lunes, 14 de agosto de 2017

“Esto os mando: Que os améis unos a otros” (Juan 15:17).


“Esto os mando: Que os améis unos a otros” (Juan 15:17).



¿Cómo se siente practicar la clase de amor que Jesús describe? El apóstol Pablo nos ayuda, al mostrarnos qué pasa cuando no practicamos esta clase de amor. En su carta a los gálatas, Pablo presenta dos clases de pecado. Por un lado, él identifica los pecados graves, los que asociamos a conductas externas, tales como pecados sexuales o consumo de drogas. Pero él también presenta un segundo tipo de pecado, el pecado relacional, y nos muestra cómo es de mortal y destructivo. El pecado relacional afecta nuestra alma llevándola a profundidades que nunca habríamos imaginado. Esto tiene un horrible efecto no sólo en nuestro testimonio al mundo, sino también en las partes más profundas de nuestro ser y se propaga a los que nos rodean.  

Pablo trae esto a la luz en la iglesia de Corinto para señalar un problema muy evidente: Las divisiones entre ellos. “Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado de vosotros cual no queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes” (2 Corintios 12:20). Nota la palabra final en esta lista: desorden. Esta es una indicación de que el pecado relacional está actuando. 

Cada una de las cosas que Pablo menciona aquí, tiene que ver con fallar al amor, con el que Cristo amó. En estos términos, es fácil ver cómo el amor no puede ser tan sólo un gesto sentimental. Es una batalla que debe ser peleada y las armas que levamos son el perdón, la gracia, la misericordia y la justicia.

Uno de los conflictos de los Corintios tenía que ver con la enseñanza que ellos aceptaban. Algunos decían que sólo seguirían las instrucciones de Pedro, mientras que otros seguirían las de Pablo. Pablo tuvo que decirles: “No puedo tratarlos como a personas maduras mientras estén en esta condición. Es carnal. Están actuando por medio de su carne”.

La palabra griega que Pablo usa para “carne” indica la piel o el tejido graso del cuerpo. Pero por supuesto, Pablo está describiendo la condición de sus almas. Él está diciendo a los corintios que ellos están atrapados en una forma de vida esclavizada a las cosas terrenales en lugar de estar caminando en una vida llena del Espíritu.
Pero, como Jesús y Pablo señalaron, rehusarse a amar, aún al nivel más mundano de amor, tiene grandes consecuencias, llevando al dolor, a la alienación y al pesar. Las contiendas en las relaciones usualmente terminan afectando un gran círculo de amigos o familiares. Con el tiempo, se puede extender a una comunidad entera, como Pablo lo señaló entre los corintios. Amar como Jesús ama, incluso en lo que parezca sin importancia, no es una opción, sino una disciplina espiritual 

domingo, 13 de agosto de 2017

Hebreos 10:26-29


Hebreos 10:26-29

Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados. Sólo queda una terrible expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios. Cualquiera que rechazaba la ley de Moisés moría irremediablemente por el testimonio de dos o tres testigos. ¿Cuánto mayores castigos piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado, y que ha insultado al Espíritu de la gracia?

Proverbios 1:7 dice: el principio de la sabiduría es el temor a Jehová. No es casualidad que la sabiduría no se encuentra en el amor ni en la misericordia o la gracia sino exclusivamente en el temor a Jehová. He escuchado opiniones sobre lo que significa temer a Jehová y personalmente creo que lo podemos tomar literal. Debemos tener miedo a Jehová. El problema radica en no entender el miedo. Temer a algo no significa que estamos alejados de ello, sino que nuestras decisiones serán distintas y probablemente mejores basadas en ese temor. Por ejemplo: si temo a las alturas, tendré mayor cuidado al caminar por acantilados o conduciendo en carretera por montañas. No voy a dejar de vivir por ese temor, sino que tomaré precauciones y mis decisiones se verán afectadas por el mismo. Pues así es el temor a Jehová. No quiere decir que no vamos a hacer nada por temor a que nos caiga un rayo. Al contrario, vamos a tomar decisiones sabiendo que a nuestro Dios le es abominación el pecado y, por consecuencia, debemos mantenernos alejados de él. ¿Lo puedes entender mejor? Ahora vuelve a leer el pasaje. Si podemos parafrasearlo, a mi parecer diría: Con Dios no se juega. Uno no puede ir pensando que tiene comunión con Dios por atender a un evento los domingos. La comunión con Dios se demuestra a través de tus acciones. Tu vida debe tener congruencia entre lo que dice la biblia y lo que haces en tu día a día. De lo contrario, el pasaje de hoy te dice que estás jugando con fuego y te vas a quemar. Dios conoce tu corazón. Ve hasta lo más profundo de ti y no le puedes engañar. Tu pareja, tus seres queridos y los que te rodean pueden ser engañados. Dios no. Él sabe dónde estás parado y las intenciones de tu corazón. Si ya has conocido la verdad ¿qué esperas para reformar tu camino?

