domingo, 27 de abril de 2025

la voz de Jehová tu Dios

 


“y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.” Éxodo 15:26

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Isaías 53:4-5

La Escritura de manera literal, como en Éxodo 15:26 expone a Dios como nuestro sanador. A lo largo de toda la Biblia encontramos muchas y diferentes historias de personas que fueron sanadas de manera instantánea y milagrosa, desde lepras hasta resurrecciones (Números 12:9-16, 1 Reyes 17:17-24). Lo asombroso del tema es que hoy en día tales sanidades y milagros pueden seguir ocurriendo, pues las enfermedades no paran y el Dios sanador de años atrás sigue siendo poderoso y misericordioso con la presente humanidad.

Una historia que llama mucho la atención, y que es de ejemplo e ilustración para nosotros hoy, es la que se encuentra en Números 21:4-9, en ella podemos ver que el pueblo de Israel por murmurar contra Dios y su siervo Moisés fueron llenos de serpientes que los mordían provocándoles la muerte; sin embargo, arrepentidos luego, piden a Moisés que ore por ellos, y orando Moisés a Dios, el Señor le dice que se haga una serpiente ardiente y la ponga sobre un asta, de manera que cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, viviría.

Lo significativo de esta historia es que el Señor Jesús en su conversación con Nicodemo registrada en Juan 3:14-15 le dice “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” En efecto, Isaías 53:4-5 revela que Jesús en la cruz, llevó todas nuestras enfermedades, dolores, pecados y rebeliones.

Hermanos, no hay nada que impida que la misericordia y la gloria de Dios se vea manifestada en nuestra vida, sólo nos es necesario tener fe, para que orando y creyendo, nuestra sanidad por la llaga de Jesús, estemos viendo.  El Señor es nuestro Sanador

Oración.

«Gracias Señor, porque eres mi Sanador; eres el que perdona todos mis pecados y sana todas mis dolencias, el que me corona de favores y misericordias, el que sacia de bien mi boca de modo que me rejuvenezca como el águila. Padre, si no es tu voluntad sanarme de manera inmediata, te pido y desde ya te doy gracias por guiarme hacia el lugar y las personas que me ayudarán sabía y eficientemente con mis medicamentos y mi tratamiento; toda la gloria y la honra para ti, mi Dios, por Jesucristo mi Señor y Salvador, amén.

sábado, 26 de abril de 2025

El camino para ver la gracia de Dios

 


El camino para ver la gracia de Dios

“Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.” Éxodo 33:12-14

Hay caminos que se presentan como medios para conocer a Dios, por ejemplo, enseñanzas centradas en el pecado, la ley, las obras o la ira de Dios, pero realmente son doctrinas que cargan tanto moral y emocionalmente a las personas que finalmente terminan alejándolas de Él. En el devocional anterior vimos que el único camino para verdaderamente conocer a Dios es Jesucristo, y hoy conoceremos qué es en esencia lo que de Dios, Jesús nos lleva a conocer para acercarnos más a Él.

En la cita bíblica del día, vemos que Moisés le hace una petición especial a Dios, pues este le pide al Señor que le muestre el camino que le lleve a conocerle y hallar gracia en los ojos de Él, a lo que el Señor le responde que su presencia iría con él y le daría descanso. Y es exactamente a lo que Dios, a través de Jesús, nos quiere llevar, pues Él es el camino para conocerle personalmente y hallar su gracia para con nosotros; Juan 1:17-18 dice “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

Jesús en Mateo 11:28 nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Jesús, la presencia misma de Dios con nosotros y la sublime manifestación de su gracia, nos llama a ir a Él para encontrar descanso. Nuestra alma cansada y cargada con las frustraciones, las decepciones, la culpabilidad, el pecado, la preocupación, la ansiedad y tantas otras cargas, necesita ver y recibir la gracia de Dios que nos abraza, nos perdona, nos llena de paz, nos da seguridad y esperanza, pero sobre todo que nos dice que Él está y va con nosotros en todo momento y lugar, para proporcionarnos el descanso que tanto necesitamos. Hermanos, esa gracia es posible verla y recibirla cuando en fe nos acercamos a Dios por medio de Jesucristo para entregarle y confiarle todo lo que carga nuestra alma.   Oración.

