sábado, 16 de noviembre de 2024

La multiforme gracia de Dios.

 


La multiforme gracia de Dios.

“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.”, 1 Pedro 4:10

La gracia de Dios se manifiesta de maneras diferentes, la escritura nos enseña que es multiforme, denotando que se presenta de diversas maneras. Una de esas maneras son los dones, que vienen como producto de un favor inmerecido de Dios y no por mérito propio.

Una de esas formas en que se presentan estos dones impulsados por su gracia, es a través de lo que hacemos normalmente, pero que por su Espíritu Dios lo hace extraordinario, en Romanos 12:6-8 se nos explica este hecho: “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”, como podemos leer, otra vez por la gracia de Dios, tenemos diferentes dones como profecía, que se refiere a interpretar de manera correcta la escritura en el contexto actual y futuro, el don de servicio, el de enseñar y otros tantos dones que tienen algo en común: el Espíritu los hace dones extraordinarios y poderosos en Cristo Jesús con el propósito de edificar a la iglesia, de alcanzar a los perdidos y de derrumbar toda mentira que se levanta en contra del conocimiento de Cristo.

Otra clave de estos dones es que no son para nosotros mismos, sino para servir a los demás, para usarlos con el objetivo de bendecir a otros y lo más importante es que son para glorificar a Dios y deben, por lo tanto, estar alineados o en obediencia a la Palabra de Dios, como continúa el versículo de hoy: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.”, (1 Pedro 4:11).   Oración.

«Padre cuánta gracia me has dado para que pueda estar preparado en todo para toda buena obra y que por medio de lo que hago, lleno del Espíritu, muchos sean consolados, sanados y salvados, al creer en Jesús, pues lo están percibiendo a través de mi vida. En el nombre de Jesús, amén.

viernes, 15 de noviembre de 2024

Catarsis espiritual. Parte 2

 

Catarsis espiritual. Parte 2


“Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve” “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.” “Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.”, Salmos 51:7, 10 y 12

La catarsis espiritual experimentada por el rey David es guiada por el Espíritu de Dios, que no se quedó solo en mostrarle su pecado sino que lo lleva a la cruz, pues cuando el rey David dice “Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve” (Salmos 51:7) está haciendo una referencia directa al hisopo que se untaba en los dinteles de las casas del pueblo de Israel con la sangre del cordero para que el ángel de la muerte no pasara por ellas; un simbolismo y alusión directa a la sangre del Cordero de Dios que sería rociada sobre nosotros para perdón de pecados (1 Pedro 1:2).

Esta catarsis espiritual debe culminar con el éxtasis espiritual que produce la cruz, debemos morir al pecado para resucitar juntamente con Cristo. Una verdadera transformación espiritual que continúa en el corazón, llevándonos a una vida de obediencia guiada por el poder transformador del Espíritu de Dios. Es decir, la catarsis espiritual bíblica, no se trata de una emoción pasajera que sólo permanece mientras dura un hecho que nos conmovió, sino que es un cambio interior profundo que dura toda nuestra vida y va transformando cada área de nuestro ser.

Por esta razón David, guiado por el Espíritu, pide en oración mantenerse constante y pide vivir coherentemente, para no dar mal testimonio del Señor y además clamar por ser sostenido por el amor de Dios cuando dice: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.” (Salmo 51:10), anhela una limpieza y renovación, pero sobre todo, que el Señor lo lleve a la obediencia, sostenido y renovado en el Espíritu Santo. Para lograr mantenerse en la posición que Dios le dio finalmente David pide “Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.” (Salmo 51:12). Todos estamos llamados a esta catarsis espiritual, a un cambio y renovación que transforme el rumbo de nuestra vida, pero no un evento pasajero por las consecuencias del pecado sino una obediencia perfecta como la que solo Cristo nos puede dar por medio de la fe en él.   Oración.

