viernes, 31 de enero de 2025

Incontenible

 


Incontenible

“¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es. ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?” Isaías 40:12-18

Para relacionarnos con una persona es fundamental conocerla, por eso si queremos conocer realmente a Dios y tener una relación personal e íntima con Él necesitamos conocer su naturaleza, sus atributos y lo que esto implica para nosotros, porque transformará la manera cómo nos acercamos a su presencia.

¿Quién puede medirlo a Él? o ¿quién puede conocer su Espíritu (su mente), con el cual conoce perfectamente y arregla todas las cosas? Dios es inmensurable y por eso, no tiene comparación con el ser humano. Cuando el Señor, por su Espíritu, hizo el mundo nada lo dirigió, ni le aconsejó qué hacer o cómo hacerlo. Las naciones, comparadas con Él, son como gota que cae en un balde, comparadas con el vasto océano; o como menudo polvo en la balanza, que no la mueve, comparado con toda la tierra. Esto magnifica el amor de Dios por el mundo que, aunque parezca insignificante, para su redención dio a su Hijo unigénito, (Juan 3:16).

¿Cuál de los ídolos paganos puede compararse con este todopoderoso Dios? Ninguno, y no hay ninguna imagen que lo pueda contener. Nunca podremos entender la magnitud de su grandeza, escasamente podremos definirlo con nuestro limitado entendimiento. Pero, en su Palabra podemos encontrar algunas respuestas a nuestra incógnita de ¿Quién es Dios? o ¿cuál es nuestro concepto de Él?

Si hablamos de su naturaleza: Dios es Espíritu, porque no está limitado a un cuerpo ni a una forma, Él está en todo lugar, todo lo ve y lo sabe, (Juan 4:24). Dios es una persona, es alguien que siente, piensa, desea y decide, (Génesis 6:5-6); Hay un solo Dios Creador y sustentador del universo, (1 Timoteo 2:5), es un Dios manifestado en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, (2 Corintios 13:14).

Si hablamos de sus atributos, es Omnisciente porque todo lo conoce, (Salmos 147:4-5); es Omnipotente porque todo lo puede, (Mateo 19:26); es Omnipresente porque está en todas partes al mismo tiempo (Salmos 139:7-12); es Eterno porque no tiene ni principio, ni fin, siempre ha sido y siempre será, (Salmos 90:2) y es Inmutable porque nunca cambia, (Santiago 1:17), siempre es el mismo, nada que ver con lo que nosotros somos.

Y moralmente es Santo, (1 Pedro 1:16); es Justo y fiel a su Palabra, (Deuteronomio 32:4); es Gracia plena y su mayor regalo es Jesucristo, (Hebreos 2:9); y es Amor, (1 Juan 4:8), por eso proveyó el mejor plan de redención para el hombre pecador, su Hijo amado, (Romanos 5:8).

Los invito a buscar cada uno de estos versículos en su Palabra para que entendamos que nuestro Dios es un Dios grande, poderoso y amoroso que está al alcance de todo el que quiera conocerlo. Recordemos Isaías 55:6-7 “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”    Oración.

«Padre amado, mi mayor anhelo es conocerte y entenderte, porque siendo quizás el más insignificante de los seres humanos, me miras con amor y misericordia y me diste la oportunidad, a través de tu Hijo Jesucristo, de volver a ti, para poder tener una relación de amor contigo, me perdonaste y me diste una vida espiritual de plenitud y gozo por el Espíritu Santo. Al entender esto quiero que mi relación contigo sea cada día más profunda y sincera. Te amo mi Señor, amén.

jueves, 30 de enero de 2025

Separados de mí nada podéis hacer

 


Separados de mí nada podéis hacer

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:4-5

Para lograr muchas de las cosas que nos hemos propuesto, los sueños y planes para este nuevo año debemos entender que debemos permanecer en Jesús, esto es tener una relación personal y continua con Él, para incluirlo en todas las situaciones de nuestra vida, siguiendo su guía por medio de su Palabra y con la ayuda y el poder de su Santo Espíritu; este es el secreto para una vida bendecida y próspera en todo sentido. Debemos aprender a depender de Él en todo.

