sábado, 20 de agosto de 2022

También soy el discípulo amado

 


También soy el discípulo amado

“Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús”, Juan 13:23.

Jesús experimentaba a diario el amor de su Padre, Él sentía y sabía que era El Hijo amado, su Padre Dios se lo había expresado claramente cuando le dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” Mateo 3:17b.

Esto mismo que experimentó Jesús, la manifestación del amor de su Padre hacia Él, lo enseñó a sus discípulos, pues en todo momento les demostró cuánto los amaba, tanto con su vida, como con sus palabras y con sus actos, como lo declara en Juan 15:9 “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor”.

La experiencia del amor de Jesús en la vida de sus discípulos, los llevó a tener intimidad con Él, y esa intimidad los llevó a permanecer o corresponder a su amor, y el mejor ejemplo de cómo debemos corresponder a ese amor, nos lo muestra Juan, él se sentía amado y eso le permitía venir a su Maestro con tal confianza, que era capaz de recostarse al lado de Jesús.

Esta enseñanza de amor fue tan contundente en la vida de Juan, que después de ver el sacrificio de Jesús en la cruz por amor a él y a toda la humanidad y de ser testigo del triunfo del amor al presenciar la resurrección de su Maestro, pudo escribir, inspirado por el Espíritu Santo, refiriéndose a él mismo como el discípulo al cual Jesús amaba. Por eso, es necesario que hoy nosotros también tengamos esa revelación que viene por el Espíritu Santo y podamos decir al igual que Juan, que somos discípulos amados de Jesús.

Saber que somos amados por Jesús, es una verdad que debe llevarnos a tener confianza en nuestro Señor y Salvador, a tal punto que al igual que Juan podamos, con toda familiaridad, llegar a los brazos de nuestro Maestro y descansar en Él.  Oración.

«Padre Santo te pido que tu Santo Espíritu me revele por tu Palabra y tu Poder, cuanto me ama mi Maestro y Salvador Jesucristo, llévame a entender que yo también soy su discípulo amado, que esta verdad transforme mi vida y me permita corresponder a tu amor con tal familiaridad que siempre tenga la confianza para buscar tu regazo. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 19 de agosto de 2022

Caminar con el Maestro me transforma

 

Caminar con el Maestro me transforma


“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2.

“Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)” Juan 1:41-42.

El proceso del discipulado es un proceso de transformación del carácter del cristiano que se da a medida que pasamos tiempo con el Maestro, quien, al caminar junto a nosotros nos enseña las verdades y promesas que ya son nuestras gracias a su obra en la cruz. Estas verdades al ser escuchadas producen en nosotros fe, pues la fe viene por el oír y el oír la Palabra de Dios, lo cual genera que nuestra manera de pensar empiece a ser renovada con la ayuda del Espíritu Santo, lo cual permite que seamos transformados.

Pedro es un buen ejemplo de lo que ocurre durante el proceso de discipulado, su vida, una vida inestable, llena de altibajos, donde podía pasar de hacer afirmaciones tan certeras como que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, a negar que conocía a Jesús; fue transformada a una vida estable al caminar al lado del Maestro.

El significado del nombre de Simón, es pajita o junco, algo que da a entender inestabilidad, pero Pedro significa roca, algo fuerte que da la idea de estabilidad. Cuando Jesús le dice a Simón que será llamado Pedro, le está mostrando que él mismo va a ser transformado gracias a la obra de Cristo. Y efectivamente eso es lo que vemos en la vida de Pedro, una transformación, pues él llegó a convertirse en uno de los pilares de la iglesia primitiva, siendo un instrumento poderoso en la obra del Señor.

Si al igual que Pedro, cada uno de nosotros los creyentes, somos intencionales en buscar al Maestro para caminar junto a Él todos los días, lograremos experimentar la estabilidad y el equilibrio en nuestras vidas cristianas, y al igual que Pedro podremos ser utilizados como instrumentos poderosos en las manos de Dios, para ser pilares de su Iglesia y ejemplo y canales de su gran amor.  Oración.