Si como sociedad hemos acordado que ciertos delitos se castiguen con cárcel, ¿qué castigo merece aquél que pisotea al Hijo de Dios? ¿Qué merece aquél que desprecia el amor que se ha derramado sobre él? ¿Qué merece aquél que da la espalda a la misericordia y gracia que le son ofrecidas? Ningún hombre ha establecido ese castigo sino Dios: la muerte y el infierno. No es una novela ni ciencia ficción. Al morir habrá juicio y de ahí iremos a la presencia del Padre si nuestro “abogado” fue Cristo o al infierno si le despreciamos en este mundo. Aunque no es fácil hablar del juicio de Dios, es necesario compartirlo pues la gente tiene que saberlo.

Señor: definitivamente no quiero estar jugando con fuego y te pido perdón por darte la espalda y no tomarte con la seriedad debida. Te pido perdones mis pecados y sobre todo que renueves mi mente y mi corazón pues quiero cambiar. No permitas que siga igual sino guía mis pasos conforme a tu voluntad. En Cristo Jesús. Amén. 

sábado, 12 de agosto de 2017

Salmos. 14.v1-7


Salmos. 14.v1-7

14.1-3 El verdadero ateo es o necio o malvado. Necio porque cierra los ojos a la evidencia de que Dios existe, o malvado porque no quiere someterse a las verdades de Dios. Nos volvemos ateos en la práctica cuando nos apoyamos en nosotros mismos más que en Dios. El necio mencionado aquí es alguien agresivamente perverso en lo que hace. Según la Biblia, se necesita ser muy necio para desafiar directamente a Dios.

14.3 Nadie es perfecto, excepto Dios. Todos somos culpables ante El (véase Rom_3:23) y necesitamos su perdón. No importa lo bien que nos desempeñemos ni lo mucho que logremos comparado con otros. Ninguno de nosotros puede jactarse de su bondad cuando se compara con los estándares de Dios. El no sólo espera que obedezcamos sus principios, sino que quiere además que le amemos con todo nuestro corazón. Sólo Jesucristo ha hecho eso de una manera perfecta. Todos somos insuficientes, por lo tanto debemos recurrir a Cristo para salvarnos (Rom_10:9-11). ¿Le ha pedido ya que lo salve?

14.3, 4 David aplica estas observaciones a sus enemigos, donde dice de los malvados "devoran a mi pueblo como si comiesen pan". "Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno". Como contraste, David dijo: "Tú has probado mi corazón[...] y nada inicuo hallaste" (17.3).

Hay una distinción muy clara entre aquellos que adoran a Dios y los que no quieren adorarlo. David adoraba a Dios y bajo su liderazgo Israel obedeció a Dios y prosperó. Varios cientos de años después, sin embargo, Israel se olvidó de Dios. Era muy difícil distinguir entre los seguidores de Dios y los que adoraban ídolos. Cuando Isaías llamó a Israel al arrepentimiento, él, al igual que David, habló de personas que se habían descarriado (Isa_53:6). Pero Isaías estaba hablando de los propios israelitas. Pablo citó el Salmo 14 en Rom_3:10-12. Generalizó aun más la imagen de la oveja descarriada, haciéndola extensiva a toda la gente. Toda la humanidad, judíos y gentiles por igual, se ha apartado de Dios.

14.5 Si Dios está "con la generación de los justos", entonces los que atacan a los seguidores de Dios pueden estar atacando a Dios. Hacerlo es totalmente fútil (véase 2.4, 5, 10-12). Por lo tanto, si bien podemos sentir que estamos perdiendo la batalla, no puede haber la menor duda de que nuestra victoria principal está en Dios. 

viernes, 11 de agosto de 2017

Espíritu Santo


Recordemos cómo uno llega a ser cristiano. Antes de que una persona pueda sentir la necesidad de Jesucristo como salvador, esa persona debe primero estar convencida de pecado. “Y cuando él [El Espíritu] venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8). El Espíritu Santo nos muestra nuestro pecado y nuestra necesidad de un Salvador. Eso es lo que todo creyente experimenta en su conversión a Cristo.   

