domingo, 8 de septiembre de 2019

¿DEPENDIENTES O INDEPENDIENTES?


¿DEPENDIENTES O INDEPENDIENTES?
“Vuestra perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: ¿No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: ¿No entendió?”, Isaías 29:16
" Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.”, Jeremías 18:3-4
Hoy vemos el colmo de la necedad del hombre, negando a su diseñador y su hacedor. Este pasaje de un libro escrito hace 750 años aproximadamente, nos revela cómo en su rebeldía el hombre niega aun su propia naturaleza, negando a su creador, no reconoce lo limitado de su propio andar, ni mide sus días (Salmo 90).
Al negar a nuestro alfarero nos hacemos nuestros propios dioses y ¿qué consecuencia tiene rechazar a Dios y seguir de manera independiente? Para entenderlo, hay que reflexionar lo que la Biblia nos cuenta acerca de lo que ocurrió en el huerto del Edén: Dios en su amor, permitió que el hombre tuviera el árbol del conocimiento del bien y del mal, y el árbol de la vida, le colocó la decisión de vivir guiado por Él o que viviera independientemente de Él.
El hombre eligió vivir bajo su propio juicio, colocar sus propios límites de lo bueno y lo malo, y por esto recogió las consecuencias, ya que sólo Dios que lo formó es un Dios santo, que hace justicia, y por lo tanto sólo Él puede definir la ley moral.
Esta historia se repite día a día, siempre tenemos la opción de hacer las cosas de la mano de Dios, pero nuestra tendencia al pecado, a vivir independientemente, nos lleva al “yo puedo solo”, “no necesito de nadie”. Nos conduce a inventar nuestras propias leyes y en esa autosuficiencia, al final se recogen las consecuencias de dolor y pérdida.
Entonces nos damos cuenta que no somos nuestros propios creadores, ni producto de la casualidad, que necesitamos que Dios forme en nosotros, con su amor, el carácter de Cristo, para poder vivir y decir como Él: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” (Juan 4:34).
Coloquémonos en las manos del Alfarero, por medio de la fe en su hijo Jesucristo, dejemos de actuar sin depender de Dios y a ser nuestros propios dioses, ¿se equivocará quien nos ama y nos hizo al guiar nuestra vida? Claro que no. Oración.
"Señor, quiero decidir mi vida a partir de tu Palabra y a tu guía; forma en mi corazón el carácter de Jesús, para poderte servir y hacer tu voluntad. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 7 de septiembre de 2019

HABLANDO EN SECRETO CON DIOS. PARTE 2


HABLANDO EN SECRETO CON DIOS. PARTE 2
"Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.", 2 Reyes 6:17
"Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama. Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró al SEÑOR [...] Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos.", 2 Reyes 4:32-33,35
En estas situaciones donde el profeta Eliseo, en secreto con Dios, cerró la puerta y oró, ocurrieron cosas sorprendentes.
El profeta estaba a punto de ser atacado por enemigos que buscaban matarle, el siervo que lo acompañaba se angustió pues no miraba claramente que alrededor del profeta estaba el Dios poderoso y eterno respaldándole. Elías oró para que el siervo viera con sus propios ojos que Dios estaba en control de la situación.
Nos ocurre con frecuencia, que no podemos ver, no sabemos qué hacer, las cosas no están bien y nos llenamos de temor, sólo vemos el problema acechando. Si vamos al secreto de Dios, allí en ese lugar donde cerramos nuestros ojos físicos, Dios nos mostrará y nos dará la visión necesaria para ver cómo nuestra vida está bajo su control y protección. Pero además de eso, al salir de ese lugar secreto, veremos con claridad nuestra vida, Él nos mostrará el camino que debemos seguir (Salmos 32:8).
¿Estas confundido, sin saber qué hacer, qué camino tomar frente a alguna decisión o algún problema? Entra y habla en secreto con el Padre, Él ve más allá que tú, por medio de la fe en Cristo te abrirá los ojos espirituales, te mostrará sus sendas. Cierra tus ojos y verdaderamente podrás ver.  Oración.
"Señor, abre mis ojos para que pueda ver tus maravillas y tu poder que actúa en mi vida por medio de Cristo, muéstrame el camino que debo seguir y guíame en las decisiones que debo tomar; sólo tú ves lo que conviene en mi vida. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 6 de septiembre de 2019

