viernes, 15 de noviembre de 2019


Acceso gratuito
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”, Hebreos 4:16
Tenemos acceso gratuito a Dios, con toda confianza tenemos la libertad y acceso a Él, gracias a la fe en Jesucristo (Efesios 3:12).
Antes no podíamos acceder porque había un muro, una cortina que nos separaba de Dios (Hebreos 10:20), nuestro pecado nos distanciaba del gozo del Altísimo, pero Jesús ofreciendo su cuerpo como sacrificio nos abrió un camino nuevo y vivo: Él mismo en nosotros.
Así que recorramos este camino nuevo, yendo cada día a la presencia de Dios para recibir misericordia, hallar gracia y el socorro que necesitamos al enfrentar todas las vicisitudes de la vida. Entender y aceptar que ya no estamos solos es una gran realidad que debe sacarnos del temor, de la esclavitud del pecado y de una vida sin propósito alguno.
or esto el Señor Jesús declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). Este camino que abrió con su sangre nadie puede ni debe cobrar o pagar por él, porque es Cristo mismo, que vive y actúa en cada uno de los que creemos en Él (Colosenses 1:26), quien nos otorga la capacidad, la voluntad y la fuerza para permanecer y agradar al Padre, porque no podríamos por nuestros medios atravesar el velo, ni recorrer el camino hacia el Padre.
Ya que tenemos acceso gratuito al lugar santísimo, ¿hemos de estar entonces preocupados o angustiados por algo? ¿Nos dejaremos vencer por algo, o que alguna circunstancia nos haga vivir en derrota? Por supuesto que no.  Oración.
Tu gracia, Señor, es todo lo que necesito, no sólo me sostienes en tiempo de prueba o dificultad, sino que me llenas de alegría, de nuevas fuerzas, por tanto, no debo estar en derrota si puedo ir libremente a tus brazos de victoria y amor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 14 de noviembre de 2019

La confianza en Dios


La confianza en Dios

“Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.”, Salmos 143:8
Todos hemos tenido momentos de angustia o duda, en donde no vemos el camino a seguir y desconfiamos del porvenir, pero es en este instante que debemos recordar que podemos confiar plenamente en Dios. Confiar en Él nos trae nuevamente a la verdad, a la realidad del reino de Dios, nos coloca en un piso firme, donde podemos decir: “Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.” (Salmo 91:2).
Se trata entonces, de recordar y de poner en acción la confianza en Dios, no como un método de autoayuda, pues Dios es fiel, sino que en varias ocasiones se nos olvida que Él está con nosotros siempre, somos nosotros los que nos alejamos y tomamos decisiones sin contar con su ayuda y tratamos de “resolver” con nuestra fuerza. Podemos creerle a Dios y confiar cuando Él dice “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5), pues Dios bendice a quienes confían en Él y están atentos a su Palabra (Proverbios 16:20).
La escritura dice en 1 Juan 5:14 “Y esta es la confianza que tenemos en él, que, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye” y si no oye, podemos confiar en que tenemos lo que le pedimos; pero también nos instruye a pedir con fe, sin dudar (Santiago 1:6), pues esta duda denota una falta de confianza en Dios.
Si hay alguna necesidad, Dios suplirá todo lo que necesitemos, conforme a las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús (Filipenses 4:19). Por lo tanto, mantengámonos confiados en Él, haciendo lo que agrada a Dios, demostrando con acciones que verdaderamente confiamos en sus promesas. Esto hará prosperar nuestro camino, será nuestro deleite y en consecuencia: Él nos concederá los deseos de nuestro corazón (Salmos 37:3-4) conforme a su voluntad. Oración.
Señor, sé que puedo confiar en ti, descansar en tus promesas y esperar atentamente tu ayuda. Quita toda desconfianza de mi corazón, porque será mi firmeza y mi triunfo el confiar plenamente en ti, aun en tiempos de sequía. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 13 de noviembre de 2019