«Señor Jesús, mi Maestro, hoy quiero caminar a tu lado, enséñame cómo vivir una vida cristiana plena y equilibrada, que tu Santo Espíritu me recuerde todas tus verdades y promesas y me ayude a ser un instrumento de amor en tus manos. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 18 de agosto de 2022

Ser discípulo para hacer discípulos

 


Ser discípulo para hacer discípulos

“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”, Juan 8:31 RVR1960

“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8 RVR1960

Si queremos crecer en nuestra vida espiritual, nosotros los creyentes debemos tener el propósito de enseñar a otros a ser discípulos, pero primero debemos aprender a ser nosotros mismos, discípulos. Para ser un discípulo se necesita conocer a Jesucristo, obedecer su palabra y apoyarse en la guía y poder del Espíritu Santo.

Claramente Jesús nos enseña en Juan 8:31 que, si queremos ser verdaderamente sus discípulos, debemos permanecer en su palabra; es decir, la obediencia es fundamental, pues esta es una cualidad que le permite al creyente experimentar las verdades de Dios en su vida, por lo que, obedecer es posible gracias a la obra de Cristo, porque al creer en Jesús somos hechos nuevas criaturas, creados en Él para buenas obras, y gracias al poder del Espíritu Santo, quien mora en cada creyente, tenemos todo lo necesario para, por amor, obedecer.

Precisamente Hechos 1:8 nos dice que el creyente recibe poder cuando viene sobre él el Espíritu Santo; esto ocurre en el momento de la conversión, cuando por fe se recibe al Señor Jesús como salvador personal. Este poder nos infunde aliento para ser testigos del amor de Cristo; y un testigo es alguien que presencia de primera mano algo, en nuestro caso, el amor del Maestro. El poder del Espíritu Santo nos lleva a ser discípulos de Cristo, pues nos impulsa a caminar junto a Jesús todos los días y eso nos permite conocer íntimamente a Jesús; de esta manera, aprendemos directamente de Él, lo cual nos cambia, pues al ser testigos de su amor, nuestra manera de pensar se renueva, lo que redunda en la transformación de nuestra manera de vivir.

Hoy pidámosle a Dios que, por medio de su Espíritu Santo, recibamos el poder para ser discípulos de Jesús y así luego podamos ser testigos de Él, haciendo discípulos en nuestros hogares, vecindarios y en el mundo entero.  Oración.

«Padre Dios, que tu Santo Espíritu me lleve a ser un verdadero discípulo y, con su poder, me lleve a ser testigo del amor de Cristo haciendo discípulos para ti. En el nombre de Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 17 de agosto de 2022

Hombres ordinarios con vidas extraordinarias

 

Hombres ordinarios con vidas extraordinarias


“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.” Mateo 4:18-20 RVR1960

“Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.” Hechos 4:13 RVR 1960

El Señor Jesucristo tenía en mente llevar a cabo el plan que su Padre le había encomendado, el cual consistía en la salvación de la humanidad por medio de su sacrificio en la cruz; pero, como sabía que esta salvación solo podía ser posible mediante la fe en Él y en su obra redentora, y que para ello sería necesario compartir el mensaje del evangelio, quiso pues contar con personas comunes y corrientes para que, por medio de ellos, su obra salvadora pudiera traspasar fronteras y épocas. Es por eso que, cuando caminaba junto al mar de Galilea, les hace un llamado particular a unos simples pescadores: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”. Hoy, el mismo Maestro de Galilea, sigue caminando junto a las orillas de este mundo agitado, buscando personas comunes y corrientes que, al igual que aquellos jóvenes hace más de dos mil años, sean capaces de seguirlo, para así ser convertidos en pescadores de hombres.