Es caminar por fe y no por vista, creyendo lo que Dios nos dice en su Palabra, es la única manera de sobrevivir espiritualmente, por eso es necesario cultivar hábitos espirituales que nos ayuden a estar firmes, como la lectura diaria de su Palabra, la oración, el ayuno, el congregarnos con otros creyentes y compartir su mensaje a otros.

Jesucristo es la Vid verdadera. La unión de la naturaleza divina con la humana, y la plenitud del Espíritu que hay en Él, son las que nos sustentan. Los creyentes somos los pámpanos de esta Vid. Nuestra vida está escondida con Cristo, como dice Colosenses 3:2-3 “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”.

Entonces necesitamos estar adheridos a Jesús y beber de su savia (su Palabra) si queremos dar fruto. Lo único que puede salvar al ser humano es estar unidos vitalmente con Jesús, porque Él es la auténtica Vid de Dios y, por tanto, tenemos que ser sarmientos unidos a Él. Jesús estaba estableciendo el principio de que el verdadero camino a la salvación de Dios no es tener sangre judía, sino tener fe en Él. Ninguna cualificación externa puede poner a una persona en la debida relación con Dios; sólo la amistad de Jesucristo puede hacerlo. Si nunca has invitado a Jesús a tu vida es el momento de hacerlo, tu destino eterno está en esa simple decisión. Si Él es tu Señor y tu Salvador tendrás una fructífera vida porque sin Él nada se puede hacer.

También debemos entender que hasta las ramas fructíferas deben ser podadas. Esto implica permitir que el Señor quite todo aquello que nos impide avanzar en la santificación, para que obre toda gracia en nosotros y podamos dar el fruto que Él quiere. Mientras más fruto demos, más abundaremos en lo que es bueno, y más glorificado será nuestro Señor.

En Juan 15:3 dice: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”. El Señor ya nos ha dado la herramienta más importante para ser purificados y limpiados continuamente, y es su santa Palabra, por eso, nuestra conexión vital con Él, hará que cada día nuestra vida sea transformada por Él y para Él.   Oración.

«Mi amado Jesús, sin ti no puedo hacer nada. Perdóname por las veces que he actuado por mi propia cuenta y las cosas no me han salido bien. Te necesito cada día, necesito de tu sabiduría y dirección en cada área de mi vida. Fortalece, este año, mis hábitos espirituales, creciendo en el estudio de tu Palabra, en la oración y en compartir con mis otros hermanos en Cristo, ayúdame a permanecer en ti, en el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 29 de enero de 2025

Las cosas que dañan nuestra relación con Cristo

 


Las cosas que dañan nuestra relación con Cristo

“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne”. Cantares 2:15

Las pequeñas zorras pueden destruir nuestra vida espiritual. Un ejemplo de “zorras pequeñas” son todos aquellos problemas que pueden perturbar o destruir nuestra relación con Dios, Debemos pedir al Espíritu Santo que nos escudriñe y nos muestre los pecados sutiles que pasamos por alto, la falta de amor, de perdón, el orgullo espiritual, las falsas creencias, los pensamientos impuros, el egoísmo, la indiferencia, el desánimo, la frustración, la pereza, la falta de propósito, la incredulidad, la dureza de corazón, y demás, que nos llevan a pecados más grandes. Pidamos al Señor que examine nuestro corazón, Salmos 139:23-24 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.

Generalmente son tan imperceptibles, que surgen cuando quizás estamos dando fruto y dañan todo lo que el Señor quiere hacer a través de nosotros. Como dice Mateo 13:26 “Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña”.

Cuando nos desviamos de la verdad por vivir en conformidad con el mundo, son zorras pequeñas que estorban lo que es bueno para nosotros, por eso debemos hacerlas a un lado. Las zorras pequeñas son las que dañan nuestra relación con Cristo. A veces describimos nuestros deslices con frases como estas: “una insignificante mentirita blanca”, “solo lo tomé prestado…ya lo devolveré”, “solo fue una miradita…” y siempre justificamos lo que el Señor desaprueba. Las zorras pequeñas atacan nuestra sensibilidad espiritual y si las dejamos pasar, aunque estén mal, luego vendrán problemas mayores. La Palabra de Dios nos exhorta continuamente a cuidar nuestro corazón. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”, (Proverbios 4:23).