Una raíz de amargura. Parte 2


Una raíz de amargura. Parte 2
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?”, 2 Corintios 13:5
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.”, Salmos 139:23-24
Una raíz de amargura no se ve a simple vista, así como la raíz de las plantas que está cubierta, nosotros en muchas ocasiones disfrazamos o no admitimos que hay enojo en nuestro corazón, o que hemos guardado rencor, temor o desilusión por algún conflicto que hayamos tenido.
Por ejemplo, cuando una persona ha caído en la amargura, si alguien le hace un reclamo o le pide explicaciones, empieza a buscar en la otra persona los defectos, para tapar sus propias faltas y justificar su amargura.
Por esto debemos examinarnos en la presencia de Dios, ya que la oración es la medicina eficaz para que Dios quite toda raíz de amargura, pero esta medicina debe ser tomada diariamente y con toda diligencia, colocando toda ansiedad, preocupación, temor o dolor en manos de Dios, porque Él cuida de nosotros (1 Pedro 5:7).
Hermanos, aunque Dios sabe todo de nosotros y conoce nuestro corazón, es su voluntad que le hagamos conocer todo lo que nos inquieta y que Él nos examine en lo más profundo de nuestro interior, para ver si hay alguna raíz de amargura o perversidad, si hay algo en lo que lo estemos ofendiendo, para que Él nos muestre y coloque en nosotros el pensar correcto, el sentir adecuado y el camino íntegro que debemos seguir.  Oración.
Señor, te pido que examines en lo más profundo de mi ser y que quites toda raíz de amargura si no he perdonado verdaderamente a alguien, o si no estoy haciendo lo que te agrada, guíame por el camino recto y sáname de toda herida emocional y espiritual que haya en mí. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 12 de noviembre de 2019

Cuida tus enojos


Cuida tus enojos
 “La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar por alto su ofensa”
Todos nos enojamos por diversos motivos.
Hay ira que nos lleva a hacerles bien a otros, como cuando nos enojamos al ver alguna injusticia. Por ejemplo, la ira justa de Jesús llevó a la purificación del templo (Juan 2:13-20). Comerciantes se habían apoderado del templo reservado para la adoración y la ocupaban para vender animales para el sacrificio. El Señor Jesús los echó y restauró el lugar a su uso original.
La ira también puede desencadenar una serie de circunstancias negativas que rápidamente se van fuera de control. Decimos palabras que lastiman a otros. Por tanto, necesitamos ayuda con el enojo y debemos evitar la compañía de aquellos que influyen negativamente y convertirnos en personas crónicamente enojadas. La Biblia dice: “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma”.
Evalúa tus propias actitudes y palabras. Santiago nos dice: Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
Podemos experimentar la ira sin dejar que se convierta en pecado o permitir que traiga consecuencias negativas. La Biblia dice: Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. Tratar con la ira el mismo día en que surge sirve como elemento prudente tanto para evitar los resultados adversos que nuestra ira puede causar como para poner freno a la actividad del diablo en nuestra vida.
Siga las instrucciones de Dios, use los principios bíblicos para vencer el enojo dañino en su vida. La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir la ira. Oración.
Amado Padre, gracias por tu amor, por tu misericordia por tu fidelidad y por la provisión diaria en mi vida. Hoy coloco en tu altar todo lo que produce ira en mí, aleja toda mala palabra con la cual pueda hacer daño a los demás, que de mí solo salgan palabras sabias, anhelo ser como dice tu palabra pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 11 de noviembre de 2019

Una deuda de amor


Una deuda de amor

“Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.”, Mateo 18:32-35
En Mateo 18:23-35, vemos el caso de un deudor que le fue perdonada la deuda por su señor luego de rogarle intensamente, pero no hizo de la misma manera que hicieron con él, al no perdonar la deuda que otro le debía, que era incluso mucho menos, sino que tomó del cuello a su deudor y le exigió que le pagara de inmediato (versículo 28).
Todos tenemos una deuda de amor que podemos pagar con actos simples al aplicar el principio de: “Y como quieren que hagan los hombres con ustedes, así también hagan ustedes con ellos” (Lucas 6:31) y tratar a los demás con el mismo amor y la misma misericordia con que Dios nos perdona. El principio de reciprocidad debería estar en nuestra mente y corazón, ya que un preso que ha sido liberado lo último que desearía es que otra persona esté condenada, y eso somos todos los que hemos sido liberados por la preciosa sangre de Cristo.
Esta deuda de amor se paga dando a los demás lo que Dios nos ha dado, y se evidencia cuando perdonamos diariamente las ofensas y contradicciones que los demás hacen con nosotros, porque si Cristo nos perdonó gratuitamente cuando aún éramos pecadores y enemigos de Dios (Efesios 2:5), nosotros lo debemos hacer con quien nos lastima, nos calumnia o nos persigue.
Por lo tanto, no debemos guardar resentimiento en nuestro corazón, ni falta de perdón, si tenemos una deuda de amor, lo mínimo que deberíamos hacer es no agrandarla más y pagar a tiempo los intereses que genera, como nos enseña la escritura “No debáis a nadie nada, sino el amaro unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.” (Romanos 13:8).  Oración.
Señor, que mi corazón no guarde rencores ni falta de perdón, porque tú me limpiaste y pagaste toda mi deuda en Cristo, así mismo quiero perdonar y amar a mi prójimo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 10 de noviembre de 2019