«Sin ti Jesús no podría cambiar mi vida, solo en ti puedo nacer de nuevo y obedecer al Padre como tú lo hiciste, pues lo que es imposible para el hombre es posible para Dios, que tu Espíritu, habitando en mi corazón, me guíe y todos los que me conocen vean a alguien diferente porque he sido transformado de dentro hacia afuera para reflejar tu amor. Amén.

jueves, 14 de noviembre de 2024

Catarsis espiritual. Parte 1

 


Catarsis espiritual. Parte 1

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;

Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

Lávame más y más de mi maldad,

Y límpiame de mi pecado.”, Salmos 51:1-2

En la RAE la definición de catarsis es “Purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda”, en psicología, se utiliza para describir la liberación emocional intensa que alguien experimenta al expresar sentimientos reprimidos.

Aunque en la biblia la palabra «catarsis» no aparece literalmente, el concepto de tener una experiencia de liberación y transformación interior profunda, si está registrada en varios pasajes.

El rey David experimentó una catarsis espiritual cuando al ser confrontado por su pecado se da cuenta de que ha actuado con necedad y sus acciones han tenido consecuencias terribles, es decir, Dios le muestra su estado interior y lo lleva a darse cuenta de que si sigue actuando de esta manera, las cosas no van a terminar bien, pues de lo que está sembrando eso recogerá. Pero si Dios no le alumbra el entendimiento a través de enviar su Palabra y revelarle su pecado, el rey David no hubiera tomado un camino diferente, precisamente por el engaño del pecado (Hebreos 3:13). Esta confrontación que Dios envió por medio del profeta se encuentra en el segundo libro de Samuel capítulo 12.

En el Salmo 51, guiado por el Espíritu, el rey David describe su proceso de transformación interior, de arrepentimiento que en griego usa la palabra metanoia y se refiere a un cambio de la forma de pensar, que tiene como consecuencia aborrecer el pecado y alejarse de él. Por esto el Rey David reconoce que ha pecado cuando dice: “Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. ” esto muestra la obra del Espíritu Santo convenciendo a David de su real estado interior (Juan 16:8).

Necesitamos que el Espíritu Santo nos muestre nuestro estado interior y nos revele profundamente lo que sucede en nuestras vidas, ser confrontados pero en su luz para que sea revelado lo oscuro, sean abiertos nuestros ojos y se manifieste nuestra urgente necesidad de Jesús.  Oración.

«Señor ten misericordia de mí, no quiero seguir igual, por la gracia de Cristo perdóname, límpiame y cambia el rumbo de mi vida para desde ahora en adelante hacer tu voluntad, transforma mi interior dándome un corazón obediente y colocando a tu Espíritu en mí, en el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Debemos pedir creyendo

 


Debemos pedir creyendo

“Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. Mateo 21:21-22

En esta promesa, Jesús agrega un elemento importantísimo para la oración, debemos tener gran confianza en Dios y debemos pedir, creyendo. Nuestra fe debe ser tal, que cuando pedimos debemos tener la convicción de que será contestada. Sin embargo, no es la única condición para recibir respuesta. La Biblia establece varios elementos para una oración eficaz: Debemos orar en el nombre de Jesús, orar con el deseo de que se haga la voluntad de Dios antes que la nuestra y permanecer en su Palabra.

Si no entendemos bien esta promesa, podemos desanimarnos cuando no vemos la respuesta inmediata de Dios. Si la entendemos correctamente producirá poder en nosotros. ​Jesús promete que la oración nos da la capacidad para hacer grandes cosas, es la manera de recibir su poder para solucionar las situaciones adversas, es el canal para eliminar montañas de dificultades, por tanto, debemos orar, levantarnos y obrar, pero a veces hay que esperar y dejar actuar a Dios en las cosas que parecen imposibles y que sólo Él puede resolver.