HABLANDO EN SECRETO CON DIOS. PARTE 1


HABLANDO EN SECRETO CON DIOS. PARTE 1
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”, Mateo 6:6
El Señor Jesús nos enseñó a buscar la presencia del Padre, a entrar en el secreto. Antes de reunirse con multitudes, de alimentarlas, de sanarlas y perdonar sus pecados, se preparaba para que el poder de Dios se manifestara poderosamente (Mateo 14:14-21). Antes de ir a la cruz, en Getsemaní, estaba grandemente angustiado, tanto que sudaba sangre, pero buscó la intimidad con su Padre, en oración, para soportar azotes, vituperios, rechazo y se fortaleció para ir a la cruz, para nuestra salvación. (Mateo 26:36-39).
Así como Cristo nos mostró, también nosotros necesitamos ir a hablar en secreto con Dios para hallar descanso, verdadero consuelo, para que se aclare nuestra visión y para prepararnos para hacer su voluntad.
El descanso y el consuelo lo necesitamos porque hay cosas que nos roban la paz, y sólo en su presencia hay plenitud de gozo; pese a las dificultades y angustias que podamos estar pasando, Él nos dice en medio de los problemas de la vida: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.” (Isaías 26:20-21). Hay cosas que nos angustian y en ese preciso instante necesitamos ir a depositar sobre Él nuestra ansiedad, en secreto, a solas con Él, para encontrar su paz.
Evidentemente por estas angustias y preocupaciones en la vida, el lugar donde debemos llevarlas no es al exterior, sino al lugar interior, donde cerramos la puerta, depositamos en Dios nuestras necesidades, agradeciéndole y como resultado experimentamos su paz que es sobrenatural. Es decir, a pesar de lo difícil que pueda estar sucediendo, su paz nos llenará de tranquilidad en medio de la adversidad. Esto es maravilloso, porque Él nos promete que nuestra mente y corazón estarán bajo su cuidado. (Filipenses 4:6-7). ¿Vas a hablar con Dios en secreto cuando estás angustiado? Si no lo haces, puedes hacerlo y experimentar su paz sobrenatural que está más allá de cualquier entendimiento.  Oración.
"Gracias Señor, porque en medio de las dificultades puedo hablar contigo y hallar paz y verdadero consuelo, solo tú secas mis lágrimas y puedo confiarte todo, a cambio tú me darás tu sobreabundante paz. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 5 de septiembre de 2019