«Padre, te agradezco por la gracia y la verdad que nos has provisto por medio de Jesucristo; hoy te pido con un anhelo grande y sincero, que seas tú cada día llevándome solo a Él, pues sé que en Él y por Él a ti te encontraré, y la gracia en tus ojos podre ver; gracias por el descanso y la libertad que por Él me permites disfrutar, amén.

viernes, 25 de abril de 2025

El camino para conocer a Dios


 

El camino para conocer a Dios

“Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,” Efesios 1:15-17

Conocer a Dios es un deseo o una curiosidad que casi todas las personas tienen, surgen cuestionamientos acerca de quién es Dios, cómo es Dios, quién creó a Dios, por qué permite que ocurran ciertas cosas, entre otras preguntas; y a lo largo de la historia se han visto diferentes métodos o formas que dicen llevar al conocimiento de Dios, pero que realmente solo han sido caminos engañosos: visiones, sueños, filosofía humana, rituales o legalismo son algunas de las más comunes.

El evangelio de Juan, en el capítulo catorce y versículo seis, tiene registrada una de las verdades más reveladoras y poderosas del evangelio, dice: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Son palabras del mismo Señor Jesucristo revelando de manera clara y contundente que solo por medio de Él es posible conocer a Dios. La Escritura en Hebreos 1:1-2 dice “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;”

Jesús es entonces por quien Dios ahora nos habla y quien así mismo nos ha dicho que Él es el único camino para conocer a Dios. Las palabras de Jesús, es decir, lo que Él nos habla, se encuentra de manera confiable, única y exclusivamente en la Biblia, Él dijo “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” Juan 5:39.

Así que, si tú en verdad tienes el anhelo de conocer a Dios o conocer más de Él, lo primero que debes hacer es pedirle en nombre de su Hijo Jesucristo, como dice la cita Bíblica del día, para que te dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, una vez hecho esto, con toda fe y esperanza en Él, puedes disponerte a leer o escuchar su Palabra.  Oración.

«Señor, gracias porque eres un Dios bueno y misericordioso; estás dispuesto para todo aquel que te quiera verdaderamente conocer; has sido justo y fiel al dejarnos tu Palabra para a ella acceder y por la fe en tu Hijo poderte conocer; hoy te pido que me lleves a ti alumbrando los ojos de mi entendimiento y dándome espíritu de sabiduría y de revelación en tu conocimiento, amén.

jueves, 24 de abril de 2025

Saliendo de la tentación

 


Saliendo de la tentación

“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” Santiago 1:13-15

Los cristianos, al igual que todo ser humano, somos de carne y hueso y estamos expuestos a las diferentes sensaciones, emociones y sentimientos que en nuestro cuerpo y alma se pueden experimentar, y es precisamente a través de esto que llegan las tentaciones a nuestra vida, porque hay deseos ilícitos, pensamientos impuros, sentimientos desbordados y conductas erradas, que si por algún motivo le damos cabida en nuestra vida, nos terminan llevando a caer en pecado.

Es por esto que, cuando se nos presente algún tipo de tentación que sea basada en algo que sabemos que no agrada a Dios, que no está bien o que no es correcto, no podemos de ninguna manera pensar que nos la ha enviado Dios y que entonces debe ser por algo bueno, que quizás el Señor quiere que experimentemos aquello que nos parece agradable, bueno o codiciable, puesto que, lo que realmente dice la Palabra, es que Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie, sino que cada uno de nosotros es arrastrado o atraído por sus propios deseos.