La oración nos sirve para aceptar situaciones que no pueden ser cambiadas, como el ejemplo del apóstol Pablo, que le pidió al Señor ser sanado de una enfermedad en los ojos, un aguijón en la carne, pero Dios no lo libró de esa situación, sino que lo capacitó para aceptarlo, entendiendo que el poder de Dios se perfeccionaría en su debilidad. Su situación no solamente fue aceptada sino transformada en gloria.

El mismo Jesús en Getsemaní, oró intensamente en su agonía, por su inminente muerte en la cruz, pidiendo pasar esa copa, pero esa petición no podía ser concedida, oró hasta recibir la fortaleza para cumplir con la voluntad del Padre, su situación fue transformada y lo condujo directamente a la gloria de la resurrección.

Detrás de una petición siempre está la voluntad de Dios y el propósito por el cual nos permite pasar por situaciones difíciles, que generalmente nos llevan a fortalecer la fe, a crecer espiritualmente y a ver su gloria.

La oración nos da la capacidad para soportar lo insoportable, cosas que son inevitables, que son parte de la vida, como: la enfermedad, la muerte, las desilusiones, los fracasos, etc. La oración es un bálsamo de consuelo, fortaleza y paz, cuando llevamos nuestras cargas y descansamos en el amor y la misericordia de Dios. Oración.

Señor Jesucristo, me enseñaste a orar para tener un canal de comunicación contigo, y para presentar ante ti las situaciones de mi vida. Dame la confianza y la fe para entregarte mis cargas y descansar en tu presencia, teniendo la certeza de que oyes mi oración y estás presto a responderme. Amén.

martes, 12 de noviembre de 2024

Conocer a Jesús

 


Conocer a Jesús

“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová”, Jeremías 9:23-24

“Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.”, 2 Pedro 1:2

“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,”, 2 Pedro 1:3

Entre más conozco a Jesús, recibo de él todas las cosas que ya me han sido dadas, este conocimiento viene por su Palabra y por la acción de su Espíritu en nosotros cuando creemos, una fe que obra impulsada por el amor de Dios que ha sido derramado en nuestro corazón (Gálatas 5:6, Romanos 5:5).

El conocimiento de Jesús no es cualquier conocimiento intelectual superficial, sino como lo confirma la palabra griega usada en 2 Pedro 1:3 “epígnosis” denota un conocimiento profundo, basado en un pleno discernimiento que es revelado mediante el Espiritu de Dios a nuestras mentes limitadas, pero que no se queda en ideas solamente sino en una experiencia de primera mano.

Si, cuando creemos en él, luego de escuchar su evangelio (la mayor y mejor buena noticia), podemos experimentar su amor, su paz y su plenitud de forma directa, sin intermediarios.

Entonces si esta revelación del conocimiento de Cristo a nuestra vidas viene por medio del evangelio que manifiesta el favor inmerecido de Dios en Cristo “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,” (Romanos 3:24), debemos por tanto estar atentos a escucharlo, a escudriñarlo, a valorar cuando se nos enseña la palabra de Dios en su texto y en su contexto, pues es como una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que Cristo sea formado en nosotros (2 Pedro 1:19).

Entendemos entonces, que el conocimiento integral de Cristo, nos lleva a ser moldeados a la imagen de Cristo, porque es por la fe en lo que está escrito que se hace realidad en nosotros cada promesa y nos permite descubrir el gran tesoro espiritual que ha sido colocado en nosotros. Hermanos, el conocimiento de Cristo nos transforma (2 Corintios 3:18, Hebreos 4:12)    Oración.