Dios es fiel y su Palabra inconmovible


Dios es fiel y su Palabra inconmovible

“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; más la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.”, 1 Pedro 1:13–25
Vivimos en tiempos peligrosos dice la Biblia en 2 Timoteo 3:1, nada es seguro ni perdurable, el futuro del planeta produce pesimismo hasta en los mismos creyentes. En una era como ésta, sólo una cosa tiene garantía de ser inconmovible, la Palabra de Dios, y esto debe llenarnos de esperanza porque sabemos que Jesús dijo en Mateo 24:25 «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán». Cuando el mundo a nuestro alrededor se esté desintegrando podemos mantenernos firmes en la Palabra de Dios. Por eso es tan importante edificar nuestra vida sobre las constantes verdades de la Biblia y disponernos a llevar una vida santa.
Dios es la fuente de la santidad, es Santo en su esencia y quiere que seamos participantes de esa santidad, siendo como Él. Quizá es una demanda difícil para nosotros. Sabemos que no podemos llegar a ser santos por nuestros propios esfuerzos, necesitamos ser santificados por Dios, quien no sólo da el mandamiento de ser santos, sino que está dispuesto a dar el poder por medio de su Santo Espíritu, quien también nos ayuda a ser obedientes y a vencer el pecado.
El inminente regreso de Cristo debe ser una motivación a vivir para Él. Eso significa estar mentalmente vigilantes («ceñid los lomos de vuestro entendimiento»), disciplinados («sed sobrios»), y concentrados («esperad por completo»). ¿Será que estamos listos para encontrarnos con Cristo? Evitemos entonces toda codicia de lo temporal y pongamos todo nuestro tiempo, dinero y energías en lo permanente: la Palabra de Dios y nuestra vida eterna en Cristo. Oración.
Señor, gracias por la revelación de tu Palabra por medio de la cual has purificado nuestros corazones, llévanos a vivir vidas santas, danos templanza o dominio propio para no dejarnos seducir del mundo y de la carne, ciñe los lomos de nuestro entendimiento, de manera que vivamos con la mente Cristo, glorificándote en todo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 9 de noviembre de 2019

Jesús es único e incomparable


Jesús es único e incomparable

Oración.
Gracias Jesús porque viviste para mostrarme el camino, tu plan desde el principio fue pagar el precio por mi pecado en una cruz, eres único e incomparable por dar tu vida por mi rescate y por ser el mediador de un nuevo pacto, donde puedo acercarme con confianza a la presencia de mi Padre celestial. Amén.
“Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”, Juan 18:36-37
“porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”, Lucas 19:10
Jesús es único e incomparable, sólo Él pudo pagar el precio para quitar el pecado de la humanidad. En ningún otro hubo posibilidad alguna, pues no se trata de hombres sino de Dios dando la única solución para el mundo caído. El amor por el mundo fue lo que lo motivó a hacerse hombre y venir a habitar en medio de nosotros para cumplir con su misión de morir por nuestra culpabilidad. La misión de Jesús Dios-Hombre fue clara desde el principio, no se distrajo con ninguna otra cosa que no fuera el plan de salvación. Sabía a qué vino y qué tenía que hacer. Por eso nunca se desvió. Vino con el conocimiento del propósito eterno y su participación para el cumplimiento de este.
Cristo es el único camino de regreso al Padre, ya que por el pecado de Adán nos desviamos de Él. Por eso lo anunció, lo reconoció y lo vivió. En Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Sólo Jesús es la solución aunque muchos todavía piensan que todos los caminos conducen a Dios pero no es así, buscan su presencia en falsas religiones, sectas, esoterismo y ocultismo, pero nunca la hallarán.
Él es el único mediador. 1 Timoteo 2:5 “Porque hay un solo Dios, y un sólo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Qué buena noticia, no necesitamos intermediarios, podemos ir directamente a la presencia del Padre por medio de Jesucristo. No existe otro que esté más cerca de Dios que Él. Fue el único que se sacrificó por nosotros, nadie más lo hizo, el único que nos defendió y nos reconcilió con el Padre.
Esta es la gran verdad de la fe cristiana. Hay un sólo Dios vivo, no necesitamos más dioses falsos, ni ángeles, ni imágenes, ni intermediarios, ahora nuestro acceso es directo al Padre por medio de Jesucristo. Acercarse a nosotros le costó a Dios la muerte de su Hijo. Jesús por su sacrificio recuperó para sí a los hombres; dio su vida para revelarnos el amor de Dios y traernos de vuelta a casa. Cristo vino a traer eternidad.
Pero no basta con saber que el Señor Jesucristo murió, resucitó y se sentó victorioso para interceder por nosotros, debemos encontrar el significado de lo que hizo para nuestras vidas y tomar una decisión frente a esto. Cuando decidimos seguir a Cristo debe haber un cambio radical en nuestro interior.