De manera que, queridos hermanos, no podemos ser ingenuos o insensatos en nuestra manera de pensar, sino que, cuando nos estemos sintiendo atraídos o seducidos por alguna cosa mala, debemos enseguida reaccionar entendiendo que es algo que no proviene de Dios, que no agrada a Dios y que no es para nuestro bien; y entonces, lo que sí debemos hacer en lugar de ceder a ello, es ir y entregárselo a Dios en la intimidad de la oración, pues la palabra de Dios en Hebreos 4:15 dice que Jesús puede compadecerse de nuestras debilidades por cuanto Él también fue tentado en todo, pero sin pecado; de modo que, confiadamente al trono de la gracia nos podemos acercar y por su misericordia y gracia, el oportuno socorro hallar, pues si de la tentación queremos salir, a Dios debemos ir, y a nuestro razonamiento renunciando para no terminar pecando.   Oración.

«Padre, tu palabra dice que no llega a nuestra vida una tentación que no sea humana, pero aun así, Tú estás ahí atento para que no seamos tentados más allá de lo que personalmente podemos resistir y, para darnos en la tentación, la salida; Padre bueno, gracias por tu fidelidad y tu oportuno socorro; gracias también por tu Palabra que me permite entender que ninguna incitación a hacer el mal proviene de ti, amén.

miércoles, 23 de abril de 2025

El poder de Dios

 


El poder de Dios

“Alabad a Jehová desde los cielos; Alabadle en las alturas. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos. Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados. Los hizo ser eternamente y para siempre; Les puso ley que no será quebrantada.” Salmo 148:1-6

Cuando mencionamos la palabra “poder”, seguramente nuestra mente lo relaciona con alguna fuerza, capacidad o autoridad especial, pues en la cotidianidad escuchamos de poderes económicos, políticos o sociales que justamente son ejecutados para determinar muchos aspectos en la sociedad, el territorio y demás; quizás también en algún momento hemos visto o escuchado en el cine o la televisión acerca de personajes superpoderosos, es decir, con fuerza o capacidades mucho mayores a las de cualquier ser humano.

En efecto, cuando la Biblia en el Antiguo testamento habla acerca de “poder”, se refiere a la capacidad para ejercer autoridad de forma efectiva, entonces, por su misma naturaleza, el máximo y verdadero poder es perteneciente solo a Dios; el Salmo 62:11 dice “Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder,” poder que podemos ver y corroborar esencial y contundentemente en dos aspectos, primero: la creación, el Salmo 148 exhorta a toda la creación, cielos, ángeles, ejércitos, sol, luna, estrellas, abismos, montes, collados, árboles, animales, pueblos de la tierra, jóvenes, ancianos y niños, a alabar el nombre de Dios, por cuanto Él mandó y fueron creados; y segundo: el mantenimiento del mundo, el Salmo 65:6-7, 9 dice “Tú, el que afirma los montes con su poder, Ceñido de valentía; El que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, Y el alboroto de las naciones.” “Visitas la tierra, y la riegas; En gran manera la enriqueces; Con el río de Dios, lleno de aguas, Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.”

Hermano, no hay poder, fuerza o autoridad superior a la de nuestro Dios, por eso cualquier situación, condición o relación en tu vida que se haya tornado difícil o imposible, no dudes en entregársela al único que tiene la capacidad para ejercer poder y autoridad de manera efectiva en todo y todos.  Oración.

«Poderoso, único y verdadero Dios, qué honor y qué privilegió me has dado por Jesucristo, de llamarte Padre y de acudir a ti en todo momento y lugar; sé que no hay nada imposible para ti y que siempre estás obrando; gracias por toda tu misericordia, gracia, amor y generosidad, bendito y alabado seas tú por los siglos de los siglos, amén.

martes, 22 de abril de 2025

Despojarnos

 


Despojarnos

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:5-11

La palabra de Dios en la cita bíblica del día nos está llamando a que en nosotros haya el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que, se despojó a sí mismo; despojarnos es entonces el principal llamado. Jesús, en su caso, se despojó de su divinidad, de su gloria, de su poder y todo atributo divino para venir a la tierra en condición de hombre y también de siervo, el cual, como continúa el texto, se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.

