sábado, 5 de mayo de 2018

El poder de la obediencia


El poder de la obediencia
Romanos 5:19 nos enseña que nuestras elecciones en cuanto a obedecer o no obedecer no sólo nos afectan a nosotros, sino también a muchas otras personas, Vemos un ejemplo en las Escrituras cuando los israelitas experimentaron el fruto de la desobediencia luego de su éxodo de Egipto. Si hubieran obedecido a Dios diligentemente, ¡cuánto mejores hubiesen sido sus vidas! (vea Hebreos 3:8-11). Muchos de ellos y sus hijos murieron en el desierto, porque no se sometieron a Dios. Sus hijos fueron afectados por sus decisiones, y así sucede con los nuestros.




Su decisión de obedecer a Dios afecta también a los demás, y cuando decide desobedecer a Dios, eso también afecta a otros. Usted puede escoger desobedecer a Dios y permanecer en el desierto, pero, por favor, tenga en cuenta que si ya tiene hijos o si alguna vez quiere tenerlos, sus decisiones los mantendrán a ellos también en el desierto. Ellos pueden llegar a arreglárselas para salir de allí cuando crezcan, pero puedo asegurarle que pagarán un precio por su desobediencia.


La obediencia es una elección a largo plazo; cierra la puerta del infierno y abre las ventanas del cielo, y tiene el poder de afectar a muchas personas. Sólo piense en esto: Por la disposición de Jesús a ser obediente, incontable multitud de personas serán llevadas a la reconciliación con Dios.


Su vida de hoy podría estar mejor si en el pasado hubiera obedecido a Dios. Si hay un ciclo de desobediencia en su familia o entre sus amigos, ¿por qué no lo rompe negándose a ser desobediente? Dígale a Dios que quiere obedecerlo y pídale que lo ayude. De esa manera, ¡usted y sus hijos se prepararán para recibir grandes bendiciones!  Romanos 1:5 y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la OBEDIENCIA a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;  Romanos 5:19 Porque así como por la desobediencia de un hombre Adán los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la OBEDIENCIA de uno, CRISTO los muchos serán constituidos justos.

viernes, 4 de mayo de 2018

Aprendiendo de Ester


Aprendiendo de Ester
“…SI PEREZCO, QUE PEREZCA” (Ester 4:16b)
Ester nació como una esclava en la cautividad. A causa de su belleza, un rey pagano la tomó como su esposa. ¡Hablando de sentirte fuera de lugar! Pero ningún sitio lo es cuando estás en el lugar de Dios. Cuando Amán conspiró para tener a todos los judíos exterminados (lee Ester 3), Ester fue asignada de antemano por el Señor para salvarlos. Ella descubrió el propósito de su vida cuando su tío Mardoqueo dijo: “¿…quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (4:14b)¿Y cuál era su respuesta? Escucha: “…entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca”. Así que, ¿qué es lo que podemos aprender de Ester?

(1) A veces no entenderás el “cronometro” de Dios o su plan para tu vida.
Pero simplemente porque no comprendes el plan del Señor ahora mismo, eso no significa que Él no se preocupe, o no lo tenga. Búscalo. Él te lo revelará paso a paso.

Ester reina biblia.
La Reina Ester

(2) Cuando descubres el plan de Dios para tu vida, te sientes fortalecido.
Bien seas una “esclava” o una “reina”, cuando sabes que el Señor te ha llamado, esto te permite vencer cada obstáculo en el momento que se presenta.

(3) Es más fácil arriesgarte cuando sabes que Dios está en control.
Cuando Ester dijo: “…si perezco, que perezca”, no estaba siendo una fatalista; sencillamente se estaba poniendo en las manos del Señor, sabiendo que hasta la misma muerte puede ser afrontada con seguridad cuando confías en Dios. Sabes, el Señor no sólo tiene un lugar para ti aquí en la Tierra, también tiene uno preparado en el Cielo. Y por lo tanto, no puedes perder, ¿verdad? Si así es. Cuando Dios está en el asunto no ay demonio que destruya a su Pueblo
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jueves, 3 de mayo de 2018

El amor de Dios


 El amor de Dios, el amor Incondicional
Sabe Nosotros amamos porque Dios nos ama
“Nosotros amamos porque Él nos amó primero.” (1 Juan 4:19

Hemos sido creados a imagen de Dios para hacer dos cosas en la Tierra: Aprender a amar a Dios y aprender a amar a otras personas. Eso es todo sobre el amor en la vida.