Jesús también enseñó que la entrada al reino de Dios (“nacer de nuevo”) sólo puede ocurrir mediante la obra del Espíritu Santo: Jesús le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).

Es el Espíritu Santo trabajando dentro de nosotros lo que hace que nos volvamos de nuestro pecado y fijemos los ojos en Jesús. Aunque puede que nos veamos tentados a pensar que nosotros podemos crear ambientes emocionales para que esto suceda, la verdad es que este tipo de renacer o transformación sólo puede suceder a través de la obra del Espíritu Santo.

El apóstol Pablo enseñó que los creyentes son “templos del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19), y porque el Espíritu vive dentro de nosotros, eso nos hace diferentes al resto del mundo. Si el Espíritu Santo no vive dentro de una persona, ser miembro de una iglesia o cualquier otro esfuerzo sincero que haga esa persona por vivir una buena vida será inútil para hacer que sea cristiana. Sólo la verdadera fe en Jesucristo como Salvador, confirmada por el Espíritu Santo, nos hace una nueva criatura. El Espíritu que habita en cada creyente es solo otra manera de decir: “Cristo en nosotros”, porque la presencia del Espíritu Santo representa a Jesús.

Cuando Dios mira a la tierra, él no se enfoca en las etnias, y nunca reconoce las denominaciones religiosas. Él sólo ve dos tipos de personas: Sus hijos, que tienen al Espíritu viviendo dentro de ellos y los no creyentes que no lo tienen. Es así de sencillo. Hoy en día discutimos por posiciones doctrinales para validar nuestra fe, pero para la iglesia primitiva la definición era más simple. O somos templos o no lo somos. “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9). Hubiera sido imposible para los apóstoles considerar a alguien un verdadero creyente en Jesús sin el testimonio que le acompaña y la obra del Espíritu Santo. El Espíritu de Dios era crucial. 

jueves, 10 de agosto de 2017

Entrena tus sentidos espirituales


Entrena tus sentidos espirituales

"Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte" (Ezequiel 3:17).

La Biblia está repleta de escrituras y de historias que sostienen la importancia de velar y orar, y esto no es menos trascendente para los creyentes de hoy interesados en oír de Dios y alinearse con su voluntad. Ellos velan para no juzgar lo que ven con sus ojos naturales ni oír con sus oídos naturales. En cambio, dejan que el Espíritu Santo entrene sus sentidos espirituales para que puedan agudizarse y ser más precisos en todo lo que atañe al espíritu.

Declaración de hoy:

Padre, no pongo mi confianza en lo que veo. Pongo mi confianza en ti y en tu Palabra. Soy quien tú dices que soy, y puedo lograr lo que tú dices que puedo lograr. Dios todopoderoso, agudiza mi discernimiento espiritual para que pueda oírte claramente. Que la visión profética caiga hoy sobre mí. Coloca en mí la unción de Isacar para que sea entendido en los tiempos. Dame sabiduría y dirección. “Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma” (Salmos 143:8). Desarma los poderes malignos que operan para frustrar mi día, mis tareas y actividades. En el nombre de Jesús, amén. 

