristo. Amen.

jueves, 19 de junio de 2025

Poner la mira en las cosas de Dios

 


Poner la mira en las cosas de Dios

“Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Mateo 16:16-17

“Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” Mateo 16:22-23

En el capítulo 16 de Mateo podemos encontrar un principio clave para el crecimiento de nuestra vida cristiana: poner la mira en las cosas de Dios y no en las de los hombres. Jesús desde niño, tuvo claro este principio, por eso a la edad de doce años declaró: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” Lucas 2:49b.

Poner la mira en las cosas de Dios, estar en los negocios del Padre, implica un cambio de pensamiento, por eso Jesús invitaba a sus seguidores al arrepentimiento, lo cual significa un cambio en la manera de pensar, y esto es precisamente lo que por medio de este capítulo se nos enseña, pues los fariseos y saduceos tenían su mirada en las cosas de los hombres, por lo cual Jesús en varias ocasiones los confrontó diciéndoles: “Hipócritas … en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.” Mateo 15:7-9

En Mateo 16:1-4 Jesús reprende a los fariseos y saduceos, porque ellos demandaban una señal, pues no podían distinguir que Él era el Mesías prometido, y en Mateo 16:5-12 Jesús les dice a sus discípulos que se guarden de la doctrina de ellos; enseñándonos, con los sucesos que siguen, la importancia de la sana doctrina.

Pedro por revelación, al tener fijada su mira en las cosas de Dios, pudo entender que Jesús era el Salvador, pero cuando puso su mira en las cosas de los hombres, fue influenciado por Satanás generando tropiezo a la obra de Dios. Algunos por medio de la Palabra, llevan a los creyentes a poner la mira en cosas de los hombres, predicando de superación personal, éxito y prosperidad, sin llevar a las personas a conocer a Cristo. Hermanos pidamos a Dios tomar nuestra cruz y seguirle para ser instrumentos de amor llevando la sana doctrina, para que muchos conozcan al Salvador.    Oración.

«Espíritu Santo ayúdame a diario a tomar mi cruz y seguir a Jesús, poniendo mi mirada en las cosas de Dios y no en la de los hombres, enséñame la sana doctrina, y permíteme ser un instrumento de amor, compartiendo tu mensaje, llevando a muchos a Cristo. Amen.

miércoles, 18 de junio de 2025

Compasión y bondad reflejo del Amor de Dios

 


Compasión y bondad reflejo del Amor de Dios

“Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino. Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande? Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. Y mandó a la multitud que se recostase en tierra. Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas. Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños” Mateo 15:32-38

Es maravilloso ver cómo una y otra vez la Palabra de Dios nos revela el amor y la bondad de nuestro Salvador; Jesús en el relato bíblico conocido como la alimentación de los cuatro mil, muestra claramente una característica de su gran amor: la compasión. Para el Señor era importante enseñarle a la gente las verdades espirituales de su Reino, por eso predicaba a las multitudes, pero también trataba sus necesidades físicas y emocionales, sanando a las personas que se acercaban a Él, de enfermedades tanto físicas como del alma y del espíritu; del mismo modo, las necesidades básicas del hombre no pasaban desapercibidas, ni eran ajenas para el Maestro, por eso les dice claramente a sus discípulos: “Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.”

Es interesante ver que sus discípulos, quienes ya habían presenciado el milagro de la multiplicación de los peces y los panes conocido como la alimentación de los cinco mil, cuando escuchan esta declaración de compasión por parte de Jesús responden: “¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?”. Pero Jesús toma esta oportunidad para enseñar nuevamente a sus discípulos acerca de su amor compasivo y bondadoso, y por eso les responde con otra pregunta: “¿Cuántos panes tenéis?” luego de esto los discípulos entregan lo poco que tienen y son testigos nuevamente del milagro de la multiplicación. Hermanos, recordemos siempre la compasión y bondad de nuestro Dios, pues así como es capaz de alimentar a una multitud, también es capaz de saciar con el Pan de vida el alma de un pecador; por eso, compartamos su Palabra y ayudemos con lo que tengamos al necesitado, pues lo uno como lo otro reflejan su amor.    Oración.

«Señor Jesús, ayúdame a ser más como tú, que tu amor me inunde y pueda expresar este amor a los demás por medio de la compasión y la bondad, predicando y practicando. Amén.