En nuestro caso, a lo que nos invita Dios, es a que nos despojemos de todo aquello que en nuestra humanidad podamos considerar valioso y que de alguna manera nos proporcione confianza o seguridad de nosotros mismos en nuestra obediencia al Señor; el apóstol Pablo lo manifiesta de la siguiente manera en Filipenses 3:4-7 “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.”

ntonces, el llamado del Señor es a que estimemos como pérdida cualquier logro, título u obra buena que hasta ahora en servicio a Él hayamos podido realizar, de manera que nuestra confianza y seguridad no esté en eso y menos en nuestros propios esfuerzos, sino que realmente y como nos lo menciona el Señor Jesús en Mateo 5:3 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Un completo sentir de pobreza y humildad de espíritu es lo que el Señor quiere de nosotros, una total dependencia de Él y de su Espíritu en todo momento, para que en su sabiduría y poder continuemos en este maravilloso caminar de obediencia y servicio a Él; “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Mateo 23:12.   Oración.

«Padre, que por tu Espíritu en mi corazón, hagas de mí esa persona mansa y humilde que tú quieres que yo sea; que sea yo menguando y Jesucristo creciendo en mi vida, que toda confianza o seguridad en mis logros, capacidades o talentos sea totalmente despojada y desarraigada de mi corazón, y que por el contrario, en todo momento y actividad dependa de ti y del poder de tu Santo Espíritu en mí, pues tuya es la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos, amén.

lunes, 21 de abril de 2025

Bendición y privilegio de la resurrección

 


Bendición y privilegio de la resurrección

“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” Lucas 24:45-49

La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, sin duda es un acontecimiento de gran victoria y gozo para la comunidad creyente, pues significa que el sacrificio realizado por el Señor sí fue agradable y aceptado delante de Dios, lo que nos permite entre otras cosas, tomar de manera personal con toda seguridad y confianza la palabra declarada en Salmos 32:1-2 que dice “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.” Bienaventurados somos hoy y todos los días de nuestra vida, los que creemos en Jesús como nuestro Señor y Salvador.

Ahora bien, junto con esta nueva libertad del pecado, la culpa, la condena y todo lo que nos mantenía atemorizados y esclavizados, ha llegado un nuevo propósito y sentido a nuestra vida, pues es el Señor por medio de su Palabra hablándonos hoy las palabras mencionadas después de su resurrección, que básicamente nos confirman que nuestro entendimiento ha sido abierto y hemos sido investidos de poder por medio del Espíritu Santo (Juan 14:26, 16:12-15, Hechos 1:8), lo que nos concede el enorme privilegio y bendición de compartir las buenas noticias de salvación a todo aquel que hoy todavía esté en oscuridad, derrota y condenación.

Hermanos, somos testigos del gran poder transformador que tiene el sublime amor de Dios manifestado en la obra de salvación, y somos conscientes de que es todo lo que necesitan nuestros semejantes para que sus vidas sean cambiadas, prosperadas y bendecidas; de manera que, vivamos cada día en el amor, poder y dirección del Espíritu Santo para que continuamente su fruto en nosotros podamos ver reflejado y compartiendo el mensaje de amor y salvación, el corazón de otros sea llenado.  Oración.

«Padre Celestial, en este día te queremos alabar por hacernos partícipes del gran gozo y privilegio que nos proporciona la resurrección de nuestro Señor y Salvador; gracias por levantarlo de la tumba y exaltarlo hasta lo más alto; hoy te pedimos que avives el fuego de tu Espíritu Santo en nosotros para que cada día por tu amor, poder y dirección seamos transformados y usados para bendecir la vida de otros, por la gracia de Jesucristo, amén.