Dios tiene un conocimiento perfecto de nosotros, y todos nuestros pensamientos y acciones están abiertos ante Él. Por eso, este año nuevo dejemos que, al meditar en las verdades divinas, éstas sean de provecho espiritual al aplicarlas a nuestros propios casos, con un corazón humilde elevado a Dios en oración, pidámosle perdón.   Oración.

«Señor Jesús, guárdame de aquellas cosas que parecen “pequeñas zorras” que pueden arruinar mi relación contigo, no permitas que mi corazón se endurezca y pierda la sensibilidad por tu Palabra que es la que me corrige y me guía por sendas de rectitud. Ayúdame a identificar cualquier situación que para mí puede ser normal pero que es pecado a tus ojos, por eso, examina mi corazón y no permitas que nada ni nadie asalte mi viña y estropee el fruto que estoy produciendo para glorificarte solo a ti, amén.

martes, 28 de enero de 2025

El inquebrantable amor del Señor

 


El inquebrantable amor del Señor

“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 8:38-39

Los cristianos romanos de la época de Pablo estaban pasando por situaciones muy difíciles. Muchos de ellos podrían estar pensando que el Señor los había abandonado. Pablo entonces toma tiempo para escribirles y dejarles saber que no hay nada ni nadie que pueda separarlos de Cristo y de su amor inquebrantable.

Dios nos ha manifestado su amor inagotable por medio de nuestro Señor Resucitado. Ni la aflicción, ni las penalidades de la vida, ni el peligro nos pueden separar de Cristo. Ni la vida ni la muerte nos pueden separar de Él. En la vida, vivimos con Cristo; en la muerte, morimos con Él; y como morimos con Él, también resucitamos con Él. La muerte, lejos de ser una separación, es solamente un paso hacia una más íntima unión; es el acceso a su presencia.

Los poderes angélicos, ni principados, ni potestades, tampoco nos pueden separar del amor de Dios, por mucho que lo intenten. Hay un mundo espiritual invisible que la Palabra de Dios nos ha revelado. Satanás y sus secuaces trabajan sin descanso para arrastrar a las personas hacia la condenación eterna, pero ninguno de ellos puede tocar a un hijo de Dios.

No hay época de la Historia que nos pueda separar de Cristo. Pablo habla de cosas presentes y cosas por venir. En este mundo presente no hay nada que nos pueda separar de su amor; llegará el día cuando este mundo será sacudido y tendremos un mundo nuevo donde no se romperá el lazo de unión con Él.

El amor del Señor nos cubre y podemos descansar bajo su protección. Ni lo presente ni lo porvenir. Ni el presente con su inestabilidad, ni el futuro con su incertidumbre, porque nuestro presente y nuestro futuro están en las manos del Señor. Su plan para cada uno de nosotros es perfecto, entonces: ¿a qué le tememos? a la muerte, el futuro, a perder a alguien o nuestra estabilidad económica, etc.… si estas son nuestras respuestas el Señor nos dice en su Palabra en 1 Juan 4:18 “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.

Perfeccionémonos en el amor de Cristo y todo temor desaparecerá y podremos experimentar la verdad de que en todas las cosas somos más que vencedores, (Romanos 8:37). En Él se hace realidad la seguridad que anunciaba proféticamente el Salmo 27:1 “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”   Oración.

«Señor Jesús, gracias porque es imposible que algo me separe de ti. Tu muerte a mi favor es prueba de tu amor inquebrantable y nada impedirá tu presencia constante en mi corazón. Tu amor es eterno y me siento seguro en él; esa seguridad hace que todo temor en mi vida se desvanezca. En el nombre de Jesús, amén.

lunes, 27 de enero de 2025

Señor, ¿si puedes?

 


Señor, ¿si puedes?

“Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó”. Marcos 9: 17-27

En muchas circunstancias de nuestra vida podemos estar preguntándole al Señor si Él puede con alguna situación. Este pasaje fue un momento crítico en la vida de los discípulos, que también ponía en duda la capacidad del Señor Jesucristo, pues los escribas estaban disputando con ellos y haciéndolos quedar en ridículo. Cuando llega Jesús, este hombre le explica a Jesús la situación de su hijo y le pide ayuda, pero según la construcción gramatical y la palabra griega “dynei” usada en el original bíblico, lo hace de una forma irónica, prácticamente le dice: “pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.