Pero todo el amor empezó con Dios. Él nos ha amado primero, y eso nos da la capacidad de amar a los demás (1 Juan 4:19). La única razón por la cual usted puede amar a Dios y a los demás está el amor, porque Dios te amó primero. Y mostró todo su amor al enviar a Jesucristo a la Tierra para morir por ti y por mí. Demostró el amor por ti en la creación. Demostró su amor por todo lo que tenemos en la vida, todo es un regalo del amor de Dios.

Con el fin de amar a los demás y llegar a ser personas amantes, primero tenemos que entender y sentir lo mucho que Dios nos ama. No queremos hablar sólo de amor, leer sobre el amor, o conversar sobre el amor, tenemos que experimentar el amor de Dios.

Tenemos que llegar al día en el que, finalmente, comprendamos plenamente cómo Dios nos ama completamente y sin condiciones. Tenemos que estar seguros en la verdad que no podemos hacer que Dios deje de amarnos.

Una vez que estemos seguros en el interior del amor incondicional de Dios, vamos apartarnos de la gente problemática. No nos vamos a molestar como antes, seremos mejores.

Durante en este tiempo que vivimos piensen en lo siguiente:

¿Quién necesita más paciencia que tú?
¿Quién necesita más tiempo de ti?
¿A quién necesitas perdonar?
¿Quién más necesita de su misericordia y gracia?

¿Qué vas a hacer acerca de todas estas cosas durante este tiempo de amor de Cristo?

Sabe Nosotros amamos porque Dios nos ama

miércoles, 2 de mayo de 2018

Efesios 4.14-16


Efesios 4.14-16

Como creyentes, debemos hacer todo lo posible para parecernos cada vez más a Dios (Ef 4.15). Cuando Él es el Señor de nuestra vida, es necesario que demostremos ciertas características. He recopilado un breve inventario de referencias espirituales para ayudarle a evaluar su progreso. Pero recuerde, solo la Biblia puede indicarle la magnitud de su crecimiento.

Sabemos que estamos creciendo cuando nos volvemos más conscientes de nuestra pecaminosidad y debilidad. Al estudiar la vida de los primeros cristianos, es obvio que ellos no “mejoraron” con la edad ni con la madurez espiritual. Por el contrario, se hicieron más dependientes del Señor. Lo cual quiere decir que crecemos espiritualmente cuando respondemos al pecado con arrepentimiento. Negarse a enfrentar el pecado es rebeldía contra Dios. Los creyentes que crecen se alejan de lo malo y se apegan a lo recto. Si experimentamos las bendiciones de la dependencia y el arrepentimiento, nuestro deseo de obedecer se intensifica y la atracción al pecado disminuye.

El crecimiento se caracteriza por el aumento tanto de gozo como de lucha. La fe se desarrolla por medio de las dificultades, porque gozar de confianza en medio de sufrimiento nos ayuda a lograrlo. Por tanto, maduraremos cuando juzguemos las pruebas y las tentaciones como oportunidades para crecer.

Pablo, David y Daniel demostraron que la adversidad puede ayudar a formar gigantes espirituales. Estos hombres reconocieron a Dios como el guardián de sus vidas. Maduramos cuando discernimos que todo lo que nos sucede viene del Señor, y por tanto, Él está obrando para nuestro bien (Ro 8.28). El crecimiento viene en la humildad que tengamos para reconocer que cuando somos guiados por la carne y no por El espíritu es imposible agradar a Dios.

martes, 1 de mayo de 2018

¿Qué significa “permanecer” en Cristo?


¿Qué significa “permanecer” en Cristo?
Jesús dio el significado de la frase “permanecer en Cristo” cuando se comparó a una vid y a los creyentes como sus sarmientos: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Juan 15:4). Ese retrato nos ilustra la unión vital que existe entre cristianos y Jesucristo.

La palabra “permaneced” básicamente quiere decir “quedarse”. Cada cristiano está inseparablemente enlazado a Cristo en todas las áreas de su vida. Nosotros dependemos de Él por la gracia y el poder para obedecer. Nos fijamos obedientemente en Su Palabra para instruirnos en cómo vivir.  Le ofrecemos nuestra profunda adoración y alabanza, y nos sometemos a Su autoridad sobre nuestras vidas. Los cristianos conocen a Jesucristo como la fuente y sustentador de sus vidas.