METAS ESPIRITUALES

METAS ESPIRITUALES.
"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.", Filipenses 3:13-14
"Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire",
1 corintios 9:26
Muchos de nosotros nos quedamos anclados en el pasado, en lo que pudo ser y no fue, y vivimos nuestra vida sin un propósito claro. Las cosas que hemos pasado nos dan experiencia, pero día a día tenemos la oportunidad de definir nuestro futuro con Cristo y la forma en que queremos vivir el resto de nuestra vida. Una vida sin metas espirituales es una vida sin propósito, y luchar sin propósito sólo termina en cansancio. El Espíritu Santo por medio de la vida de Pablo, nos muestra esta manera de andar sin objetivos claros como “golpear el aire”, mejor es que nos extendamos hacia adelante, hacia la meta, para llevarnos el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.
Jesucristo es nuestra meta, su salvación ya fue dada a nosotros completamente gratis, gracias a la fe en su sacrificio, fue por lo que Él hizo que triunfamos, pero este llamamiento conlleva una responsabilidad, y esta responsabilidad requiere metas espirituales. No podemos quedarnos estancados pensando y actuando de la misma forma que lo hacíamos cuando no conocíamos a Jesús, Él tiene tareas específicas para cada creyente, y objetivos para cada uno de nosotros, porque fuimos creados para sus propósitos y para su gloria. Sus propósitos son mis propósitos, sus metas son mis metas.
 Hoy podemos reflexionar acerca de nuestro estado espiritual, del conocimiento que tenemos en Cristo, si estamos preparados para servirle y si hemos dejado las costumbres del viejo hombre lleno de vicios. ¿Qué nos falta? Si somos diferentes a lo que éramos hace unos meses u años, la respuesta a estos interrogantes, nos demandará la decisión de fijar metas espirituales y de la mano de su Espíritu en nosotros, iniciar a caminar con toda determinación hasta lograr cada una de las metas propuestas. Lo demás vendrá por añadidura.  Oración.
"Señor, no quiero ser igual al hombre que era antes, quiero avanzar, agradarte, servirte con toda santidad y con todo amor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.", Filipenses 3:13-14
"Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire",
1 corintios 9:26
Muchos de nosotros nos quedamos anclados en el pasado, en lo que pudo ser y no fue, y vivimos nuestra vida sin un propósito claro. Las cosas que hemos pasado nos dan experiencia, pero día a día tenemos la oportunidad de definir nuestro futuro con Cristo y la forma en que queremos vivir el resto de nuestra vida. Una vida sin metas espirituales es una vida sin propósito, y luchar sin propósito sólo termina en cansancio. El Espíritu Santo por medio de la vida de Pablo, nos muestra esta manera de andar sin objetivos claros como “golpear el aire”, mejor es que nos extendamos hacia adelante, hacia la meta, para llevarnos el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.
Jesucristo es nuestra meta, su salvación ya fue dada a nosotros completamente gratis, gracias a la fe en su sacrificio, fue por lo que Él hizo que triunfamos, pero este llamamiento conlleva una responsabilidad, y esta responsabilidad requiere metas espirituales. No podemos quedarnos estancados pensando y actuando de la misma forma que lo hacíamos cuando no conocíamos a Jesús, Él tiene tareas específicas para cada creyente, y objetivos para cada uno de nosotros, porque fuimos creados para sus propósitos y para su gloria. Sus propósitos son mis propósitos, sus metas son mis metas.
 Hoy podemos reflexionar acerca de nuestro estado espiritual, del conocimiento que tenemos en Cristo, si estamos preparados para servirle y si hemos dejado las costumbres del viejo hombre lleno de vicios. ¿Qué nos falta? Si somos diferentes a lo que éramos hace unos meses u años, la respuesta a estos interrogantes, nos demandará la decisión de fijar metas espirituales y de la mano de su Espíritu en nosotros, iniciar a caminar con toda determinación hasta lograr cada una de las metas propuestas. Lo demás vendrá por añadidura.  Oración.
"Señor, no quiero ser igual al hombre que era antes, quiero avanzar, agradarte, servirte con toda santidad y con todo amor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 3 de septiembre de 2019

NUESTRA NUEVA NATURALEZA


NUESTRA NUEVA NATURALEZA

"De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.", 2 Corintios 5:17
“y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,”, Colosenses 3:10
Nuestra nueva naturaleza implica una forma de vivir diferente, así como el pez no puede vivir fuera de su ambiente natural, como hijos de Dios y ciudadanos del cielo, no podemos vivir en plenitud si no vivimos en la dimensión de la fe, en la dimensión de la eternidad con base a su Palabra. Nuestra nueva naturaleza implica una nueva forma de vida, porque si pensamos y vivimos como el hombre sin Dios, seremos amargados y viviremos en confusión, estaremos cargando un peso que nos hará vivir en derrota y sin fruto, como dice el Salmo 73:15-16: “Si dijera yo: Hablaré como ellos, he aquí, a la generación de tus hijos engañaría. Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí".
Por esto, nuestra forma de pensar debe cambiar radicalmente, porque si seguimos pensando cómo piensa el mundo, estamos en el lugar equivocado, si amamos más al mundo que a Dios, el amor de Cristo no permanecerá en nosotros, como dice 1 Juan 2:16: “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”.
Esta nueva dimensión implica aceptar nuestra nueva naturaleza en Cristo y vivir conforme a ella, además viviendo por fe y no por vista, “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:18).
Hermano, como cristianos, herederos de tantas promesas y bendiciones, tenemos que vivir según lo que hemos recibido, persuadidos y atentos de cuál es la voluntad de Dios, aprovechando cada día, porque los tiempos en que vivimos ameritan que los hijos de Dios se manifiesten en amor y justicia; que su fe, compromiso y entrega a Jesús sea conocida en todas las naciones, iniciando por nuestra familia. Oración.
"Gracias Padre porque Cristo es mi Señor, y en Él tú me has dado vida en abundancia, para que sea manifiesto tu amor a través de mi vida, dame el entendimiento y la fortaleza para vivir por fe, guiado por tu Espíritu, en obediencia a tu Palabra. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 2 de septiembre de 2019

RENUNCIA.