Jesús está ante un episodio de incredulidad, a lo cual responde: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. Debemos entender que ante la desesperación y la frustración podemos caer en incredulidad cuando tenemos que esperar una respuesta; y llegar como este hombre a decirle a Jesús si realmente tienes la capacidad de sanar, liberar, transformar, etc., ayúdame.

La respuesta del Señor es interesante porque contesta con la misma palabra griega “dynei” que el padre había usado, pero ahora le devuelve el desafío diciéndole “si tú puedes creer…”.

La sanidad, la liberación y la transformación de nuestras vidas no dependen de la capacidad de Jesús sino de la fe que tenemos. El poder de Cristo nunca debe ponerse en duda, porque Él todo lo puede.

En ese momento el padre se quiebra y “clama” a Jesús. Es un grito de angustia, desesperación y reconocimiento sincero de su poca fe: “¡Creo! ¡Ayuda mi incredulidad!” Esto es lo que quiere escuchar el Señor cuando estamos débiles en nuestra fe. Pidamos que nos ayude en nuestra incredulidad, seamos honestos con Jesús y se abrirá la puerta para el milagro. Es innecesario desafiar a Dios con frases como: “Si eres Dios entonces…”, “si tienes tanto poder…”, “si realmente me amas…”, o “si crees que lo merezco…”.

No seamos hipócritas, nada de eso toca su corazón solo la oración sincera con fe, como dice Mateo 21:22 “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”   Oración.

«Cristo Jesús, perdona mi falta de fe cuando atravieso por situaciones que parecen imposibles, hoy me reconfortas con tu palabra cuando dices: “al que cree todo le es posible”. Señor aumenta mi fe, y la capacidad de ver las cosas como tú las ves, porque para ti no hay nada imposible. Quita de mí todo espíritu de incredulidad y dureza de corazón para creer todo lo que ya has declarado en tu Palabra y recuérdame “que todo lo puedo en ti, que me fortaleces”, ayúdame a mirarte y dame la gracia suficiente para aprender a esperar la respuesta en el momento oportuno. En el nombre de Jesús, amén.

sábado, 25 de enero de 2025

Un llamado a la diligencia


Un llamado a la diligencia

“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” Romanos 12:11

Este año hay que empezarlo con entusiasmo, el Señor nos pide aquí tres cosas: ser diligentes, fervientes en espíritu y servir. Los creyentes no debemos ser perezosos en todo aquello que requiere celo, como son las cosas del Señor. Debe haber una cierta intensidad en la vida cristiana y no darle lugar al letargo espiritual, más en este momento donde el mundo es un campo de batalla entre el bien y el mal. El tiempo es corto y la vida es una preparación para la eternidad. La palabra griega para diligencia es “spoude” que significa “apresurarse a hacer algo, esforzarse, procurar con mucho deseo”.

El consejo lo da el apóstol Pablo quien sabía muy bien cómo aprovechar el tiempo. Nunca se lamentó por haber perdido una oportunidad para evangelizar, ayudar a otros, exhortar, aconsejar, predicar, enseñar o ser misericordioso. Lo contrario a diligente, como se menciona en el versículo, es ser “perezoso”. En griego es “okneros” que da la idea de encogerse, ser tímido, retardarse o ser negligente. Muchas veces Dios nos presenta maravillosas oportunidades para crecer, aprender, corregir una falta, restaurar, hablar de Cristo a otras personas, incluso de trabajo, ministerio, o ayudar a alguien y actuamos perezosamente.

La pereza también nos hace ignorar las necesidades de los demás. Necesitamos evaluar nuestras prioridades. Hay muchas cosas secundarias que podemos dejar para mañana, pero nunca las importantes. No permitamos que la pereza detenga nuestro crecimiento, nos haga perder los buenos hábitos espirituales y terminemos abandonando el servicio al Señor.