Si cada uno de nosotros, los creyentes, obedecemos el llamado de Jesús, podremos experimentar una transformación tal, que con el poder del Espíritu Santo también lograremos llevar a muchos a las redes del amor de Cristo, así como los primeros discípulos no dudaron en seguir a Cristo, y el resultado fue que, a pesar de tener vidas ordinarias, terminaron experimentando y viviendo vidas extraordinarias, a tal punto que las personas importantes y de poder de su época se maravillaban y reconocían que habían estado con Jesús.

Que hoy nuestro anhelo sea seguir a Jesús y convertirnos en pescadores de hombres; si lo hacemos, estemos seguros que llegaremos a vivir vidas extraordinarias a pesar de ser hombres ordinarios. Recordemos que ser pescadores de hombres se trata de continuar con el plan de salvación de Dios y al final las repercusiones serán de carácter eterno.  Oración.

«Señor Jesús, hoy quiero seguirte, hazme un pescador de hombres con tu amor y por el poder de tu Santo Espíritu; que cuando hable, lo haga de tal manera que las demás personas puedan llegar a conocerte y a rendir sus vidas a ti, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 16 de agosto de 2022

Abre los ojos de nuestro entendimiento

 


Abre los ojos de nuestro entendimiento

“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” Isaías 14:12-14

“alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”. Efesios 1:18

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”. Juan 16: 8-11

La falsa gloria y el orgullo que seduce a este mundo vienen de Satanás que lleva a los hombres a sobreestimarse a sí mismos, de tal manera que llegan a pensar que no necesitan de Dios, a independizarse de Él y a considerarse dioses. Como dice Romanos 1:21, 25 “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido……. ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que, al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”.

El hombre piensa así, coloca su voluntad por encima de la voluntad y el carácter de Dios y esto lo lleva al pecado. Podemos imaginarnos entonces al ser humano insignificante pero orgulloso en esta tierra, desobedeciendo abiertamente a Dios y haciendo lo que desea. Jesús dijo en Juan 16:9 “El pecado del mundo consiste en que el mundo se niega a creer en mí”. (NTV)

El Espíritu Santo fue quien abrió los ojos de nuestro entendimiento, para que nos alumbrara la luz de Cristo, nos mostró las mentiras del enemigo que trastornan a las naciones, con filosofías erróneas, expectativas falsas acerca de Dios, de la vida y mentiras acerca de nosotros; Él trae la verdad de Dios a nuestros corazones, para que conozcamos a Jesús como el Hijo de Dios, cambia nuestra visión espiritual para que veamos a Dios correctamente.

El ministerio presente del Espíritu Santo en el mundo es convencerlo de pecado, justicia y juicio, quiere producir evidencia a través del evangelio en los corazones de los hombres, para traerlos a esta convicción, para que puedan tomar una decisión frente a Dios, para que tengan fe y para que confíen en Jesucristo como su Señor y Salvador, que es nuestra justicia delante de Dios.

Es una experiencia hermosa y fructífera tener al Espíritu Santo como el maestro que nos enseñe, pidamos hoy que nos dé espíritu de sabiduría y revelación para un mayor conocimiento de Dios y pidamos por aquellos que todavía no creen en Jesús.  Oración.

«Señor Jesús, llena mi vida con la presencia de tu Espíritu para crecer cada día en el conocimiento de Dios. Hoy te pido por los perdidos, para que inundes de luz sus corazones y puedan verte como su única esperanza, derriba todas las fortalezas donde se esconden y quita el manto de mentiras en que están envueltos. Trae Espíritu Santo convicción de pecado, justicia y juicio, enséñales la verdad, desvanece todas las justificaciones que los apartan de ti y ten misericordia de ellos. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 15 de agosto de 2022

Los primeros discípulos

 


Los primeros discípulos

“El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima” Juan 1:35-39 RVR 1960.

La palabra discípulo significa seguidor, por eso podemos decir que un discípulo es alguien que sigue la vida y las enseñanzas de otra persona; en el contexto bíblico un discípulo es un aprendiz, un alumno que está aprendiendo de su maestro, en los tiempos de Jesús, los alumnos seguían a sus maestros y muchas enseñanzas eran dadas mientras ellos compartían al caminar juntos.