RENUNCIA. "El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro
en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.", Mateo 19:20-22
“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.”, Apocalipsis 3:17-18
El "oro refinado en fuego" es nuestra fe probada (1 Pedro 1:7 ) y renovada en las circunstancias difíciles de la vida, como cuando debemos tomar la decisión radical de estar con Cristo o con el mundo (una sociedad actual sin valores y sin principios bíblicos).
Podemos vivir sintiéndonos cómodos con casa, carro, cosas, títulos y considerarnos “ricos” o que no nos falta nada, pero si no hemos renunciado al mundo, a nosotros mismos, si no estamos dispuestos a morir por causa de Cristo, somos pobres.
Necesitamos renunciar a nuestra vieja naturaleza, renunciar a que nuestros deseos y planes particulares estén por encima o fuera de la voluntad de Dios, y tener por lo tanto una perspectiva diferente de la vida, la que nos da la Palabra de Dios.
Esto no quiere decir que renunciemos a nuestro trabajo, o las cosas que Dios nos ha puesto en administración en su amor, sino que no las coloquemos por encima de la voluntad del Padre; que nuestro corazón no esté en las cosas, sino en el dador y proveedor de toda bendición (Santiago 1:17) y que las administremos de tal forma que sirvan a los propósitos de Dios y no a nuestros deseos egoístas. Nuestra relación con Dios debe estar en primer lugar y esta relación es diaria, mediante la Palabra de Dios, la oración y manifestada en el amor.
Escribamos por lo tanto una carta de renuncia espiritual al pecado, a nuestra pasada vana manera de vivir, a pensar como pensábamos antes, a vivir una vida por vista y no por fe; reflexionemos sobre las cosas de nuestro pasado que debemos renunciar, aquellas cosas que están causando pérdida de tiempo o vida y que no cumplen el propósito que Dios anhela que vivamos; reflexionemos en aquello en lo que fijamos nuestra atención, porque donde tengamos nuestros pensamientos, emociones y voluntad, allí estará y será nuestro tesoro (Mateo 6:21). Podemos escoger un tesoro momentáneo o un tesoro eterno. 
Oración.
"Señor, guíame a considerar mis días y todo lo que hago, las cosas que anhelo y las cosas que administro, el objetivo y las metas que persigue mi corazón, las cosas eternas o las cosas temporales; ayúdame a vivir para ti, para servirte, honrarte y para que sea evidente tu gracia en mí. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 1 de septiembre de 2019

LA CRUZ



LA CRUZ
“Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”, Marcos 8:34
“quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”, 1 Pedro 2:24
La crucifixión era un sistema de ejecución romano para esclavos, rebeldes y delincuentes; para el pueblo judío aquel que fuera colgado en una cruz era considerado bajo maldición (Deuteronomio 21:23). Era un sistema de muerte lento y agobiante, el cual sufrió nuestro Señor Jesús por nosotros para el perdón de nuestros pecados.
Para los cristianos, la cruz es símbolo de renuncia al pecado, es el momento exacto donde abandonamos la vieja forma de vivir, donde morimos juntamente con Cristo para poder resucitar con Él. Como dice en Romanos 6:6 "sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado".
Cuando tomamos la cruz, estamos renunciando a nosotros mismos, a hacer lo que agrada a sí mismo para hacer lo que agrada a Dios (Romanos 15:1-3).
Si bien hay un momento, el más importante de nuestra vida, en donde por medio de la fe en Cristo somos hechos nuevas creaciones, tomar la cruz es algo que hacemos día a día (Lucas 9:23) cuando renunciamos a nuestros propios deseos, e implica una respuesta de nuestra voluntad, una decisión diaria de seguir a Cristo, por encima de todo lo demás (Mateo 19:16-26).
La cruz no es un símbolo místico que debamos llevar colgado, es algo espiritual que hacemos a diario con nosotros mismos, dejando atrás las cosas del mundo, viviendo de manera prudente, justa y piadosa, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, aguardando nuestra esperanza sólo en Cristo (Tito 2:12-13).
¿Vivimos para nosotros mismos o para agradar a Dios? ¿A qué cosas en nuestra vida no hemos renunciado y nos siguen esclavizando? Hay que llevarlas de inmediato a la cruz.  Oración.
"Padre, hoy llevo a la cruz todo aquello que me mantiene esclavo: mi egoísmo, toda mentira y todo orgullo. Cada día quiero llevar a la cruz aquello que no te agrade, muéstrame todo en lo que no te obedezca y guíame para vivir sólo para ti te lo pido en el nombre de Jesucristo Tu Hijo Amen.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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