Debemos mantener el espíritu al rojo vivo, un espíritu ferviente, el Señor Jesús en Apocalipsis 3:1 dice que lo único que no puede tolerar es que seamos tibios en nuestra relación con Él. Permitir que el Espíritu Santo nos incendie para Cristo. Este celo, que el Espíritu mismo hace arder en nosotros, nos llevará a servir verdaderamente al Señor. Servir al Señor es no dejar escapar las oportunidades que nos brinda de aprender algo nuevo, o de podar algo viejo o infructuoso; de dar una palabra de ánimo, o de advertencia, de ayudar, o de consolar. Son oportunidades que no se nos volverán a presentar.     Oración.

«Amado Señor, enséñame a tener una relación de amor contigo encendida por el poder y la gracia del Espíritu Santo, a ser diligente en tu obra para predicar, enseñar y aconsejar a los demás, a servirte con un espíritu ferviente, con temor y temblor, recuérdame que el tiempo es corto y la vida es una preparación para la eternidad. En el precioso nombre de Jesús, amén.


jueves, 23 de enero de 2025

Mi plomada de albañil

 


Mi plomada de albañil

“Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro hecho a plomo, y en su mano una plomada de albañil. Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más”. Amós 7:7-8

“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. Miqueas 6:8

Hoy tenemos que entender primero qué es una plomada de albañil y por qué el Señor usa esto en una visión para enseñarle al profeta Amós acerca del pueblo de Israel. Una plomada de albañil consiste en una cuerda con un peso en un extremo generalmente de metal, que al templarlo permite verificar si una superficie está perfectamente alineada verticalmente. Es una herramienta básica en la construcción para garantizar la verticalidad y precisión de diversas estructuras y asegura que paredes y columnas se mantengan derechas, evitando desviaciones que puedan comprometer la estabilidad de una construcción.

Con esta visión se le muestra a Amós que su pueblo se ha desviado completamente y aunque ha pasado el tiempo nada ha cambiado en su comportamiento, la idea es que el Señor emplea una plomada para medir la rectitud del edificio moral y religioso de la nación. Como resultado halló a la sociedad entera inclinada hacia la maldad. El pueblo va a caer debido a su pecado en todos los niveles de la sociedad. El profeta ya no pudo interceder más, pues el pecado de Israel fue como un cáncer mortal en el corazón de la nación entera. Tuvo que resignarse a la sentencia de Dios: ¡No lo soportaré más!, (Amós 7:8). Dios no pudo pasar por alto su pecado de idolatría, inmoralidad e injusticia a todo nivel.

Si lo aplicamos a nuestra vida espiritual, podemos decir que a pesar de tener los planos del Gran Arquitecto para construir una vida cristiana recta y justa, con su santa Palabra que nos enseña por qué camino debemos andar, (Salmos 32:8); muchas veces actuamos en nuestra propia prudencia y terminamos desobedeciendo e irrespetando los derechos de los demás y desviándonos del propósito que el Señor tiene para nosotros que es ayudarles a otros a fundamentar su vida en Jesucristo. Si ven en nosotros algo torcido, que no es de testimonio podemos arruinar no solo nuestra propia vida sino la de los demás.

Este año es un llamado a andar en rectitud, pidiéndole al Espíritu Santo que nos ayude en nuestro proceso de santificación, Él es nuestra plomada de albañil, para caminar en obediencia. Para que nuestra edificación espiritual perdure hay que edificarla correctamente. Plomada en hebreo es la palabra “yashar”, que significa “ser recto”. En la Biblia, el resultado de seguir la línea de la “plomada de Dios” es la rectitud. Dios va a poner su plomada en la construcción de nuestra vida espiritual, la medirá y solo pasará la prueba aquella que se ajuste a la rectitud de la plomada. En la Palabra de Dios encontramos todo lo que debemos saber para edificar correctamente, por eso, el día que estemos ante la presencia del Señor no podremos decir que no sabíamos cómo construir. ¿Cómo estamos construyendo nuestra vida espiritual? ¿Seguimos los dictados de la cultura o los mandamientos de Dios? ¿Hacemos caso a la voz del Espíritu Santo o simplemente nos dejamos guiar por nuestros deseos?    Oración.

«Gracias Señor por darme la dirección correcta por donde debo andar, a través de tu Palabra, me has declarado en ella lo que es bueno y solamente me pides que camine en rectitud, hacer justicia, misericordia y ser humilde ante ti. Fija tus ojos en mí para que no me desvíe ni a derecha, ni a izquierda. En el nombre de Jesús, amén.