La porción bíblica del día de hoy nos muestra una escena particular, en la cual, dos de los discípulos de Juan el Bautista, es decir, sus alumnos, al oírlo hablar refiriéndose a Jesús como el Cordero de Dios, lo dejan a él y empiezan a caminar detrás de Jesús, y, cuando Jesús se da cuenta que lo están siguiendo les pregunta “¿Qué buscáis?”, a lo cual la respuesta dada es: Maestro, ¿dónde moras?, esta, es la actitud principal de un discípulo, querer seguir a su Maestro, esta actitud le permitirá aprender, pues estar al lado del Maestro le permite al alumno conocer de primera mano las enseñanzas que este tiene para transmitir.

Como vemos, los primeros discípulos de Jesús estaban interesados en seguirlo, por eso su curiosidad por saber dónde vivía el Maestro; esta cualidad de un discípulo, de seguir a su Maestro, trae consigo algo maravilloso, la invitación de Jesús para que conocieran dónde moraba, lo cual terminaría en una reunión privada e íntima en el lugar donde se quedaba el Maestro.

Si al igual que los primeros discípulos de Jesús, nosotros nos interesamos por seguir a Cristo de tal manera que sintamos anhelo y curiosidad por Él, entonces también podremos entrar en ese lugar privado, donde mora el Maestro, en nuestro corazón, para tener un encuentro íntimo, y ahí, de primera mano podremos aprender las enseñanzas del Maestro. Que hoy nuestro anhelo sea seguir a Cristo para convertirnos en sus discípulos.  Oración.

«Señor Jesús, quiero seguirte, ser un verdadero discípulo tuyo, que tu Santo Espíritu me lleve a seguirte y me impulse a caminar contigo diariamente para aprender directamente de ti, mi gran Maestro. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 14 de agosto de 2022

El Espíritu Santo también nos enseña

 

El Espíritu Santo también nos enseña


“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” Juan 16:13 RVR 1960.

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” Juan 14:26 RVR 1960.

La obra del Espíritu Santo en el creyente es maravillosa, pues Él mismo se encarga de guiarnos a toda la verdad, y para hacerlo, al igual que Jesucristo durante su vida en la tierra, no habla por su propia cuenta, sino que habla lo que oye de lo profundo de Dios como dice 1 Corintios 2:11 “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.”

Además, el Espíritu Santo nos enseña por su revelación todas las cosas, aun las que están por venir, pero también se encarga de recordarnos las grandes enseñanzas de Jesús, por eso vemos que el Espíritu Santo siempre nos está mostrando cuán grande es el amor de nuestro Salvador, llevándonos a la cruz, a la obra de Cristo, a su segunda venida.

Contar con la ayuda del Espíritu Santo es indispensable para nuestro crecimiento espiritual, por eso Jesús dice en Juan 16:7 “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”. Jesús sabía de la importancia del Espíritu Santo en la vida del creyente, por eso dice a sus discípulos que convenía que él se fuera, para poder enviarnos al Consolador, así que contemos con su ayuda a diario, pues EL ESPÍRITU SANTO TAMBIÉN NOS ENSEÑA, Él es nuestra compañía en todo momento, pues habita en nosotros, es ese amigo inseparable, y en cada situación podemos pedirle su consejo y dirección, Él está dispuesto a enseñarnos a corregirnos y a guiarnos. Tomemos hoy la decisión de ser más conscientes de su presencia en nuestras vidas, y pidamos a Él, que nos ayude con su enseñanza a convertirnos en fieles seguidores de Cristo.   Oración.

«Padre Dios, te pido en el nombre de tu Hijo Jesús, que tu Santo Espíritu me instruya y me recuerde todo lo que tu Hijo Jesús enseñó, pero también te pido que me guíe y ayude a convertirme en un fiel seguidor de Cristo, amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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