Permanecer en Cristo es evidencia de una salvación genuina. El apóstol Juan se refirió a esto cuando hablaba de profesantes quienes “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:19). Personas con fe genuina se quedarán—no se retirarán; no negarán a Cristo, ni abandonarán Su verdad. Jesús reiteró la importancia de permanecer como símbolo de fe verdadera cuando dijo, “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31). Muchos se han apartado de Cristo como el hijo prodigo han dejado de alimentarse de la Palabra de Dios. Espiritual mente se van consumiendo lenta mente. Pero llegara el día que tengan la necesidad de volver al Padre celestial y volverán a alimentarse de la Palabra con un hambre feroz para recuperar todo lo perdido. Y los que no vuelven es porque  no han sido nunca del cuerpo de Cristo. Porque las oraciones de los santos no caen bacías y Dios las tienen en cuenta.  

lunes, 30 de abril de 2018

Promesas benditas


Promesas benditas
Si andáis en mis preceptos y guardáis mis mandamientos, y los ponéis por obra, yo os enviaré las lluvias a su tiempo, y la tierra y el árbol del campo darán su fruto. (Levítico 26:3-4)               


¡Qué pasaje tan bello! ¡Qué bella colección de promesas! Cuando Él les pidió que guardaran Sus mandamientos, no se estaba refiriendo sólo a los diez mandamientos. Él sabía que la naturaleza humana caída, con su inherente tendencia a la autosuficiencia, nunca podría guardarlos. No sólo significaba los diez mandamientos, sino todas las provisiones para la redención que estaban proveídos con ellos: las ofrendas, los sacrificios, las purificaciones, las sanaciones, y todas las otras provisiones que apuntan a Jesucristo. En otras palabras: “Si caminas frente a mí”, dijo, “usando las provisiones que os he hecho disponibles para no pecar y no ser rebeldes en vuestro corazón, entonces las bendiciones serán vuestras”.

Las bendiciones son multiplicadas por seis. Hay un equivalente para cada uno de estas en la vida espiritual hoy. Dios significó esto materialmente para Su pueblo, pero también es una imagen de las bendiciones espirituales que son nuestras en nuestra vida hoy. Así que este pasaje tiene una aplicación directa para nosotros. La primera promesa es fecundidad. Dios dijo: “La tierra dará su fruto”. Tu vida será fructífera. Será una bendición a otros. Segundo, habrá un suministro completo: “Vuestra trilla alcanzará hasta la vendimia y la vendimia alcanzará hasta la siembra; comeréis vuestro pan hasta saciaros” (v. 5a). Tendréis todo lo que necesitáis; cada recurso os será proveído. Tercero, tendréis seguridad: “Yo daré paz en la tierra y dormiréis sin que haya quien os espante” (v. 6a). Ningún enemigo que venga en contra de vosotros os podrá oprimir o llevaros cautivos. Dios os protegerá. La cuarta bendición es aumento: “os haré crecer, os multiplicaré y afirmaré mi pacto con vosotros” (v. 9b). Vuestra vida afectará las vidas de otros. Encontraréis que el alcance de vuestra influencia se extenderá, llegando a dimensiones más grandes. Quinto, tendréis un sentido de la presencia divina de Dios, de comunión con el Dios vivo: “Andaré entre vosotros: seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo” (v. 12). Tendréis un sentido de comunión íntima con Dios. Todo esto está garantizado por el carácter de Dios, Aquel que liberó a Israel de la tierra de Egipto, Aquel que es capaz, en sexto lugar, de liberar y de exaltar, de hacer que el pueblo “ande erguido”, como deben andar y vivir los hombres y las mujeres. Ese es el tipo de Dios que es, y eso es lo que dice que hará.

Estas bendiciones encuentran su equivalente en nuestras propias vidas en términos de la efectividad espiritual y de la productividad que Dios producirá, si tomamos de la provisión que ha hecho para nosotros en Jesucristo y si tratamos honesta y abiertamente con Él. Eso es todo lo que Dios pide. No nos pide que seamos inmaculados; nos pide que seamos honestos. Nos pide que no nos engañemos a nosotros mismos, no intentar fingir, no presentar una cara falsa, una pared detrás de la cual nos escondemos, no ponernos una máscara que no es real, sino ser honestos y abiertos, y recurrir a los recursos que nos ha dado en Jesucristo.

Padre, gracias por Tu amor incesante y por todas las bendiciones que has proveído al permanecer yo en Jesucristo.