«Mi amado Jesús, anhelo conocerte más, aprender más de ti para honrar al Padre, tal como tú lo hiciste y me diste ejemplo, y qué buena noticia saber que por medio de la fe puedo tomar para mí tus virtudes, identificándome plenamente con lo que dice la Escritura y colocándolo en práctica por el poder transformador de tu Espíritu, amén.

lunes, 11 de noviembre de 2024

Transformación

 


Transformación

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”, Romanos 12:2

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”, 2 Corintios 3:18

Un creyente puede ser tentado a rendirse por que no ve un cambio radical en muchas cosas de su carácter. Solemos juzgar incluso si vemos a un redimido con alguna deficiencia de carácter y pensamos mal de nuestro hermano, sin embargo, Jesús está haciendo una obra en cada uno de nosotros respecto a moldearnos a su imagen para poder reflejar plenamente su amor (Filipenses 1:6). Por ejemplo, cuando ocurre una situación en la que no hemos respondido con un carácter apacible y amable como el de Cristo, podemos estar tentados a tirar la toalla, pero es precisamente allí donde necesitamos nuevas fuerzas y una renovación de la manera en que estamos entendiendo la gracia de Dios. “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,” (Tito 2:11-12) Este versículo es claro en enseñarnos que la gracia de Dios se ha revelado para salvación de todos y nos enseña que podemos renunciar a la pasada manera de vivir llena de pecado, es decir, que la gracia es como una maestra que nos lleva a vivir como Dios quiere que vivamos, en perfecta obediencia pero también reflejando todo el fruto del Espíritu; nos va llevando de la mano y es nuestra responsabilidad responder a su guía.

Somos transformados por el Señor, pero también estamos llamados a renovar nuestra manera de pensar para poder comprobar la voluntad perfecta de Dios y como efecto práctico ser irreprensibles en nuestra manera de vivir. Oremos para que se cumpla en nosotros lo que dice la Palabra de Dios: “Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo”, 2 Tesalonicenses 3:5.   Oración.

«Padre, fortalece mi fe para perseverar en llegar a ser como Cristo, colocando mi mirada en él y siguiendo adelante a pesar de mis debilidades, sabiendo que tú me guías en tu Espíritu impulsado por la gracia de Dios que actúa para llevarme a una vida íntegra tal como Cristo vivió. En el nombre de Jesús, amén.

domingo, 10 de noviembre de 2024

Conversión

 


Conversión

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”, Juan 3:5-7

La conversión es una experiencia extraordinaria que te lleva a estar convencido y a ser consciente de la presencia de Dios en tu vida, pero que debe consumarse con el nuevo nacimiento, como Jesús le dijo a Nicodemo cuando éste vino a consultarlo de noche: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” (Juan 3:3)

Esta experiencia extraordinaria no necesariamente se trata de un milagro o una señal sorprendente, sino que se trata básicamente de un encuentro personal e íntimo con el Cristo vivo. Tal vez no lo miramos con nuestros ojos físicos sino con los ojos de la fe, pero no es una fe ciega sino que él revela una paz como ninguna otra, un gozo profundo y una esperanza inquebrantable cuando escuchamos su palabra y recibimos su amor. De esto se trata “nacer del agua y del Espíritu”, el agua de su palabra y por el Espíritu Santo, esto lo reafirma el apóstol Pedro por revelación del Espíritu: “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” y en el versículo inmediatamente anterior confirma el actuar del Espíritu: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 Pedro 1:22).

La verdadera conversión entonces es nacer de nuevo, un nacimiento espiritual que nos hace una nueva creación e hijos de Dios por medio de la fe en Jesús (Juan 1:12-13).

Si tú hoy quieres nacer de nuevo debes escuchar la Palabra de Dios, creer en lo que dice acerca de la muerte y resurrección de Cristo por ti y aceptar el regalo de salvación que Cristo te da. Para confirmar que cumplirá su promesa él colocará como garantía de salvación a su Santo Espíritu, tal como dice en su Palabra: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,” (Efesios 1:13)     Oración.

«Padre soy testigo de la presencia real de Cristo en mi vida, de que lo enviaste por amor, para mi salvación y que ahora habita en mí por medio de tu Espíritu y anhelo que otros nazcan de nuevo al anunciar el evangelio de salvación y que escuchando crean para tener vida eterna como yo ahora la tengo. Gracias Padre. En el nombre de Jesús y con la unción de tu Espíritu Santo. Amén