miércoles, 9 de agosto de 2017

VAYA TRAS QUIENES SIGUEN A CRISTO


VAYA TRAS QUIENES SIGUEN A CRISTO

Pablo estableció el patrón para nosotros. En estos tiempos de engaño, acusación y falso discernimiento, busquemos y acatemos a aquellos que caminan tras el modelo de Pablo. Discernamos la influencia de Jesús en aquellos nos lideran. Cuando claramente vemos al Señor, vayamos tras quienes siguen a Cristo. Muchos maestros pasaran por la vida de usted. Recuerde las advertencias de Pablo al buscar dirección en oración acerca de las enseñanzas de quienes podrían influir sobre su vida. Busque aquellos que están prosiguiendo al premio de alcanzar la semejanza a Cristo. Respecto a los otros, ore por ellos, párese junto a ellos, y, según sea guiado por el Señor, incluso congréguese en sus iglesias y aliéntelos en amor y oración. Pero si ellos no están yendo a donde usted lo hace, ¡no los siga! Pablo dijo: "Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que esta delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (v.13-14). ¿Qué fue lo que Pablo decidió "olvidar"? Él puso a un lado las heridas, perdonó las ofensas, y entregó en manos de Dios las desilusiones del ayer. Él prosiguió a la meta, al premio de poseer a Cristo. Pablo continuó en Filipenses: "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús" (Fil. 3:12). Nuevamente, estamos buscando el patrón que Dios busca para cada uno de nosotros. ¡Un cristiano maduro es alguien que vive en la búsqueda de Dios! Pablo no abrazó la muerte como una entidad en sí misma; él abrazó la muerte de Cristo, la cual es no solamente lamuerte del yo, sino también el triunfo del amor. Es esta entrega "a muerte por causa de Jesús" que permite que "la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal" (2 Cor. 4:11). Y todavía, conocer a Cristo significa también participar de Sus padecimientos mientras ponemos nuestras vidas por la redención de otros. Aquellos que padecen por Jesús, recuerden: la participación de Sus padecimientos es parte del conocerlo a Él. Hay una diferencia entre conocer una colección de verdades religiosas y realmente conocer a Cristo. La verdad está en conocer a Jesús; Él mismo es el camino, la verdad y la vida. Conocerlo es la vida eterna, y vivir en comunión con Él es participar del néctar del cielo. "A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la participación de Sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en Su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos" (v. 10-11). Amados, comenzamos este estudio con la advertencia de Pablo: "mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros " (v. 17). En el siguiente versículo, Dios revela el patrón que querremos imitar: Pablo se separa a sí mismo aun más de la ley mosaica, revelando que su búsqueda es "ser hallado en Él (Cristo), no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo (v. 9). Habiendo sido guardado de las consecuencias de la Ley, y habiendo recibido una nueva fuente de "justicia que es de Dios por la fe", Pablo es libre de ir en pos de su verdadero destino: ¡La semejanza a Cristo! Luego de presentar su notable linaje en los versículos 5 - 6, israelita de nacimiento; fariseo de acuerdo a la Ley, perseguidor de la Iglesia y de acuerdo a la definición de justicia de la Ley, irreprensible - Pablo renuncia luego a las cosas mismas que alcanzó o logró, diciendo: "Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como perdida por amor de Cristo" (v. 7). Para los maduros, ningún puesto u opinión de hombres puede reemplazar "la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús (nuestro) Señor". El más asombroso de los logros "lo tengo por basura para ganar (nosotros) a Cristo" (v. 8). Una cosa es ser capaz de discernir lo que es falso, pero de mucho más valor es conocer claramente el patrón de la verdad. Así, Pablo utiliza el capitulo tres de Filipenses para revelar la actitud de su corazón. Al hacerlo, nos da el patrón o modelo de lo que debemos buscar en un líder. La esencia de este error consistía en que la expiación de Cristo no era suficiente para la salvación; además era necesario guardar todo el conjunto de las leyes mosaicas para ser salvos. Hoy en día la gente continúa importando obligaciones religiosas a la experiencia de salvación. Al exponer y advertirnos contra la influencia de la "falsa circuncisión", Pablo estableció una protección contra la atadura de las exigencias legalistas a fin de recibir la salvación. Y mientras ciertamente el camino que lleva a la vida es angosto, el Camino es una Persona: Jesucristo. No llegamos a la meta por cumplir leyes sino al encomendarnos al cuidado de Cristo. La tercera advertencia fue dirigida contra la "falsa circuncisión" (Fil. 3:2). Estos eran los judíos cristianos que, cuando fueron salvados, trataron de hacer del cristianismo una extensión del judaísmo. Esta última enseñanza fue la más peligrosa, por cuanto parecía ser la más razonable. Parte de los esfuerzos de Pablo como apóstol era edificar una unidad Cristo-céntrica entre los cristianos. Sin embargo, los "malos obreros" estaban centrados en sÍ mismos antes que en Cristo. Antes de seguir a líder alguno, verdaderamente debemos ver la influencia de Cristo en crecimiento en el carácter de ese individuo. Busque escuchar a su pastor hablar, al menos ocasionalmente, de su visión de alcanzar la semejanza a Cristo. Busque evidencias de humildad; busque ver una carga por la oración, y ver cómo él cultiva la unidad con otras iglesias cristianas. Si su pastor o líder está creciendo en estos valores, entonces él está también creciendo en fiabilidad. Al procurar él seguir a Cristo, probablemente el fruto de su ministerio será saludable. Pablo no estaba diciendo, por supuesto, que se ignore completamente lo que está mal en las personas. Necesitamos discernimiento. Permítame decirlo lisa y llanamente: Hay serios errores doctrinales y pecados en la Iglesia moderna. Pero cuando usted observe un patrón de ira, buscadores de faltas en otras personas, cuando en ellos el punto de vista primario parece siempre negativo, cuidado. Recuerde, Jesús advirtió acerca de los fariseos quienes "confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros" (Lucas 18:9). Cuidado cuando su maestro debe con frecuencia menospreciar a otros para exaltarse a sí mismo. La Iglesia de hoy tiene personas parecidas, quienes andan buscando faltas, quienes incesantemente y en su propia justicia se alimentan de la basura de los fracasos de la condición humana. Pablo está diciendo: "Cuidado con aquellos que siempre tienen algo negativo para decir, quienes continuamente están juzgando o difamando a otros. Si usted los escucha, se volverá como ellos. Sus palabras le robaran la visión, lo dejaran sin alegría, y drenaran su energía". Al primer grupo Pablo identifica como "los perros". La frase "cuidado con el perro" nos es conocida aun hoy. Significa que aquí hay un animal perverso. La mayoría de los perros en los tiempos de Pablo eran carroñeros. Uno podía encontrar docenas de estos animales comiendo desperdicios en los basureros fuera de las ciudades. Pablo comenzó su discurso revelando tres tipos de falsos maestros. Él advirtió: "Cuidaos de los perros, cuidaos de los malos obreros, cuidaos de la falsa circuncisión" (Fil. 3:2). Estos tres tienen cada uno su homólogo moderno. El contexto dentro del cual escribió Pablo, describe su propia justicia antes de encontrar a Cristo y su posterior abandono radical de la confianza en la carne. Estudiaremos cuidadosamente estos versículos, porque en una época en la que el engaño va en aumento, no todos los que claman "verdad, verdad" están hablando en defensa de la conformidad a Jesús. El Apóstol Pablo enfrentó un grave problema en el primer siglo. Falsos maestros se habían introducido en la Iglesia. El Apóstol advirtió a los filipenses, y a nosotros por extensión, a reconocer las diferencias entre un verdadero hombre de Dios y un falso maestro o profeta. Sin ninguna pose de falsa humildad, Pablo declaró que tanto su visión y su actitud espiritual son ejemplos que nosotros debemos seguir. Él nos instruye en nuestras habilidades de discernimiento a que busquemos y "acatemos" a líderes quienes son ejemplo del eje del propósito de Dios, el cual es poseer la semejanza con Cristo. "Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros" -- Filipenses 3:17  

