“
Necesitamos ser coherentes con las enseñanzas de la Palabra
de Dios; nuestro Señor Jesucristo así lo enseña.
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de
los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”
Mateo 7:21
Descubrimos que, ante tal exhortación, somos incapaces de ser
coherentes; descubrimos que en nuestras fuerzas no podemos, aunque queramos.
Descubrimos que, al venir la prueba o la tentación,
inmediatamente sucumbimos y anteponemos nuestros criterios sobre la Palabra de
Dios.
Descubrimos que cuando más “elevados” “fuertes” y “seguros”
nos sentimos en nuestras fuerzas, más rápido caemos estrepitosamente.
Descubrimos que necesitamos del “poder transformador” de Dios
que nos impulse para proceder con espontaneidad ante las demandas divinas;
necesitamos en todo momento el poder transformador del Espíritu Santo.
Descubrimos que deseamos con todo el corazón permanecer
fieles a la voluntad de Dios, pero nos traiciona nuestra carne; somos incapaces
en nuestras fuerzas para lograrlo.
Descubrimos que las consecuencias de nuestras malas acciones
nos conducen hacia situaciones indeseables y dolorosas.
Descubrimos que perdemos la paz interior por no vivir
conectados con los lineamientos que Jesucristo nos da en su Palabra.
Descubrimos al final de cada día la desilusión y la
frustración de no haber procedido íntegramente como nuestro Señor Jesucristo lo
demanda.
Por tal razón, es importante tener en cuenta el consejo bíblico
que nos dice...
“Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga”
1 corintios 10:12
Vivimos en un “riesgo de caída” a cada instante, hemos de
reconocerlo ante Dios, y ante nosotros mismos.
¿Cómo no caer?
La respuesta de Dios a continuación. Efesios 6:
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu
a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
Mateo 26:41. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto
para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último
de la tierra”
Hechos 13:47.
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