martes, 8 de agosto de 2017

Salmos. 11:v1-7


Salmos. 11:v1-7

11.1-4 David se vio forzado a huir para salvar su vida en varias ocasiones. Ser el rey ungido de Dios no lo hizo inmune a la injusticia y al odio de otros. Este salmo pudo haber sido escrito cuando David estaba siendo perseguido por el rey Saúl (1 Samuel 18-31), o durante los días de la rebelión de Absalón (2 Samuel 15-18). En ambas ocasiones, David huyó, pero no porque todo se hubiera perdido sino porque sabía que Dios tenía las riendas. Si bien evitó los problemas con sabiduría, no huyó de ellos por temor.

11.1-4 David parece estar hablando a aquellos que le aconsejan huir de sus enemigos. La fe de David contrastaba dramáticamente con el temor de sus consejeros. La fe en Dios nos impide perder la esperanza y nos ayuda a resistir el miedo. Los consejeros de David tenían miedo debido a que veían sólo circunstancias aterradoras y fundamentos que se desmoronaban. David estaba seguro y optimista porque sabía que Dios era más grande que cualquier cosa que sus enemigos pudieran llevar en su contra (7.10; 16.1; 31.2, 3).

11.4 Cuando se sacuden los fundamentos y usted desea esconderse, recuerde que Dios sigue llevando las riendas. Su poder no ha disminuido por el curso que hayan tomado los acontecimientos. Nada sucede sin su conocimiento ni su permiso. Cuando tenga ganas de salir huyendo, huya hacia Dios. El restaurará la justicia y la bondad en la tierra en su tiempo.

11.5 Dios no evita que los creyentes tengan circunstancias difíciles, sino que pone a prueba tanto al justo como al malvado. Para algunos, las pruebas de Dios se vuelven como fuego que refina, mientras que para otros, se vuelven un incinerador para destrucción. No haga caso omiso de las pruebas y los retos que surjan en su paso por la vida. Uselos como oportunidades de crecer.